¡¡Los Ferrari son rojos!! ¿Cuántas veces habremos escuchado esta afirmación? Cientos de veces, hasta la saciedad. No importa quien sea, cuando sea y donde sea, hablar de Ferrari es hablar de coches rojos, hay, incluso, ¡quien se cree que solo se pueden comprar pintados de color rojo! Evidentemente, es una simple y clara situación de desinformación total y absoluta, pues los Ferrari, como ya seguramente sabréis, no siempre son rojos. Es más, allá por finales de los 40 y comienzos de los 50, cuando Ferrari daba sus primeros pasos como fabricante de automóviles, había muy pocos ejemplares rojos.
Sin embargo, que todo el mundo piense que los Ferrari son rojos tiene una explicación y se debe a las carreras. En los años en los que la firma de Maranello comenzó a despuntar, los equipos no tenían coches llenos de publicidad, salían a correr totalmente “limpios”, era el propio fabricante el que se financiaba a sí mismo y los coches lucían un color asignado por su país de origen. A Italia le tocó el rojo, a Francia el azul y, por poner otro ejemplo típico, el famoso “British Racing Green” procede de aquellos años. Eso, unido a que Ferrari comenzó a ganar en muchas categorías y a que se hizo rápidamente famoso, llevaron a pensar que todos los Ferrari son rojos. Y sí, lo son, pero no todos.
Podemos encontrar muchos ejemplos por todo el mundo de que los Ferrari, amigos, pueden ser de múltiples colores, pero ojo, no todos ellos juntos o la marca se pondrá en contacto contigo para que devuelvas el coche a su estado original –que se lo digan al Dj Deadmau5–. El caso es que, como decíamos, los Ferrari sí, son rojos, pero también pueden ser de otros colores, a no ser que hablemos de algún modelo especial, como el Ferrari GTO del 84, que solo se ofreció en color rojo. Luego hay otros modelos, por puro capricho de los clientes, de los que cuesta encontrar unidades que no hayan sido pintadas de rojo, como el Ferrari Testarossa.
Eso hace que lo que RM Sotheby’s llamó como “Black on Black Collection” sea todavía más espectacular. Se trataba de una colección de nada menos que cinco unidades del Ferrari Testarossa –tres unidades del Testarossa, una de ellas con un solo espejo lateral, una unidad del 512 TR y otra del F512 M–, todas ellas pintadas de color negro. El negro es un color poco habitual en un Testarossa, lo que hace mucho más especial esta selección de ejemplares. Los coches procedían de la colección ChromeCars, de Kai Nieklauson, que decidió deshacerse de todos sus Testarossa negros. Bueno, de todos no, se quedó una sexta unidad, un descapotable creado para un anuncio de Pepsi de los años 80. Una colección, por cierto, que se creó porque, según dijo el propio Nieklauson a Classic Driver, “era difícil, casi imposible de lograr”.
La colección de cinco Ferrari Testarossa negros se vendió “troceada”, es decir, cada ejemplar se fue a un lugar en particular. El Testarossa “Monospecchio” –único espejo–, por ejemplo, se vendió por 126.500 euros. El Testarossa “Monodado” –llantas con tuerca central– se entregó a cambio de 172.500 euros. El Ferrari Testarossa del 89 paró la subasta en 143.750 euros, mientras que el 512 TR alcanzó los 286.250 euros y el F512 M los 297.500 euros.
Si alguien te vuelve a decir que los Ferrari son rojos, enséñale esta colección de cinco Testarossa negros y demuéstrale que no siempre es así. De hecho, ¿no resulta ya un poco aburrido tanto Ferrari rojo?