Hay ocasiones en las que varios caminos se cruzan, dando lugar a situaciones interesantes con resultados todavía mejores. Algo similar ocurrió a finales de los 80 y comienzos de los 90, teniendo como protagonistas a Ford, Aston Martin y Jaguar. Las dos firmas británicas, podrían tener en común algunas cosas, como su origen, su orientación elitista y con talante deportivo y también, según el modelo, el público objetivo. Pero los yankees lo único que tenían que ver con esos dos fabricantes de Reino Unido, era que se hizo con el control de ambos a finales de los años.
Ford Motor Company compró el 75% de Aston Martin en 1987, adquiriendo la totalidad de la marca en 1991. Antes de eso, en 1989, los norteamericanos compraron también Jaguar, qué como Aston, estaba en apuros financieros. Ambos fabricantes han cambiado de manos en varias ocasiones, siendo, en esta ocasión, una época interesante para ambos, pues crearon algunos modelos que hoy día tienen un enorme peso en la historia de las compañías. Sin embargo, es curioso ver como Ford acabó por deshacerse de las dos marcas tras algunos años a sus mandos, y como ambas marcas, se encuentran actualmente en tierra de nadie.
Aston Martin está, quizá, en mejor posición que Jaguar. Los primeros están presentes en Fórmula 1, han puesto en circulación un SUV, el Aston Martin DBX, que debería darles buenos dividendos y, además, cuentan con el brutal Valkyrie y su hermano pequeño, el Valhalla, para dejar una notable impronta en la industria del automóvil. Eso sin contar el último Aston Martin V12 Vantage, claro. Sin embargo, Jaguar no tiene realmente nada nuevo en su catálogo y los productos que ofrecen, han sido superados por los rivales en varios apartados. No van a lanzar ningún modelo nuevo hasta dentro de unos años, cuando den el paso definitivo a la electrificación, aguantando contra viento y marea con los coches que tienen actualmente en producción, a pesar de no contar con unas ventas que destaquen por volumen.
De Jaguar a Aston Martin, pasando por TWR
Cuando Ford tomó el control de Aston Martin, la marca ya estaba en pleno proceso de desarrollo de un nuevo modelo, un desarrollo que estaba bastante avanzado y que acabaría siendo el Aston Martin Virage. En el aquel momento, en 1989, el mercado de los deportivos exclusivos estaba en auge, con buenos niveles de ventas, siendo aprovechado por los británicos que pronto se encontraron con una lista de espera de dos años. Muy buenas noticias para la marca, que necesitaba vender y tener ingresos rápidamente. Pero lo bueno siempre se acaba y en 1990, comenzó una recesión económica que, como cabe esperar, afectó a las ventas del Aston Martin Virage.
Al año siguiente, en 1991, Ford puso en la dirección de Aston Martin a Walter Hayes, quien vio que, en ese momento, la firma necesitaba aumentar la producción para sobrevivir. Por entonces, se estaba desarrollando una versión del Virage con motor sobrealimentado, un coche muy especial y de tirada muy limitada que no era, precisamente, lo que necesitaba la marca. Lo hacía falta era un modelo de acceso que fuera más barato que el Virage y que pudiera alcanzar una producción anual de unas 500 o 600 unidades.
El Aston Martin DB7 no era un coche especialmente innovador, pero si hacía uso de soluciones de alto nivel y bien ejecutadas
Mientras tanto, como se ha comentado anteriormente, Ford adquirió Jaguar, que también se encontraba inmersa en el desarrollo de un nuevo modelo: el reemplazo del XJS. Sin embargo, en lugar de permitir que siguiera adelante, los directivos de Ford cancelaron el proyecto por motivos de costos y se pasó el testigo a Tom Walkinshaw Racing (TWR), un especialista que ya había trabajado con Jaguar en lo referente a vehículos de competición. TWR rediseñó por completo el proyecto (denominado XJ41/XJ42, también conocido como Type F), que fue presentado a los directivos de Jaguar.
