La primavera comienza fuerte en RM Sotheby´s. Del 21 al 25 de marzo la casa de subastas sacará a la puja un modelo único que más de uno querrá convertir en su proyecto personal de reconstrucción y mantenimiento: el Mercedes 300 SL Roadster de 1958 que Juan Manuel Fangio recibió como regalo con motivo de su jubilación en el equipo de la estrella. Está históricamente documentado que este modelo, esta unidad en concreto, fue uno de los vehículos favoritos conducidos por el campeón argentino tras recibirlo en 1958 como regalo del equipo Mercedes-Benz con motivo de su jubilación, el día de su 47 cumpleaños. La marca de la estrella se lo envió al hotel Dorchester de Londres, donde Juan Manuel estaba alojado como agradecimiento por los servicios prestados a la marca y los fenomenales logros alcanzados para el equipo alemán en el automovilismo deportivo.
La división de Ventas Privadas de RM Sotheby´s ofrecerá este atractivo modelo procedente del museo personal de Juan Manuel Fangio en su primera subasta de esta primavera. Y si bien la unidad en concreto está llena de manchas de óxido, zonas de pintura desconchada y cuenta con un interior sumamente desgastado que, en determinados momentos presenta un aspecto ciertamente lamentable, tal y como se puede apreciar en las imágenes adjuntas, no deja de ser una oportunidad de hacerse no ya con uno de los más atractivos modelos roadster de la década de los años 50, también con un vehículo cargado de historia gracias a su afamado y prestigioso anterior propietario. Por qué ¿quién puede presumir de tener el coche personal de todo un cinco veces Campeón del Mundo de Fórmula 1?.
Antes de pilotar para Mercedes y ganar dos campeonatos del mundo (1954 y 1955) con las prestigiosas Silver Arrows (Flechas de Plata) germanas, Fangio ya colaboraba con Mercedes Benz en Argentina. En Buenos Aires, Fangio vendía taxis y ya entonces (finales de los años 40 y primeros de los 50 del pasado siglo) vendía modelos Mercedes en el país andino. Y, con posterioridad llegó a instalar en su una planta de motores para la marca suaba en la ciudad porteña, así como a dirigir una concesión de la marca en Buenos Aires además de ser el principal embajador de la marca en toda Latinoamérica. La vinculación de Fangio con Mercedes-Benz fue tal que en 1987 llegó a ser nombrado Presidente de Honor vitalicio de la marca de la estrella.
Entregado a Fangio durante su estancia en Londres, el “gran maestro” del volante no pudo estrenarlo hasta 1960, cuando volvió a Buenos Aires
Y eso pese a haber “abandonado” el equipo para sentarse al volante de sus grandes rivales al final de su carrera deportiva. Algo tendría el bueno de Juan Manuel para haberse ganado pese al abandono su cariño pues en 1958, el año de su despedida, le regalaron este 300 SL Roadster, adelantándose a los italianos de Ferrari y Maserati para quienes compitió al final de su carrera.
El color elegido para la unidad no es baladí. El azul celeste de la carrocería y el blanco crema de la tapicería y acabado interior del vehículo se corresponden directamente con los colores de la bandera argentina. EL 300 SL tiene una historia bien documentada. Su número de chasis es el 198.042.8500083, correspondiente a la unidad producida en la factoría de -Unterturkheim de la marca en Stuttgart en el año 1958.
Entregado a Fangio durante su estancia en Londres, el “gran maestro” del volante no pudo estrenarlo hasta 1960, cuando volvió a Buenos Aires tras una última gira triunfal que le mantuvo hasta entonces en Europa. Una vez allí, Fangio tuvo aún que esperar un tiempo, pues además de matricular debidamente el coche tuvo que… ¡sacarse el carnet de conducir! Si, tal cual lo lees. Durante toda su carrera deportiva Fangio compitió en todos los grandes circuitos y carreras de la época sin tener licencia de conducción. Podía competir en carreras, pero no podía conducir ningún vehículo fuera de las pistas de los circuitos. Quizás tanta espera fue lo que provocó que, una vez superado el trámite, el 300 SL se convirtiera en su modelo favorito y prácticamente en su coche personal de uso diario, utilizándolo de manera preferente sobre el resto de automóviles de los que disponía en su colección personal y recorriendo con el casi todos los 72.951 km que aparecen marcados en el registro del odómetro del coche.
