Tras las recientes pruebas y test de puesta a punto, los 10 afortunados propietarios del Bugatti Centodieci están a punto de recibir sus respectivas unidades para afrontar la última fase de su producción: la personalización tanto interior como exterior de sus acabados.
Bugatti lleva casi 24 meses desarrollando a partir del Chirón al modelo con el cual quiere rendir homenaje al EB 110, el coche que en su día sirvió para recordar los 110 años de Bugatti como fabricante de automóviles y con el que su alentador, el empresario Romano Artioli, consiguió mantener a Bugatti como marca y recuperarla lo justo para atraer la atención del Grupo Volkswagen hacia la misma.
El EB 110 significó la continuación de Bugatti como fabricante de automóviles. Permitió que desde su atelier en Molsheim continuaran saliendo unidades de vehículos superdeportivos capaces de romper cuellos a su paso y de atraer miradas como si sus respectivos colores de pintura estuvieran altamente imantados. Desarrollado a partir del Chiron, el Centodieci es una moderna interpretación bajo los actuales códigos estéticos y técnicos de la marca, del rompedor diseño que en su día introdujo el EB 110 en el mercado.
Diseño del cual se mantienen algunos de sus elementos más emblemáticos, como pueden ser las cinco tomas de aire circulares dispuestas en los laterales del coche tras las puertas alas de gaviota para ventilar el vano motor (dispuesto en posición central trasera), o las amplias bocas de salida abiertas en la caída del techo hacia la zaga donde también se abre un espacio que permite visualizar la potente mecánica W16 8.0 litros sobrealimentada con cuatro turbocompresores (uno por bancada de cilindros). Motor que entrega unos nada despreciables 1.600 CV de potencia (100 más que en el Chiron, donde también se utiliza esta misma mecánica) y que gracias a la ligereza de su construcción (su estructura y bastidor están elaborados íntegramente en fibra carbono) es capaz de, partiendo desde parado, alcanzar los 100 km/h en apenas 2,4 segundos, los 200 km/h en 6,1 y los 300 km/h en tan sólo 13,1 segundos. Eso sí, al menos de momento parece que su velocidad máxima no será tan rompedora como su imagen exterior o su diseño. El Centodieci alcanza los 380 km/h (en el Chiron superaba los 420 km/h), pero sin duda debe ser la velocidad tipo con la que el vehículo se les presentará a sus afortunados propietarios.
Desarrollado a partir del Chiron, el Bugatti Centodieci es una moderna interpretación bajo los actuales códigos estéticos y técnicos de la marca
Bugatti aún no ha ofrecido los rendimientos oficiales, puesto que el Centodieci aún no ha sido convenientemente homologado, pero si es conocido el interés del fabricante francés porque cada uno de sus clientes disfrute de un coche único, configurado especialmente a su gusto personal, tanto en lo referente a los acabados exteriores e interiores, como muy especialmente en cuanto a las configuraciones dinámicas individuales de cada uno de ellos. Bugatti considera que cuando uno va a pagar 8 millones de euros más los correspondientes impuestos del país de destino del modelo, tiene derecho a elegir todos los aspectos y configuraciones de su coche. Y para eso cuenta con los maestros artesanos del atelier de Molsheim, capaces de obrar auténticos milagros sin necesidad de recurrir a terceros.
El Centodieci es ya, sin haber pisado aún una unidad completamente terminada la calle, uno de los modelos más exclusivos de la marca. Lo cual ya es decir mucho. Su desarrollo comenzó en 2018, con la búsqueda de 10 clientes preferenciales de la marca que quisieran unirse a este proyecto. Una vez localizados y firmados los compromisos de compra, los trabajos se trasladaron a la mesa de diseño, donde sobre un folio en blanco, los diez clientes implicados expusieron sus deseos sobre lo que realmente deseaban que tuviera el coche. Uno de esos objetos de deseo fueron elementos activos que se han incorporado en su aerodinámica (alerón, rejillas frontales, spoilers activos, etc), otros fueron meramente de diseño (las cinco tomas circulares de aire laterales del EB110), y así fueron sumando.
Bocetado el coche, los artesanos fueron construyendo la base del mismo a partir del diseño creado por los estilistas de la marca y, una vez completado, se está procediendo a cumplir con los estrictos estándares de pruebas y test de resistencia que Bugatti viene realizando a sus modelos como fruto de la experiencia acumulada desde su nacimiento.
Antes de llegar a las manos de cada uno de los 10 compradores, cada unidad acumulará más de 50.000 km de pruebas y test de resistencia. Unas realizadas en común sobre la base de un prototipo, otras de manera particular para comprobar que la unidad en concreto cumple con todas las especificaciones sin errores o problemas de ningún tipo.
El plan que se sigue es el mismo que se estableció en su día para el desarrollo del Bugatti Chiron, modelo a partir del cual han llegado los más espectaculares resultados en cuanto a prestaciones alcanzados por Bugatti. Para completar dicho plan se precisan algo más de 24 meses de trabajo y test en zonas árticas, extremadamente calurosas y extremadamente húmedas en distintas partes del planeta.
En todas ellas se efectúan pruebas a alta velocidad, de resistencia, de manejo tanto en carretera como en circuitos de competición o en ciudad. De ello se encarga el departamento de Desarrollo Técnico de Bugatti Engeneering. Las pruebas precisan del trabajo de un mínimo de tres pilotos de la marca, quienes llegan a realizar a diario algo más de 1200 km de recorrido con los coches en tandas largas únicamente interrumpidas para efectuar controles tácticos de las mismas, repostajes o cambios de conductor. En sus intervenciones al volante del Centodieci, los pilotos, expertos en desarrollo automovilístico, detectan posibles ruidos, problemas de conducción, analizan el comportamiento del coche con diferentes tipos de neumáticos, tarados de suspensión, reglajes para mejorar el comportamiento, que se van efectuando hasta alcanzar la combinación adecuada que se ha perseguido para el coche.
El proceso de pruebas acaba con unos test extremos en materia de velocidad, aceleración y resistencia al límite que se efectúan en las instalaciones del circuito de alta velocidad de Nardó, lugar donde muchos fabricantes llevan sus modelos de altas prestaciones durante su desarrollo a efectuar pruebas similares, aunque no tan exigentes como las que Bugatti realiza con sus coches.
El centro de pruebas especializado de Nardó cuenta con el circuito más rápido del mundo. Además de su prestigiosa escuela de conducción de alta velocidad, las instalaciones ofrecen las condiciones ideales para efectuar pruebas al más alto nivel. Estas cuentan con una pista circular ovalada y convenientemente peraltada de 12,6 km de longitud con un diámetro de 4 km.
En ella, los vehículos pueden circular bajo manos expertas buscando otorgar a cada coche la auténtica filosofía de Bugatti, prestando especial atención tanto a la funcionalidad de cada componente instalado a bordo como a su durabilidad antes de que el modelo entre en su producción definitiva. Esto permite a la centenaria marca de superdeportivos garantizar una experiencia de conducción única, más allá de los límites legales y esperados por sus clientes al volante de cada uno de sus coches, tal y como ha venido sucediendo durante los últimos 110 años
Actualmente, las diez unidades del Centodieci acaban de superar esta última fase del programa de pruebas y están ya en el atelier de Molsheim para el remate final de cada uno de sus acabados específicos. Todas ellas llegarán por fin a manos de sus propietarios antes de que acabe este año 2022, tal y como estaba programado.
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