Es sabido entre todos los aficionados, que el BMW M1 fue el primer “BMW M” para producción, o al menos, para vías públicas. Su fabricación, bastante artesanal, no se puede tildar de producción en serie aunque por lo general, se acepte. Fue un coche bastante llamativo en su momento, un coche fuera de lo normal en el catálogo de BMW, que incluso hoy, si no fuera por los diferentes logotipos de BMW repartidos por la carrocería, podría pasar por el típico deportivo italiano de los años 70.
Y algo de italiano tiene, pues su diseñador fue Giorgeto Giugiaro y, al menos al principio, fue Lamborghini quien se encargó de su producción. Pero Lamborghini pronto salió de la ecuación por su incapacidad para cumplir con las exigencias de BMW, no en balde, la firma del toro no pasaba por sus mejores momentos en aquella época.
El proyecto del BMW M1 buscaba homologar la versión para competición, concretamente para los Grupos 4 y 5
No obstante, la sangre italiana sigue estando presente, pues el chasis tubular era obra de Marchesini y la carrocería, fabricada con material plástico reforzado con fibra de carbono, era responsabilidad de T.I.R. ItalDesign, de Giugiaro, era quien montaba todo esto y le añadía el equipamiento y todos los revestimientos interiores. Tras todo esto, el coche viajaba a Stuttgart para que Baur, una empresa dedicada a la fabricación de autobuses alemana, montara todo el apartado técnico y mecánico.
El proyecto del BMW M1, el “e26”, comenzó en 1976. Como muchos otros coches míticos, el objetivo era homologar la versión para competición, concretamente para los Grupos 4 y 5. Según la normativa de la época, si un fabricante quería competir en estas categorías, tenía que usar como base un coche de producción con una tirada de al menos 400 unidades en 24 meses consecutivos, tenía que tener al menos dos plazas y un aspecto exterior claramente semejante al modelo de producción.
Aquellas normativas que obligaban a usar como base modelos de producción, han sido culpables de la creación de algunos de los coches más geniales de todos los tiempos, como los propios BMW M3 e30 sin ir más lejos. De todas formas, el BMW M1 era un automóvil muy especial, tanto, que la marca no ha vuelto a tener nada similar en su catálogo. Ni siquiera el llamativo BMW i8 es comparable, sobre todo porque este, aunque espectacular en cuanto a diseño y tecnología, no era un modelo de homologación y no había intención de competir con él.
El motor era un seis cilindros en línea, una arquitectura que se ha convertido en seña de identidad de la marca. Con código interno M88 y 3,5 litros de cilindrada, tenía 280 CV y también se puede encontrar bajo el capó del BMW M635 CSi. Igualmente, sirvió de base para el bloque de cuatro cilindros del M3 e30.
“Suena raro, pero decidimos construir el M1 por una cuestión de costes. Para homologar el 3.0 CSL para competición, debías construir 1.000 unidades. Así que decidimos que era más económico construir un coche de carreras para la carretera. Entonces competíamos en Grupo 5 con los Series 3. Uno de calle costaba 35.000 marcos, y construir cada unidad de carreras salía por 750.000 marcos. En el caso del BMW M1, uno de calle costaba 100.000 marcos y el M1 de Grupo 4 ProCar costaba 150.000”. – Jochen Neerpasch, directivo de BMW y supervisor de la creación de la división M en los 70.
La vida comercial del BMW M1 no fue muy larga, de 1978 a 1981. Durante este tiempo, se fabricaron un total de 455 unidades. 399 de ellas para vías públicas, el resto, 56, para competición. Su cotización actual es altísima y una unidad en perfectísimo estado, puede llegar a rondar los 750.000 euros.
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