Si hablamos de Porsche durante los años 80, lo primero que le vendrá a la mente a la gente será el Porsche 959, el fallido Grupo B (La FIA canceló la categoría antes de estar listo para competir) que dejó a todos con lo boca abierta y sabiendo que, de haber llegado a competir, nadie habría podido evitar que se hiciera con el título desde el primer día. Pero claro, en Porsche son muy cautos cuando se tratan ciertos temas, como los desarrollos internos y los posibles proyectos.
¿Cuántas veces se ha visto un coche de desarrollo circulando por las vías públicas? Infinidad de veces, pero, ¿Cuántas veces se ha visto un Porsche de desarrollo? Efectivamente, muy, muy pocas. Los alemanes tienen mucho cuidado con lo que se dice, con lo que muestran y con lo que dejan ver, no siempre se ha sabido que tramaban en Porsche hasta el último momento. Además, por lo general, cuando dan a conocer un prototipo, acaba llegando a producción.
En Porsche no gusta el postureo, ni el exceso sin sentido, por eso no son muy duchos en conceptos de salón. Sin embargo, de puertas para dentro, la actividad en ocasiones es frenética. Así que volvamos a los años 80, cuando se comenzó con el desarrollo del Porsche 959. Por entonces, los directivos de la marca estaban dispuestos a jubilar al Porsche 911, porque estaban convencidos que su potencial de desarrollo había llegado a su fin. El motor colgado detrás del eje trasero era arcaico y había que dar paso a una arquitectura más evolucionada, al igual que con su motor refrigerado por aire.
El Porsche 965 L7 se usó para el desarrollo de los motores boxer refrigerados por líquido que acabaría usando el Porsche 996
Así, por tanto, comenzó el desarrollo, en paralelo al 959, del Porsche 965, un modelo que nunca salió a la luz hasta hace unos años al ser una de las piezas del museo Porsche. El trabajo comenzó en 1984 y su objetivo era, además de superar a todos los rivales, mejorar en todo al Porsche 911 pero sin hacer sombra al brutal 959.
Un coche para reemplazar al Porsche 911, por debajo del 959
Viendo la idea con la perspectiva que da el tiempo, viendo la evolución que ha tenido el Porsche 911, no se entiende mucho porque se inició el desarrollo de un reemplazo para el modelo o, por otro lado, por qué se detuvo el desarrollo del Porsche 965. El proyecto era super interesante, con una potencia objetivo de entre 300 y 400 CV, tracción total inteligente y mucha tecnología tomada prestada del 959, pero manteniendo algunos rasgos del Porsche 911.
El Porsche 965 iba a ser un auténtico compendio de tecnología, de técnica y de saber hacer. Además de esa tracción total inteligente y de su motor con hasta 400 CV, también contaría con otras cosas como el control de la presión de los neumáticos y un cambio automático de doble embrague. Sí, allá por los años 80 ya se estaba desarrollando el cambio automático de doble embrague. La firma alemana ya lo había usado en competición, había información, había soportado las peores pruebas y solo quedaba por adaptarlo a un uso particular por vías públicas.
Con el cambio de doble embrague hacía falta una gestión electrónica muy evolucionada, que también se aprovecharía para que controlara el funcionamiento del motor. Al mismo tiempo, y demostrando que la electrónica ya estaba lista para incorporarse en los coches de los años 80, se desarrollaría un ordenador de a bordo para diferentes funciones.
Tecnología punta, como todos los Porsche actuales, pero en los años 80. Incluso habría podido contar en sus versiones más prestaciones con la suspensión adaptativa del Porsche 959, dando un vuelco enorme al sector de los deportivos y quizá, habiendo cambiado el curso de las cosas. ¿Cómo sería ahora el segmento de haberse lanzado al mercado este coche?
Debería haber estado listo para comercializarse en 1990
Lo más interesante, o al menos uno de los apartados más interesantes del coche, estaba colocado detrás. Efectivamente, el Porsche 965 tendría un motor colocado detrás, pero estaría refrigerado por líquido. Eso se debe a que uno de los requisitos era usar culatas de 16 válvulas y durante el desarrollo se llegó a la conclusión que no había culata de cuatro válvulas por cilindro sin refrigeración líquida. Además, de un bloque de 3.3 litros se quería extraer al menos 374 CV gracias a dos turbos.
Se llegó a esa conclusión tras experimentar con un boxer biturbo refrigerado por aire, que no tardó en sufrir algunos problemas por temperatura. El motor se calentaba en exceso y el ingeniero responsable en aquellos años, Horst Marchart, sugirió algunas posibilidades, como emplear el motor V8 que se usaba en la Indy, pero adaptado a un uso en vías públicas. Se pondrían catalizadores de última generación, que hacían perder menos potencia y podría estar terminado para 1995. Mientras tanto, hasta su final de desarrollo, se usaría el boxer turbo catalizado del Porsche 930 Turbo con 320 CV.
No obstante, el desarrollo de detuvo en 1988 y todos los prototipos y las herramientas se desechan. Solo se conserva un coche, el Porsche 965 L7, que se usó para el desarrollo de los motores boxer refrigerados por líquido que acabaría usando el Porsche 996. En este coche, concretamente, se montó un bloque V8 3.6 de Audi procedente del Audi A8. Con este motor se acudió al anillo de Nardo, en Italia, para probar la eficiencia y la resistencia, llegando a rodar a más de 260 km/h.
Se detuvo el desarrollo porque el Porsche 911 tenía unas ventas suficientemente buenas para mantener la marca a flote durante un tiempo más, haciendo que los costes de desarrollo del Porsche 965 no fueran justificables. Hay que recordar que, por aquellos años, la firma alemana no estaba en su mejor momento y no podía permitirse grandes despilfarros. En 965 se había llevado mucho dinero en su desarrollo y la estimación de ventas no era elevada, menos de 2.000 unidades anuales, así que estaba claro lo que había que hacer.
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