Ni es la primera vez, ni seguramente será la última que alguien abre las cerradas puertas garaje para descubrir que tras ellas se encuentra olvidado un automóvil con el polvo de los años acumulado sobre su carrocería y que pese a su destartalado y avejentado aspecto no es sino una joya de la industria automotriz. Esto es lo que recientemente ha pasado con una de las 254 unidades que se llegaron a producir del BMW 507, un atractivo roadster de los años 50 y predecesor directo del Z8 cuya venta en una subasta ha alcanzado la nada despreciable cifra de 2,4 millones de euros.
Tras la II Guerra Mundial, la venta de vehículos alemanes en los Estados Unidos cayo clamorosamente. Poco a poco fue recuperándose, pero aun así el sentimiento antialemán que la contienda había creado en el que es uno de los principales mercados de automoción del mundohacía difícil la distribución de las grandes marcas alemanas en territorio norteamericano.
Mercedes Benz, tanto con sus grandes berlinas como muy especialmente con los deportivos y coupés, fue de las primeras en superar las barreras impuestas por la guerra, pero a fabricantes como BMW les costó bastante más trabajo conseguirlo. A inicios de la década de los años 50, Max Hoffman era uno de los comerciales interesados en distribuir vehículos alemanes en territorio estadounidense. Como importador, Hoffman sugería a las sedes centrales de los fabricantes alemanes el tipo de vehículos que podrían despertar el interés de los ciudadanos americanos.
A mediados del año 53, Hoffman sugirió a Mercedes que presentaran un vehículo de tipo deportivo. En 1954, la marca de la estrella presentaba en el Salón de Nueva York el nuevo Mercedes 300 SL, el mítico “alas de gaviota”, obteniendo un atronador éxito. Poco después haría lo mismo con BMW. Hoffman sugirió el lanzamiento de un modelo roadster biplaza a la marca bávara y a finales de 1954, BMW daba a conocer en Nueva York el 507, un roadster biplaza para rivalizar directamente con el “Gullwing” de Mercedes Benz y que desde que se iniciara su producción en 1955 debería ayudar a impulsar las ventas de BMW en el mercado americano.
Las previsiones iniciales de BMW eran demasiado optimistas. Los dirigentes de la marca elaboraron un proyecto que contemplaba alcanzar unas ventas anuales en torno a las 2.000 unidades de un modelo de tales características cuyos costes de producción deberían permitir su venta por un precio en torno a los 5.000 dólares (unos 12.000 marcos alemanes) de la época. Por desgracia, aquellas previsiones iniciales estaban muy lejos de convertirse en realidad. Los ingenieros y diseñadores alemanes elaboraron un vehículo cuyos costos de producción prácticamente duplicaban los establecidos en las previsiones iniciales del proyecto. Aquellos 5.000 dólares se transformaron en 9.000 complicando sobremanera la viabilidad de mismo, lo que limito sobremanera la capacidad de producción del nuevo roadster.
De esta manera, cumplir con las previsiones iniciales de 2.000 unidades año resultó del todo imposible. Producir cada unidad resultaba especialmente caro, lo que forzó a reducir considerablemente los niveles de producción previstos hasta dejarlos prácticamente en unos niveles simbólicos que apenas representaron la construcción de 254 unidades entre los años 1956 y 1959. Esto provocó que, de entrada, el por entonces nuevo BMW 507 no resultara un coche especialmente accesible para el gran público, quedando únicamente como un vehículo altamente exclusivo y únicamente al alcance de grandes bolsillos, como los del cantante Elvis Presley, quien adquirió uno (chasis nº 70079)durante su estancia con el ejército americano en Alemania y que posteriormente se llevaría a los EE.UU. cuando retornó al país tras su servicio militar; o como el caso de la unidad (chasis Nº 70192) que le regalaron a Ursula Andress y que esta mantuvo en su poder durante 20 años.
Gracias a todo ello, el BMW 507 fue rápidamente considerado como un modelo tan exclusivo como reconocible en el mercado, razones por las cuales hoy día cuenta con una muy buena valoración en el mercado de los vehículos de Época, Clásicos y de Colección, donde cerca del 80 por ciento de las unidades que en su día se llegaron a producir se encuentra inmerso y sobreviven actualmente. De los cerca de 600.000 euros que el 507 costaba por término medio, hoy se venden unidades del modelo alemán por cifras que rondan los 2 millones de euros o que incluso alcanzan los 2,4 millones en subastas como la realizada por Bonhams en Nerwport (localidad a medio camino entre Boston y Nueva York) el pasado mes de octubre, cuando la unidad a la que nos referimos se puso a la venta. Valores que incluso llegan a superar a los de modelos como el citado MB 300 SL Roadster (W198 II) debido en buena parte a la escasez de unidades del 507 que finalmente llegaron a producirse en total: 254 desde noviembre de 1956 a marzo de 1959, y , de ellas, tan sólo 34 llegarían a venderse en los Estados Unidos).