Durante toda su vida Fangio mantuvo el coche como si fuera su vehículo de competición. De hecho, no escatimó en recursos, pues lo primero que hizo fue enviar a su mecánico personal a Stuttgart para que allí aprendiera todos los trucos y características que le permitieran mantener el 300 SL como si fuera su primer día y en perfecto estado de revista. Esto permitió al valiente piloto argentino utilizar el coche prácticamente a diario, bajo todo tipo de condiciones atmosféricas y, siempre que podía, con la capota completamente abierta. Y, aunque este último dato no está completamente verificado, también se comenta que pudo llegar a usar el coche, más que como vehículo de demostración de la marca, como vehículo de competición en alguna carrera allí en Argentina (tanto pública como privada) aunque no hay documentación al respecto que permita verificar tales eventos.
En 1986, Fangio decidió que había llegado el momento de “retirar” el coche del uso activo tras 28 años de uso continuado y lo entregó al Museo oficial abierto en su localidad natal, Balcarce, donde se rememora tanto su figura como los éxitos deportivos alcanzados. Desde entonces, ha permanecido allí, ocupando un lugar de privilegio, junto al resto de los monoplazas que Fangio utilizó en su carrera deportiva.
El paso del tiempo, unido exigente trato al que Fangio sometió al vehículo se ha dejado notar en esta unidad que ya cuenta casi con 70 años sobre sus ejes. Junto a los defectos anteriormente comentados, RM Sotheby´s indica que todos los defectos del coche se deben “al desgaste provocado por el gran piloto argentino, incluido el del lugar donde su rodilla chocaba con la parte inferior del tablero mientras accionaba el embrague”. Desgaste que también se puede apreciar en otros elementos donde sin duda sería fácil recuperar el ADN del gran campeón porteño, como pueden ser el pomo de la palanca del cambio, el mando de apertura de las puertas o el maletero, la maleta en él dispuesta (la misma que utilizó en muchos de sus viajes), etc.
El vehículo permanece por tanto en su condición original, sin restaurar en absoluto, de manera que por ello no sorprende que disponga, sin reservas de ningún tipo, del mismo número de serie para chasis, carrocería, motor, transmisión o diferencial, dado que ninguno de estos elementos fue reparado o reemplazado por algún otro durante estos casi 70 años. Son los mismos con los que en 1958 el coche salió de las líneas de montaje de la factoría de Stuttgart. Un dato a tener en cuenta de cara a la puja que se celebrará en Saint Moritz entre los días 21 a 25 de marzo, cuando el ganador de la misma se convierta en el segundo propietario del mismo tras la familia Fangio.
Un coche tan especial que también tendrá una puja ciertamente especial, pues RM Sotheby´s “alterará” su formato habitual estableciendo un procedimiento diferente para la misma. No se celebrará bajo el formato de pujas tradicional, sino que aquellos aficionados que quieran adquirir el coche tendrán que anunciar su precio final por adelantado de manera completamente oculta y, una vez recibidas todas las ofertas, al cierre de la subasta el título de propiedad del coche se entregará al postor que haya ofrecido la mayor oferta. Un precio a pagar que, además, no será comunicado, con lo cual nos quedaremos, lamentablemente, sin conocer el precio de adquisición de esta joya histórica, cuyo futuro pasará a depender de un nuevo propietario, quien tendrá en sus manos mantener este diamante en bruto en su actual estado como elemento completamente histórico o repararlo convenientemente con los medios adecuados para ponerlo en orden de marcha y disfrutar con él por las carreteras.
Y tú, ¿qué harías en su caso?
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