Está claro que el Porsche 911 tiene algo especial. Y no porque lo digamos nosotros, sino porque todos los medios especializados están de acuerdo con esta afirmación y porque, entre otras cosas, es uno de los coches favoritos de los aficionados. Además, y esto es algo que está ocurriendo desde apenas unos años, también está siendo el modelo más empleado en restomod, una tendencia en el mundillo de las restauraciones que cada día tiene más protagonistas. No obstante, aunque son muchas las empresas implicadas en el movimiento restomod, el coche que más trabajos acapara es el deportivo alemán y además, en su generación 964.
La generación 964 del mítico “Nueveonce” llegó al mercado en 1989 y presumía, entre otras muchas cosas, de contar con un 85% de piezas nuevas, pero sin que ello significara perder la esencia característica del modelo, como su diseño o el motor refrigerado por aire. Para eso ya habría tiempo, pues todo ocurriría, al mismo tiempo, afinales de los años 90 con la aparición del Porsche 996. Pero esta es otra historia que, quizá, algún día narremos. Ahora, nos quedamos con el Porsche 964 por ser, como decíamos, la generación más popular para los restomod que han ido saliendo en los últimos años.
No obstante, hablamos de restomod bastante profundos, y todos, casi sin excepción, acaban por reproducir la imagen del Porsche 911 G, la segunda generación del modelo alemán, puesta en circulación en 1973. Los más conocidos en este mundillo son los Porsche de Singer, no en balde, la calidad de estos coches y el cuidado por el detalle son sensacionales, pero no son los únicos. También podemos mencionar a los británicos Theon Design o bien, a los responsables del coche que nos ocupa en esta ocasión, los alemanes DP Motorsport.
Poco queda del Porsche 964 original
Se trata de una compañía dirigida por un tipo llamado Patrick Zimmermann y cuenta con una elevada experiencia en lo que respecta al Porsche 911 y como cabría esperar, se han aprovechado de dicha experiencia para dar vida a este restomod que, como hemos dicho anteriormente, es muy profundo. De hecho, demonizar este tipo de trabajos como “restauración modificada” no tiene mucho sentido, pues es una clara reconstrucción que cambia la carrocería por completo, el motor, la transmisión, los interiores y todo lo que tiene que ver con la parte ciclo, es decir, suspensiones, ruedas frenos… tan solo queda del modelo original el chasis monocasco y este, además, está revisado, restaurado y reforzado.
Como todos estos trabajos, el coche se desmonta entero, se restaura lo que sea necesario y se modifica lo que se crea menester. No es un coche nuevo, pero está cerca de serlo, como todos los resmotod que se realizan sobre el Porsche 964. La carrocería, por ejemplo, es totalmente nueva y fabricada con kevlar y fibra de carbono. El propio Patrick Zimmermann da unas pinceladas de como se lleva a cabo.
“Las piezas individuales más grandes todavía se laminan de la manera clásica y luego se recubren de láminas de metal para extraer el aire y permitir que escape el exceso de resina. El núcleo interior del sandwich se ajusta cuidadosamente para garantizar la mejor estabilidad posible a largo plazo”.
Así, los guardabarros delanteros, los paneles traseros, la tapa del vano delantero y el capó trasero, los paragolpes… todo es nuevo a excepción de las puertas, que montan nuevos paneles de plexiglás para las ventanillas.
El habitáculo pierde una gran cantidad de moqueta y aislantes, dejando lo esencial para la conducción. El asiento se ancla directamente al piso del monocasco, que está totalmente sin enmoquetar. El salpicadero mantiene la parte superior del original, pero desaparece toda la parte interior. Las puertas están totalmente desnudas y además, se ha instalado una jaula antivuelco, unos buckets casi de carreras, nuevo pedalier y un nuevo volante… todo ello con aspiraciones claramente racing.
Más cilindrada y por supuesto, más potencia
La unidad donante que ha empleado DP Motorsport, contaba con el motor de seis cilindros boxer y 3,6 litros, capaz de rendir 245 CV y 311 Nm de par, más que suficiente para que sea un coche rápido en cualquier carretera. Sin embargo, DP Motorsport retiró este propulsor, lo desmontó y lo reconstruyó ampliando el cubicaje hasta los 3,8 litros, pasando a rendir 320 CV y 380 Nm de par. La potencia llega al eje trasero mediante un cambio manual G50 con cinco relaciones, que se maneja desde el selector de cambio de un Porsche 993 GT2 y que además, cuenta con la ayuda de un diferencial de deslizamiento limitado. Destaca también una línea de escape de acero inoxidable, con dos convertidores catalíticos y nuevos colectores.
Para las suspensiones se recurre a KW, que suministra un conjunto muelle-amortiguador ajustable, que se puede sustituir por una opción llamada “Clubsport” que es todavía más radical y que rebaja la altura del casco en 40 milímetros. Las llantas tipo Fuchs no puede faltar, en esta ocasión de 15 pulgadas y calzadas con gomas Michelin. De los frenos no se dice nada, así que imaginamos que se mantendrán los de origen, ya de por sí buenos (Porsche siempre ha destacado en el apartado de frenos en sus coches).
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