Alejandro de Tomaso, un argentino amante de los coches que viajó a Italia en busca de trabajo, acabó por dejar su huella en el mundo del automóvil gracias que logró convertirse en fabricante de coches. Un sueño que muchos han intentado, pero que no han conseguido. De Tomaso lo logró, cierto, pero no fue un éxito duradero, aunque todavía quedan retazos de aquella época. Todo empezó a finales de los años 50, cuando De Tomaso se mudó a Módena y empezó a construir coches de competición, para, posteriormente, comenzar a sacar automóviles “de calle”, como el Vallelunga, su primera creación –equipada con un motor de cuatro cilindros– o el Mangusta, un coche cuya denominación, se dice, se escogió porque Shelby, que era amigo de Alejandro, decidió no fabricar su Cobra en las instalaciones de De Tomaso en Italia –Mangusta viene de Magosta, el único animal que caza y come cobras–.
Sin embargo, el coche que realmente quedó para el recuerdo de todos es el De Tomaso Pantera, el modelo con el que se ocupó el lugar que había dejado la marca al detener la producción del Mangusta. El Pantera suponía un gran salto comparado con el Mangusta, a pesar de montar, entre otras cosas, el mismo Ford V8 Cleveland 351 y su cambio ZF de cinco relaciones. Estrenó en la marca el chasis monocasco, lucía una carrocería diseñada por Tom Tjaarda –diseñador, entre otros, del Volkswagen Karmann Ghia Coupé, del Ferrari 330 GT 2+2 Pininfarina, del SEAT Fura, el SEAT Ronda, el Chrysler LeBaron de 1982, el Lancia Flaminia Marica… – y fue presentado en Módena en marzo de 1970, así como en el salón de Nueva York unas semanas después.
El Pantera apareció cuando Alejandro vendió parte de las acciones de la compañía a Ford, donde querían poner en circulación un modelo que pudiera hacerle frente al Corvette y donde estaban “despechados” tras haber intentado comprar Ferrari unos años antes y haber tenido una negativa por parte del Commendatore. Un movimiento que no salió del todo bien, pues las primeras unidades sufrían de una fiabilidad muy delicada, a lo que se sumó la crisis del petróleo de 1973 hizo que Ford dejará la compañía y a De Tomaso nuevamente en solitario. Las ventas bajaron mucho, pero el coche se mantuvo en producción hasta 1989 –cuando solo se fabricaron 24 ejemplares–, cuando el genial Marcelo Gandini le dio una nueva vida al modelo.
Fue entonces, tras el rediseño llevado a cabo por Gandini –que, por cierto, fue el diseñador de coches como el Lamborghini Countach o del Diablo–, cuando apareció el De Tomaso Pantera Si, una versión que ya llegó cuando De Tomaso había entrado en quiebra y no se fabricaron muchas unidades, concretamente 41 coches – 38 fueron a parar a manos de particulares, cuatro se convirtieron en targa, dos se sometieron a pruebas de choque y la última unidad se quedó en manos de la fábrica–.
Gandini rediseñó el Pantera y le otorgó una imagen mucho más moderna, más “ de los 90”, con cierto aire a sus creaciones para Lamborghini. Se suavizaron formas y volúmenes, se armonizó las formas del frontal –capó y paragolpes más integrados entre sí–, se cambiaron ligeramente las curvas de los laterales y se incorporó un gran alerón trasero integrado en el diseño de la carrocería. Bajo esta nueva apariencia también había otra serie de modificaciones técnicas con las que se buscó mejorar su comportamiento y acercarlo más a sus rivales de la época, aunque fuera una tarea difícil. Por ejemplo, la estructura estaba enmarcada en un marco tubular con el que se logró un chasis más rígido, pero también más ligero. La suspensión se cambió por completo, aunque mantuvo el esquema básico. Los frenos también era más potentes.
En posición trasera central, como en todos los De Tomaso Pantera, había un V8 5.0 de origen Ford, un motor que tenía sus raíces en el Mustang pero que se modificó para montarse en el Pantera. Se incluyó inyección de puerto directo de control electrónico, así como todos los sistemas de gestión del motor más modernos en aquellos años y una nueva línea de escape catalizada. El cambio era el mismo ZF de cinco relaciones en posición transaxle, aunque dos unidades montaron una transmisión Getrag de seis relaciones.
Poco después de su presentación, a penas pasadas unas semanas, el mercado colapsó y la producción del DeTomaso Pantera Si se detuvo en 1993. Al Pantera Si también se le conoció como Pantera II o Pantera 200, pues la marca prometía una velocidad máxima de 200 millas/hora, los 322 km/h –gracias al mismo V8 de 350 CV del Pantera GTS que tomaba como base de partida–.
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