Durante la próxima década, tendremos que decir adiós a infinidad de modelos que se han convertido en míticos, mientras vemos como las marcas más punteras se convierten a la electricidad. Un futuro que, para muchos, supondrá el fin del coche tal y como lo conocemos, llevándose la pasión por estas máquinas muy lejos, casi borrándola del mapa. Evidentemente, no tiene por qué desaparecer esa pasión por los coches, solo estamos cambiando el tipo de motor (aunque las marcas lo aderezan por todo tipo de gadgets innecesarios), como ocurrió con los motores diésel. La pasión debería seguir intacta.
Sin embargo, cuesta pensar en que la pasión seguirá ahí cuando los coches eléctricos dominen las calles, sobre todo cuando su llegada hará desaparecer coches como el Audi TT. El coqueto coupé de Audi, el cual cuenta con casi 25 años de historia, dirá adiós al mercado en 2023 y no tendrá un sucesor. La firma alemana está enfrascada en la electrificación de su gama y está más interesada en vender SUV, así lo confirmó Oliver Hoffman, jefe técnico de Audi, en declaraciones a la publicación británica Autoexpress.
“Queremos agregar algunos coches muy emotivos a nuestra cartera y tenemos algunos conceptos realmente buenos. Pero un sucesor directo del TT no es la respuesta. No podemos simplemente decir ‘haremos el TT con motor eléctrico’. Hablando con franqueza, tener un TT con batería no es fácil de manejar. En cambio, nos preguntamos: ‘¿Cuáles son los coches emocionales adecuados para nosotros en Audi?’ No había demanda de un TT cuando lo lanzamos. Y eso es lo que queremos volver a hacer, sorprender a nuestros clientes. Estamos trabajando duro en este concepto y estoy muy contento de trabajar con Markus Duesmann [CEO de Audi]. Estamos presionando mucho y esperamos poder sorprender con eso”.
El Audi TT es uno de los coupés mejor valorados y con más seguidores de cuantos hay en el mercado, un éxito que ha logrado desde el mismo día de su lanzamiento. Pero los SUV y la electricidad no entienden de historia ni tampoco del pasado de las marcas. Para muchos, el Audi TT no es más que un coupé de tracción delantera sobre la base del Audi A3 (la misma que ha usado el SEAT León, el Volkswagen Golf o el Škoda Octavia, entre otros), pero este coche, en el fondo, es mucho más que un simple coupé, sirvió para que la firma de los aros recuperara su imagen deportiva, que fue perdiendo paulatinamente desde que dejó de fabricar el Audi quattro y también para confirmar, que la marca alemana se había ganado un puesto entre los fabricantes premium alemanes.
Obra de un reputado diseñador norteamericano
Audi estuvo coqueteando con el lanzamiento de un coupé en varias ocasiones, aunque apuntó demasiado alto para aquel momento. Primero probó suerte con el Audi Quattro Spyder, un deportivo que todavía hoy sigue siendo un acierto estético e incluso podría haber sido un enorme éxito. Pero era un modelo que no tenía pieza compartidas con otros productos de la marca, todo había sido creado ex profeso (a excepción del motor, que seguro os sonará: un V6 de 2.8 litros con 174 CV), como la carrocería de aluminio para reducir el peso, así que su producción fue rechazada por los altos costes que supondría.
El coqueto Audi TT, el cual cuenta con casi 25 años de historia, dirá adiós al mercado en 2023 y no tendrá un sucesor
La siguiente tentativa fue el Audi Avus Quattro, aunque en este caso se trataba más de un ejercicio de diseño que de un proyecto con intención de llegar a producción. Era un automóvil inspirado en los Auto Union Type C y estaba fabricado con aluminio y animado por el motor W12 6.0 con 509 CV, transmitidos a las cuatro ruedas a través un cambio manual de seis relaciones. Tenía ruedas traseras direccionales, podía alcanzar los 340 km/h y claramente, era un coche que hoy podría haberse medido con el mismo Audi R8, pero en un momento que no era el adecuado. Con el Avus Quattro, la firma estaba experimentando con la fabricación con aluminio y probando otras soluciones, como el sistema de filtrado de los gases de escape que sí acabó en los modelos de producción.
