El auge de los SUV es imparable, ciertamente, parecen haber dado justo con aquello más usuarios anhelan. Nos puede gustar más o menos, pero la realidad es que todas las marcas están cayendo en los encantos de estos coches. Fabricantes como Rolls-Royce y Bentley, Maserati, Aston Martin, Porsche, Lamborghini… todos han acabado ofreciendo un SUV en sus gamas. Es más, nada menos que Ferrari ha tenido que dar su brazo a torcer y tiene en el horno el Purosangue, el primer automóvil de la marca que no será un deportivo.
Por el momento, el Purosangue, el SUV de Ferrari, es un proyecto del que poco se sabe. La marca lo guarda en secreto, aunque se hayan visto unidades de desarrollo, pero no cabe duda que se trata de un coche hasta cierto punto conflictivo y desde luego, súper polémico. Un SUV de Ferrari es lo que menos se esperaban los aficionados, pues la marca se ha mantenido bastante fuerte y totalmente alejada de modas y tendencias.
Harrah recuperó lo que quedaba de su Ferrari 365 GT 2+2, tras un accidente, y lo fusionó con un recién adquirido Jeep Wagoneer de 1969
No obstante, se podría decir que Ferrari ya tuvo un SUV, aunque no se puede decir que sea un aparato oficial. Se trata de una creación de un famoso coleccionista, el señor Bill Harrah, quien tiene en su poder algunas joyas de la automoción. Creación, por cierto, que apareció después de una negativa de Enzo Ferrari a construir semejante aparato que Harrah le pidió. La historia es interesante, aunque al final quedara poco del Ferrari original.
El estadounidense William F. “Bill” Harrah, tenía en su poder un bonito Ferrari 365 GT 2+2 de 1969 con el que disfrutaba mucho. Una noche de nevada, uno de sus mecánicos, tuvo un accidente con el Ferrari quedando éste maltrecho. No obstante, Harrah se dio cuenta del potencial y de lo versátil que podría ser un Ferrari con tracción total, sería un automóvil cuya ventas supondrían enormes beneficios para la marca.
Harrah, con un carácter muy extrovertido y las ideas muy claras, habló con Enzo Ferrari y le propuso la idea. Como cabe esperar, Enzo, aterrado, se negó en rotundo a crear dicho vehículo. Harrah, un tipo que, como hemos dicho, tenía las ideas claras, no se quedó esperando y se puso manos a la obra. Recuperó lo que quedaba del 365 GT 2+2, reunió a su equipo de mecánicos y les presentó su idea. Iban a fusionar lo que quedaba del Ferrari con un recién adquirido Jeep Wagoneer de 1969.
En un primer momento, lo que se hizo fue añadir el frontal y el propulsor V12 del Ferrari, al cuerpo del Wagoneer, dando como resultado lo que se llamó como “Jerrari”. Un engendro realmente extraño y de líneas poco armoniosas que podríamos considerar como el primer SUV de Ferrari. El caso es que el coche no se ha mantenido así, pues con el tiempo, el bloque Ferrari se llegó a combinar con el cambio de tres relaciones original del Wagoneer y luego, dejó su lugar al V8 yankee que equipaba el Jeep.
Una mirada al habitáculo también deja ver algunas cosas que chocan. Por ejemplo, el volante Nardi de madera con tres radios del Ferrari, se instaló en el interior del Jeep y se colocaron algunos logotipos con el Cavallino Rampante. El resultado no era deslumbrante ni tampoco se puede considerar atractivo. Funcional quizá, vistoso no. Es un diseño típicamente yankee.
Actualmente está pintado de color verde inglés, uno de los coches favoritos de Harrah y que le valío el apodo de “El Monstruo Verde”. Un coche que ha aparecido a la venta en el portal Classic Driver, aunque no se indica precio.
No podemos negar que estamos ante un coche poco agraciado, con líneas poco coherentes (algo lógico cuando mezcla partes de coches diferentes que nada tienen que ver). Pero no es menos cierto, que el trabajo realizado es de alto nivel. Los acabados son muy buenos y la instalación del bloque V12 en el chasis del Wagoneer no tuvo que ser fácil. Tampoco debió ser sencillo combinar el cambio de tres relaciones americano con el motor italiano.
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