¿Cuántas veces habremos pensado lo mismo? El Cizeta V16T se parece muchísimo al Lamborghini Diablo, aunque habría que aclarar que se parece en su parte frontal, pues el resto es completamente diferente. Eso sin contar con los cuatro faros retráctiles, claro. No obstante, lo verdaderamente justo sería pensar, que el Diablo se parece al V16T, ya que llegó algún tiempo después y, según dicen las malas lenguas, fue una “copia” del diseño del Cizeta V16T.
A mediados de los años 80, Lamborghini estaba desarrollando el reemplazo para el Countach, un coche que había roto todos los moldes, llevando a producción la máxima expresión del diseño “Wedge Design”, una silueta que acabaría marcando el devenir de todos los coches salidos de Sant’Agata. Incluso el Lamborghini Urus está influenciado por el Countach hasta cierto punto.
El Cizeta V16T montaba un sorprendente V16 con seis litros de cubicaje, 64 válvulas y una potencia de 540 CV
El Lamborghini Countach había sido obra de Marcello Gandini, como también lo fue uno de los coches más importantes de la historia y de la propia Lamborghini: el Miura. Aprovechando la tesitura y sus anteriores trabajos, el diseñador italiano presentó una propuesta para el Diablo, que no llegó en buen momento. La firma italiana no estaba en su mejor momento y los hermanos Minram, propietarios de la marca por entonces, la vendieron al grupo americano Chrysler. Este hecho desdibujó el futuro del Diablo y echó por tierra las aspiraciones de Gandini.
Los nuevos responsables rechazaron la propuesta del diseñador italiano, argumentando que era un diseño demasiado llamativo para el mercado estadounidense y necesitaban ofrecer algo menos arriesgado para asegurar el regreso de la inversión y con ello, el futuro de la marca. A Gandini no le gustó el resultado, obviamente, y mucho menos cuando se presentó el Lamborghini Diablo, proyectado por el Chrysler Styling Center, situado en Detroit, cuyo diseño era muy similar al suyo. No podemos olvidar mencionar, que el diseño sí que fue aceptado por la marca antes de pasar a estar controlada por los norteamericanos.
Pero antes de la aparición del Diablo, Gandini vio su diseño hecho realidad gracias a su amigo, Claudio Zampillo. Éste, llevaba tiempo queriendo fabricar sus propios automóviles deportivos, aprovechando la experiencia adquirida tras varios años trabajando para la mencionada Lamborghini y para Ferrari. Pero no tenía un diseñador y tampoco tenía la inversión. Sin embargo, todo cambió con la aparición de Gandini y su propuesta inicial para el sustituto del Countach.
Zampolli, por aquellos años, tenía un taller especializado en Lamborghini, con clientela muy especial (no todo el mundo puede conducir un Lamborghini, al fin y al cabo) y entre esa clientela destacaba el músico y productor Giorgio Moroder, considerado padre de la música electrónica. Este señor conducía un Lamborghini Countach, que llevaba al taller de Zampolli para llevar a cabo el mantenimiento y las necesarias reparaciones. Una situación que aprovechó el ingeniero italiano para convencerle de apostar y de invertir en el proyecto.
Todo iba sobre ruedas (nunca mejor dicho) y sólo faltaba el motor, una tarea que sería responsabilidad de Oliviero Pedrazzi, antiguo ingeniero de Lamborghini, estando involucrado en el desarrollo del Bugatti EB110 tiempo después. Este proyectó un motor a juego con el diseño de Gandini, un sorprendente V16 con seis litros de cubicaje, 64 válvulas y una potencia de 540 CV.
Animado por este propulsor, había una estructura de tubos sobre suspensiones de doble horquilla, vestido por una traje fabricado con aluminio. Era un coche que superaba los 1.700 kilos en báscula, aunque era capaz de alcanzar los 340 km/h y de acelerar desde parado hasta los 100 km/h en 4,5 segundos.
Sólo se fabricaron nueve unidades. Por un lado, era carísimo (casi el doble que un Lamborghini Diablo), no se podía vender en Estados Unidos porque prohibieron los motores de 16 cilindros fuera del ámbito industrial y por si fuera poco, la fiabilidad era bastante dudosa. La empresa cerró en 1995, aunque se rumorea que a finales de los 90 se fabricaron por encargo tres Cizeta V16T, incluyendo la versión descapotable, única en el mundo. Zampolli refundó la empresa en 2006 ofreciendo la fabricación de unidades del Cizeta por encargo (por cierto, el nombre de la empresa, Cizeta, es por las iniciales de Claudio Zampolli en italiano).
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