En la marca no gustó el proyecto y fue rechazado, pero por suerte, no cayó en saco roto, pues Hayes se enteró de la propuesta de TWR y pensó que podría ser, precisamente, lo que necesitaba Aston Martin. Por tanto, con esa idea en mente, encargó a Tom Walkinshaw Racing que convirtieran ese Jaguar en un Aston Martin, cuyo resultado se llamó NPX, siendo aprobado posteriormente. De esta forma, un coche que debería haber sido un Jaguar, acabó siendo un Aston Martin y uno que acabó marcando un momento importante para la marca, pues además de recuperar las siglas “DB” para la denominación de sus modelos (de David Brown, uno de los anteriores propietarios, que hicieron de la marca una de las más respetadas) y por si fuera poco, estableció el lenguaje de diseño que todavía se puede apreciar en el Aston Martin DB11, habiendo sido seña de identidad de la marca durante muchos años.
Fabricado en las mismas instalaciones del Jaguar XJ220
TWR tuvo listo el primer prototipo en 1992, siendo presentado el modelo definitivo, el que pasaría a producción, en el Salón de Ginebra de 1993 bajo el nombre de Aston Martin DB7. Era un coche que se había diseñado con un presupuesto muy ajustado y que tenía como objetivo, ser un modelo de acceso y llenar las arcas de la marca permitiendo que siguiera a flote. Y por suerte, la respuesta fue muy positiva, tanto, que la factoría de Aston Martin en Newport Pagnell no tenía capacidad para ensamblar las unidades requeridas. La solución fue recurrir a la planta que TWR tenía en Kidlington, en Oxfordshire. La misma que había dado vida a los Jaguar XJ220. Al mismo tiempo, TWR se encargaría de fabricar los motores para el DB7.
La producción del Aston Martin DB7 comenzó en septiembre de 1994 y no tardó mucho en convertirse en el modelo de Aston Martin más vendido hasta aquel momento. Un enorme éxito para la firma, que veía, por fin, como los números rojos empezaban a acercarse a los números negros.
El Aston Martin DB7 no era un coche especialmente innovador, pero si hacía uso de soluciones de alto nivel y bien ejecutadas. Por ejemplo, el chasis era semi monocasco de acero (con una distancia entre ejes idéntica a la del Jaguar XJS, 2.591 milímetros), equipado con suspensiones de doble horquilla y amortiguadores Bilstein de gas y barras estabilizadoras en los dos ejes. Los frenos, ventilados delante y con pinza de cuatro pistones, tenían sistema ABS son software Teves MKII y las llantas eran obra de Speedline de 18 pulgadas. El depósito de combustible tenía 89 litros.
Motor de seis cilindros y diseño de Ian Callum
Durante muchos años, Jaguar y Aston Martin fueron como hermanos que compartían sus juguetes y sus herramientas. Por eso, bajo el capó del nuevo Aston Martin DB7 había un bloque de seis cilindros en línea de 3.3 litros (3.239 centímetros cúbicos exactamente, 91 x 83 milímetros para diámetro y carrera respectivamente) fabricado totalmente con aleación, que iba montado de forma longitudinal y ligeramente retrasado. Era un propulsor derivado del AJ6 de Jaguar, con cárter húmedo, cuatro válvulas por cilindro, escape de acero inoxidable catalizado y una gestión electrónica Zytek. Rendía 335 CV a 5.500 revoluciones y 488 Nm de par a 3.000 revoluciones.
Los clientes podían elegir entre una caja de cambios manual de cinco relaciones, una Getrag 290, o bien, una caja de cambios automática de cuatro marchas, la General Motors 4L80-E. Ambas transmisiones terminaban en un diferencial de deslizamiento limitado GKN Powerlock.
Para vestir su nueva criatura, Ian Callum (quien ha sido considerado uno de los mejores diseñadores hasta el momento y que puede presumir de haber dado forma al sensacional Jaguar F-Type y a la primera generación del Aston Martin Vanquish) y Keith Helfet trabajaron conjuntamente para dibujar un coche, que durante unos años fue considerado uno de los más bellos en producción. No obstante, hay cosas que merecen ser comentadas. Por ejemplo, los pilotos se tomaron del Mazda 323, junto con los tiradores de las puertas, mientras que los retrovisores son del Citroën CX de la segunda serie.
Además, también se usaron paneles de material compuesto para el frontal, el capó, las aletas delanteras y los guardabarros, la tapa del maletero y el paragolpes trasero. El resto de la carrocería estaba fabricada, principalmente, con acero.
Recibe cada semana una selección de nuestros mejores artículos suscribiéndote a nuestra newsletter.