El precio fue alcanzado por una unidad que en su día perteneció al piloto británico John Surtees, el único en toda la historia que ha sido capaz de lograr convertirse en Campeón del Mundo de Fórmula 1 y de Motociclismo en la categoría de los 500 cc. Aquel 507 de Surtees fue un regalo que el campeón recibió para celebrar la consecución de su primer título mundial por parte del conde Doménico Augusta, director de la marca MV Augusta de motocicletas con la que Surtees alcanzó el éxito en 1956.
El coche descubierto tenía la carrocería en buen estado, sin abolladuras ni daños de importancia ocasionados por el óxido y mantenía el acabado interior original que, aunque un poco descuidado, no mostraba roturas en ninguno de sus elementos originales ni ninguno de estos mostraba síntomas de haber sido objeto de restauración alguna durante todos los años transcurridos desde su primera matriculación.
El BMW 507 es un roadster biplaza de carrocería abierta con una única puerta en cada lado. El autor de su elegante diseño fue el conde Albrecht von Goërtz, quien diseño el modelo originalmente con la carrocería elaborada íntegramente en distintas piezas de aluminio que eran moldeadas y montadas a mano por los maestros artesanos de la marca. El uso del aluminio, junto con el de otros materiales de gran ligereza empleados en la época se hizo para conseguir obtener la mayor ligereza posible. Sólo la carrocería de cada unidad del modelo tardaba de 10 a 20 días en producirse.
El roadster alemán medía 4.380 mm de largo por 1.650 mm de ancho y 1.300 mm de alto. Contaba con una distancia entre ejes de 2.840 mm y una anchura de vías de 1.445 en el eje delantero y de 1.425 en el trasero. El peso en vacío del coche era de 1.340 kilos.
El chasis sobre el cual iba montada la carrocería estaba elaborado en caja con aceros de alta resistencia de la época. Este chasis era el mismo que BMW utilizaba en su modelo 503, solo que para su uso en el 507 era convenientemente acortado en 40 cm. La suspensión delantera era independiente, de las típicas de paralelogramo deformable con barras de torsión longitudinales y amortiguadores telescópicos, mientras que para la trasera los ingenieros de la marca bávara optaron por una de eje rígido y ruedas tiradas mediante barra Panhard con barras de torsión longitudinales y amortiguadores telescópicos igualmente. El 507 montaba un equipo de frenado compuesto por tambores en las cuatro ruedas.
Lo verdaderamente llamativo del roadster alemán era su nuevo motor gasolina de ocho cilindros montado en V abierta a 90° de 3.2 litros de capacidad (3168 cc), que iba ubicado en disposición delantera longitudinal. Esta mecánica tenía una compresión de 7.8:1 y unos cilindros de 82,0 x 75 mm de diámetro por carrera. Estaba refrigerado por agua y se alimentaba por aspiración natural mediante dos carburadores Zenith de doble cuerpo. Se trataba de un monoarbol con culata OHV de tan sólo dos válvulas por cilindro.
La mecánica era una versión potenciada del mismo bloque que BMW también utilizaba en su modelo 502 sedán. El aumento de potencia venía dado por un mayor aumento de la cilndrada que, en combinación con un peso más ligero del conjunto del vehículo y una adecuada relación peso potencia de 47 CV/litro le permitía entregar 150 CV de potencia máxima a 5.000 rpm y rendir 220 Nm de par máximo a partir de las 4.000 rpm.
El motor se comercializaba asociado a una transmisión manual de cuatro velocidades firmada por el especialista ZF que llevaba toda la fuerza motriz a las ruedas del eje trasero. Con este bloque, el rendimiento del BMW 507 sobre el asfalto era realmente impresionante para la época, alcanzando una velocidad máxima de 217 km/h con aceleraciones de 0 a 100 km/h en 8,8 segundos.
El BMW 507 marcó una época en la marca alemana y es el predecesor directo del Z8 que BMW comercializó a inicios del presente milenio, Las unidades disponibles en el mercado de vehículos de época, clásicos o de colección son bastante apreciadas, aunque no es habitual que se pongan con frecuencia a la venta. Esta es la razón por la cual en los últimos tiempos su apreciación ha ido en aumento, hasta alcanzar precios que rondan los 2.000.000 de euros, cuando hasta hace apenas unos años lo normal era encontrarlas por unos 600.000. La corta producción que tuvo el coche es una de las principales razones por las cuales sus unidades se cotizan al alza. El 80 por ciento de la misma sigue en activo, aunque como siempre sucede en este mercado, será su estado de conservación y también la historia y el mantenimiento de cada una de ellas el que dicte el veredicto final.
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