El Citroën Traction Avant es un modelo bastante conocido en España, pues durante muchos años fue la misma imagen del taxi. No son pocos los que conocen al modelo como Citroën 11 ligero, pero el Citroën 11 solo fue una versión del Traction Avant, que se dividía en Citroën 7 CV, Citroën 11 CV, Citroën 15 CV y Citroën 22 CV, aunque este en realidad fue un prototipo. También se le apoda como “Pato”, pero se trata de un apodo erróneo, pues el Citroën “Pato” era el Rosalie.
Pero más allá de todos estos rollos de nombres y apodos, el Citroën Traction Avanto, el Citroën Tracción Delantera, tiene una historia rica en versiones y anécdotas. En los años 30, la firma francesa estaba en pleno auge, era uno de los referentes en cuanto a tecnología e innovación y el Citroën 15 Six, la variante más poderosa de la gama Traction Avant, había recibido el interesante apodo de “Reina de la carretera” por su increíble comportamiento en carretera, acompañado de unas prestaciones muy respetables otorgadas por su motor de 2,8 litros y 77 CV.
El prestigio de Citroën en aquellos tiempos no era, ni por asomo, el que tiene actualmente. Citroën era un fabricante respetado y deseado, tanto, como para que la gente, los clientes en general, pidieran una versión descapotable del Traction Avant, concretamente, del 15 Six. De hecho, a comienzos de 1939, la marca tenía a un equipo de ingenieros inmersos en la creación de un descapotable y se sabe que ese mismo año se fabricaron un puñado de prototipos para pruebas en el circuito de Montlhéry.
La verdad es que no dio tiempo a mucho más, ya que poco después estalló la Segunda Guerra Mundial y envolvió en misterio los orígenes del Citroën Traction 15 Six Cabriolet, de hecho, se considera uno de los grandes misterios del automovilismo francés y ha sido objeto de muchos reportajes y análisis a lo largo de los años. Incluso, el historiador francés de la marca, Oliver Serres, dedicó cinco hojas de su libro “Citroën Traction, au phantéon de l’automobiles” a la gestación del modelo. Tambíen reconoce que solo sobrevivieron tres unidades de los pocos fabricados.
Se fabricaron siete carrocerías diferentes, de las cuales, solo tres se completaron antes de la contienda, unos hechos que fueron confirmados por André Louis, encargado de los pedidos especiales de Citroën en aquella época. Una de ellas fue entregada a la condesa de Portes –unidad perdida actualmente–, otra fue entregada al embajador francés en los Estados Unidos –igualmente desaparecida–, mientras que la tercera fue a manos de Anna Michelin – conocida como Madame Michelinla única que se conserva de las tres versiones primigenias–. Las otras cuatro, se guardaron en el sótano de la fábrica Quai de Javel en París.
Esas cuatro carrocerías se escondieron totalmente desmontadas, como se hacía en momentos de guerra, para poder esconder la tecnología y que no cayera en manos enemigas. No obstante, se desestimó la producción de más unidades por los diferentes problemas técnicos que surgieron durante el montaje de las mencionadas unidades.
Una de esas carrocerías se subastó en septiembre por la casa Aguttes, un ejemplar que fue recuperado durante la liberación de París para después, ser ensamblada y registrada por el Service de Mines en 1946 –así se muestra en su documentación–. Antes de dicha fecha no hay nada, y después, curiosamente, todo es un misterio, pues no hay registros de la vida temprana del coche, que reaparece en los registros en 1964, cuando lo adquirió Raoul Wander, director de los famosos productores de chocolate en polvo Ovomaltine.
La unidad es un claro ejemplo de la belleza y la exclusividad que podía alcanzar Citroën décadas atrás. Perfil estilizado y equilibrado, guardabarros envolventes pero sin excesos, con mesura y contención. Un interior con materiales agradables y elegantes; La última vez que Citroën hizo algo similar fue con el DS…
Raoul Wander fue propietario del coche durante dos años y luego pasó a manos de Denys Joannon, un famoso distribuidor y coleccionista de Citroën, quien lo equipó con el motor de un 15 Six D de la década de los 50 y quien lo repintó en el color burdeos que luce actualmente. Lo tuvo en su poder durante casi 50 años antes de venderlo en 2015 por más de 600.000 euros, lo que convirtió a esta unidad en el Citroën más caro del mundo.
El propio Wander afirmó que compró el coche a un miembro de la familia Michelin. Al parece, todavía quedan restos del color original, una tonalidad gris que, según parece, concuerda con las declaraciones de miembros de la familia Michelin, que dan fe de hacer usado un 15 Six Cabriolet de color gris en los años 50. Otro miembro de la familia Michelin afirma que tuvieron un Citroën 15 Six que fue repintado de rojo y vendido para ser reemplazado por un Lancia Flaminia.
No obstante, como detalle, merece la pena comentar que, de ser cierto que estuvo en manos de la familia Michelin, sería la segunda unidad que posee la dicha familia. Madame Michelin, como se ha comentado anteriormente, tuvo un ejemplar en su poder desde 1939, un coche que actualmente luce un color verde oscuro, pero del que hay fotografías de 1991 donde aparece el coche en color champán, o al menos uno muy similar.
Tenía el chasis 680959 y fue el primer ejemplar construido y tenía un color verde con interior en rojo “ciruela” –el aspecto actual, se implementó en una restauración y se cree que es el color original, del cual se encontraron rastros en algunas partes muy escondidas–.