Las carreras de resistencia, en ocasiones, son un lugar ideal para la experimentación con conceptos y soluciones innovadoras. Es ahí donde hemos podido ver cosas como algunas creaciones de Chaparral, el Nissan Deltawing o el Rover-BRM con propulsión por turbina alimentada con gas. Coches que buscaban poner a prueba nuevas ideas y soluciones, tal y como hizo Mazda con el ya famoso 737B, el único automóvil con motor rotativo que ha ganado Le Mans y durante muchos años, la única marca japonesa en conquistar La Sarthe y sus 24 horas de competición.
El Cadillac Sixty-one Le Mans Race Car fue idea del magnífico Briggs Cunningham
Con el paso de los años las normas y los coches han ido evolucionando. Primero se competía casi con los mismos coches que se podían ver en las calles, luego con deportivos pensados para competición, pero aptos para la circulación por vías públicas y actualmente, con auténticos prototipos de aspecto espectacular. La prueba más importante del Campeonato de Resistencia, las 24 Horas de Le Mans, ha sido la elegida para estrenar muchas de estas raras creaciones, entre las que podemos destacar el Cadillac Sixty-one Roaster Le Mans Race Car, más conocido como “Cadillac Le Monstre”.
Esto de llamar monstruo a un coche por su cualidades estéticas no es sólo patrimonio de los italianos y el Alfa SZ, uno de los coches más peculiares pero, al mismo tiempo, más deseados de la firma italiana. En Francia también tienen su propio monstruo con ruedas, aunque su origen es completamente yankee y además, es totalmente particular pues no es un trabajo “oficial”. Es una de los apartados más pasionales de este campeonato, que los particulares puedan crear su coche y su equipo y correr en la mítica prueba francesa.
La aparición del “Le Monstre” en el asfalto de La Sarthe fue la respuesta a la acción del Automobile Club de l’Ouest (ACO), el organizador de las 24 Horas de La Mans, animando a los equipos estadounidenses a participar con sus coches. Una llamada que fue captada alto y claro por Briggs Cunningham, un multimillonario (parte de su fortuna la logró con los electrodomésticos) que estaba enamorado de los automóviles e incluso llegó a tener su propia marca, así como una enorme colección de deportivos, alguno de ellos creado ex profeso para él.
Cunningham tomó dos unidades del Cadillac Series 62 coupé y se puso a trabajar para llegar a La Sarthe con garantías. Una de las unidades se quedó casi de origen, sin apenas modificaciones más allá de las necesarias para poder rodar en circuito, como pueden ser las suspensiones, la jaula de seguridad o cosas similares. Sin embargo, la segunda unidad sí cambió radicalmente, tanto, que los aficionados franceses le apodaron “Le Monstre” nada más verlo. El monstruo que, por cierto, fue capaz de ganar a lo largo de la carrera 24 posiciones y de superar los 200 km/h en la famosa recta de Hunaudières.
El autor del nuevo diseño fue un ingeniero aeroespacial llamado Howard Weinman, quien trabajó con un túnel de viento para lograr que fuera un coche aerodinámicamente eficiente. El reglamento de aquel año, 1950, permitía que se realizaran toca clase de modificaciones siempre que el bastidor (conjunto de motor-transmisión, suspensiones y chasis) fuera el original. No obstante, Frick-Tappett Motors, en Long Island, Nueva York (Estados Unidos), se encargó de potenciar los frenos y de instalar un nuevo depósito de combustible.
La carrocería del monstruo yankee se realizó con paneles metálicos remachados, al más puro estilo aeronáutico de la guerra y escondía un bloque V8 de 5,4 litros con 160 CV a 3.800 rpm. Su velocidad máxima estaba cifrada en 210 km/h gracias a su nueva carrocería, pero a punto estuvo de no participar al haber sido muy modificado. Los técnicos de la carrera tardaron mucho tiempo en lograr comprobar que el chasis era el original.
Finalmente, no hizo una mala actuación en carrera, pues el monstruo logró acabar 11º, aunque podría haber sido un resultado mejor al tener que lidiar con una salida de pista que les costó 20 minutos y con una rotura de la caja de cambios, que les impedía usar la 1ª y la 2ª relación. Justo delante acabó el otro Cadillac, que no tuvo complicaciones reseñables durante toda la carrera.
Si quieres ver estos coches, actualmente están en las dependencias del Revs Institute for Automotive Research, como parte de la Collier Colection.
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