Por todos los fans del motor es sabido que Bugatti es una marca de superdeportivos de lujo que está al alcance de muy pocos mortales. La empresa gala tuvo su origen en la región de la Alsacia y fue fundada por el empresario italiano, Ettore Bugatti, allá por 1909. Durante el período de entreguerras, Bugatti adquirió mucha fama en las carreras y en los automóviles de lujo de calle. Sin embargo, la muerte de Jean Bugatti en 1939 y la del fundador Ettore poco después de concluir la Segunda Guerra Mundial (1947), hizo que Bugatti quebrase a mediados de los 50 al no poder Roland Bugatti, el otro hijo de Ettore, hacerse cargo del negocio familiar al arruinarla por los gastos que conllevó el intento fallido de correr en F1 con el Type 251. El nombre Bugatti desapareció del mundo del motor, hasta que en los noventa tuvo dos resurrecciones: la fallida y la definitiva. Aprovechando en anuncio del nuevo y espectacular Bugatti Tourbillon, recopilaremos las dos resurrecciones de la marca, así como los modelos de calle más espectaculares fabricados en este Siglo XXI.
EL PRIMER RENACIMIENTO ITALIANO
Tras el cierre de la empresa original de Molsheim, el nombre de la marca Bugatti no se volvería a escuchar dentro del mundo de los automóviles hasta 1991. En ese año, el empresario italiano Romano Artioli, puso la primera semilla para darle al legendario apellido Bugatti una segunda vida. Artioli compró los derechos del nombre Bugatti y decidió instalar una nueva fábrica. Sin embargo, esta Bugatti no tenía nada que ver con la original en cuanto a la sede, ya que la fábrica original se encontraba en la localidad alsaciana de Molsheim, en Francia, mientras que la sede de esta nueva Bugatti estaría en Módena, Italia. Esta fue la primera vez en la historia que la marca Bugatti tendría la sede en el mismo país del que era originario su fundador, ya que Ettore Bugatti era natural de Milán, aunque nacionalizado francés más adelante. Con esta resurrección de la marca y la instalación de una nueva fábrica, ya solo faltaba producir el modelo que daría paso al inicio de un nuevo ciclo de la empresa. Ese modelo era el famoso EB110, que debía su código a su fundador: las letras representaban sus iniciales y el 110, el aniversario de su nacimiento (1881-1991). Este nuevo Bugatti era el coche deportivo más rápido de su época, pero el limitado presupuesto impidió a la nueva fábrica de Módena expandirse y tan solo cuatro años después, la empresa Bugatti volvió a declararse en quiebra y cesó sus operaciones.
RENACIMIENTO ALEMÁN. EL DEFINITIVO
Tras el primer intento fallido de resucitar a Bugatti, hubo un segundo intento en 1998 que sí resultó ser el definitivo. Aquí es cuando entra en juego el gran protagonista de nuestra historia, el Grupo Volkswagen. El gigante alemán, propietario de marcas como Bentley, Ducati, Audi, Porsche, Lamborghini, Skoda o SEAT, decidió hacerse con el control de Bugatti. En ese 1998 compró la marca a Romano Artioli. En esta ocasión, se decidió respetar la historia de la marca, y se creó una sede en Molsheim, que era el pueblo de Alsacia donde operó la fábrica original de Ettore Bugatti, un lugar que, como anécdota, era originalmente una fábrica de textil y que el empresario italiano rehabilitó como planta de automóviles.
Con la segunda resurrección por parte del Grupo Volkswagen y la creación de la fábrica de Molsheim, se creó también el primer modelo de esta nueva etapa de Bugatti. En el Salón del Automóvil de Ginebra del año 2002 se presentó el prototipo del que acabó convirtiéndose en el automóvil de calle más veloz del mundo, el Bugatti Veyron EB 16.4. Este vehículo debe su nombre a Pierre Veyron, piloto ganador de las 24 horas de Le Mans de 1939 a bordo de un Bugatti. Contaba con un motor de 8 L y la estratosférica cifra de 1001 CV y podía superar la barrera de los 400 km/h, como si un prototipo del Grupo C se tratase. Entro en producción en el 2005 y se produjo menos de 100 unidades al año. En el 2010, Bugatti lanzó una versión más bestia todavía, bautizada como Veyron Super Sport, que tenía el mismo motor W16, pero con 1200 CV y superando la barrera de los 430 km/h.
En el año 2016 se presentó el sucesor del Veyron, el Bugatti Chiron. Al igual que su predecesor, debía su nombre a un piloto célebre de Bugatti del período de entreguerras, el monegasco Louis Chiron, que había ganado con Bugatti el GP de Mónaco de 1931. Este coche se limitó a 500 unidades y contó también con versiones Super Sport. Con este modelo, se alcanzó los 1500 CV y la bestial cifra de 490 km/h, con la variante Super Sport 300+. Se dejó de producir en 2019.
Otro modelo es el Bugatti Divo, que debe su nombre a Albert Divo, piloto francés que ganó dos veces la Targa Florio con Bugatti en los años veinte. Este modelo se empezó a producir en 2019 y tenía tracción a las cuatro ruedas. Este modelo sigue comercializándose en la actualidad y llega a alcanzar los 380 km/h. El modelo cuesta 5.000.000. de euros, una cifra inalcanzable para muchos. El que sí que es inalcanzable es el Bugatti Bolide, un modelo que fue diseñado solo para la conducción en circuito, al estilo del Pagani Zonda R o del Ferrari FXX. La última novedad presentada por Bugatti es el Tourbillon, un modelo presentado en este 2024 que contará con 1.800 CV y que alcanzará los 445 km/h.
Como hemos podido ver, Bugatti es una marca que fue resucitada para recuperar parte de su esencia, pero ¿Qué pasa con su lado competitivo? ¿Veremos algún día de nuevo a Bugatti en Le Mans, le veremos entrar en la F1 alguna vez, o solo se limitará a los automóviles hyperdeportivos?
Recibe cada semana una selección de nuestros mejores artículos suscribiéndote a nuestra newsletter.