Para poder poner en producción un coupé que realmente fuera interesante y no fuera una ruina, había que bajar algunos escalones y pensar en algo más asequible, pero no por ello menos interesante. Con esta idea, en 1993, le encargaron a Freeman Thomas, un reputado diseñador norteamericano, el proyecto de crear un coupé sobre la plataforma PQ34, la misma que usaría el Audi A3 que se pondría a la venta en 1996. Al emplear la plataforma del A3, el coche sería más sencillo de llevar a producción y se podrían usar muchos elementos del banco de órganos de la marca, como los motores, las suspensiones o cosas similares. Es decir, se podía mantener la rentabilidad sin sacrificar el estilo, las prestaciones o la calidad.
Los primeros bocetos no tardaron en aparecer y el primer coche físico estuvo listo para ser presentado en el Salón de Frankfurt de 1995, en el mes de septiembre. El éxito fue arrollador y mirando el diseño del concept car que se mostró en Alemania, está claro que su paso a producción apenas necesitó cambios. Es uno de esos casos en los que un prototipo se muda a la línea de montaje casi sin cambios y no es un caso muy común. De todas formas, los más observadores habrán visto que hay sí que se modificó algo para su fabricación, pues el pilar B, tras la ventanilla, es muy grueso en el prototipo, pero para su fabricación se adelgazó y se añadió una pequeña ventanilla en su lugar para ofrecer una imagen más ligera a la vista y mejorar la luminosidad del habitáculo.
Del interior se encargó el diseñador Romulus Rost, cuya creación logró el premio al mejor diseño interior en el año 2000.
Audi TT pasa a la historia desde el primer momento
Finalmente, la comercialización del Audi TT comenzó en 1998 siendo uno de los modelos más aclamados ese mismo año. Sin embargo, pronto comenzaron a recibir críticas. Audi pensó que además de lucir como un deportivo, debía comportarse como un deportivo, además, el equipo de diseño impuso su criterio y exigió que la carrocería no llevara ningún tipo de elemento aerodinámico. Eso obligó a trabajar en los bajos del coche y buscar el apoyo aerodinámico necesario sin tener que recurrir a elementos que rompieran la línea del modelo.
También se trabajó para que el eje trasero fuera más reactivo, es decir, que no fuera la típica tracción delantera “marrón” y que se pudiera jugar con la zaga cuando el conductor quisiera divertirse. Se quiso hacer un auténtico deportivo y ese, aunque pueda parecer mentira, fue el problema. Los clientes que se decantaron por el TT no eran precisamente aficionados o usuarios con experiencia en conducción de coches deportivos, eran los típicos clientes de Audi que vieron un coche muy bonito y aparente y optaron por llevárselo a casa. Además, el medio sensacionalista alemán “Sterm”, publicó un artículo en el que denunciaba que el Audi TT se había visto envuelto en un total de ocho accidentes, cinco de ellos con víctimas mortales. Se afirmó que el Audi TT era inestable a altas velocidades y que tendía a derrapar en curvas cerradas tomadas a alta velocidad.
Se llegó tan lejos que el caso acabó en los tribunales, aunque Audi no podía esperar a que los jueces le dieran la razón (porque la tenían), pues los nefastos comentarios de los medios de comunicación comenzaron a notarse en las ventas y la imagen de la marca estaba en peligro. Este coche supuso un cambio en la marca que todavía hoy afecta a todos sus modelos y es que se modificó la puesta a punto para que una abuelita de 95 años pudiera conducir el coche sin verse en aprietos. Se convirtió en un coche subvirador, como lo son todos los Audi actuales. Se ablandaron los tarados de la suspensión trasera, se instaló la pequeña cola entre los pilotos y se modificó la programación del ESP. Todo para que el coche dejara de ser, precisamente, deportivo.
A finales de 1999 se llamaron a revisión a más de 37.000 unidades, todas ellas sometidas a los cambios mencionados. Y el coche se convirtió en un éxito de ventas, en un icono que marcó también el diseño y la imagen de marca de la propia Audi. Un coche que cumplirá 25 años en 2023, en el mismo momento que abandonará la línea de producción para decir adiós para siempre. ¿Será convertirá en un clásico de colección?. Es seguro que las versiones V6, los TT Le Mans o los RS serán objetos de colección… pero, ¿y el resto?.
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