El Shelby Cobra, o AC Cobra, es uno de esos coches especiales, que se han convertido en un objeto de culto, gracias a sus prestaciones, a su diseño y obviamente, gracias a la prensa y a sus logros en competición. No fue ni tampoco es el coche más rápido, ni tiene el mejor chasis, ni siquiera es el coche más bonito, pero aún así, su legión de seguidores es enorme.
Por eso tampoco extraña que haya replicas y copias de toda índole a lo largo y ancho del mundo, algunas poco afortunadas y otras, especialmente bestiales. En este último grupo es donde aparece la gente de Weineck, una empresa alemana fundada por los hermanos Claus y Jens Weineck, quienes han tenido durante mucho tiempo una habilidad especial para afinar motores para competición. Y no sólo para coches, pues sus trabajos llegan incluso a lanchas a motor.
Además de una habilidad especial, también han tenido siempre una debilidad notable por el roadster angloamericano de los 60, por el Cobra. Así que decidieron crear su propia versión del modelo, aunque vitaminado hasta límites bastante locos. Es cierto que como el Cobra no hay ninguno, pero un Cobra con más de 1.000 CV añade alicientes suficientes para querer uno en el garaje, aunque no sea el original.
Para conocer la gestación de este aparato, tenemos que viajar hacia atrás en el tiempo hasta el año 2006. Es decir, viajamos hacia atrás en el tiempo 15 años para ver como un AC Cobra plantaba cara a coches como el Ferrari Enzo o el Lamborghini Murciélago. Como cabe esperar, no es un Cobra convencional, ni mucho menos. Los cambios afectan a todos los componentes técnicos del coche, desde el chasis hasta el motor. El primero, por ejemplo, es un marco de aluminio y titanio con 10 centímetros de diámetro, diseñado para soportar las acometidas de un V8 de dimensiones desproporcionadas para nuestros días.
Bajo el capó delantero, metido casi con calzador por falta de espacio, hay un propulsor V8 fabricado con aluminio de 780 pulgadas cúbicas, esto son 12.900 centímetros cúbicos. La cilindrada unitaria de cada cilindro ronda los 1.600 centímetros cúbicos y tienen unos pistones, igualmente descomunales, con unos segmentos diseñados específicamente. El cigüeñal es de acero forjado y la alimentación corre a cargo de unos carburadores Holley tan grandes como todo en este motor. Según anunciaba la marca, el motor llegaba a los 1.100 CV y el par a los 1.299 Nm constantes entre 3.600 y 7.000 rpm.
Como curiosidad, aunque no hay datos referente al consumo, se dice que podía rondar los 50 litros cada 100 kilómetros de media. Una cifra mareante, tanto como la aceleración de 0 a 100 km/h, que se completa en dos segundos, o los 10 segundos que necesita para llegar a 300 km/h. No obstante, son ejercicios sólo al alcance de los pilotos más sensitivos y más capaces del mundo, pues el coche no tiene ningún tipo de asistencia electrónica a la conducción y la potencia llega exclusivamente a las ruedas traseras. Para ello, emplea una caja de cambios de cuatro relaciones procedente de la NASCAR y un diferencial de deslizamiento limitado tarado al 75%. La refrigeración también es especial, diseñada para soportar los 50 grados que se pueden alcanzar en Dubai.
El motor del Shelby Cobra llegaba a los 1.100 CV y el par a los 1.299 Nm constantes entre 3.600 y 7.000 rpm
Al parecer, algunos experimentos que se llevaron a cabo en la época, apretaron el propulsor hasta los 1.800 CV, pero empleaban gasolina de muy alto octanaje y las ruedas traseras no duraban muchos kilómetros. La fiabilidad tampoco era la mínima exigible.
Para la carrocería se empleó fibra de vidrio, aunque se ofrecía en opción la fibra de carbono y se anclaba al chasis mediante sistema de liberación rápida para facilitar las operaciones de reparación de forma rápida.
La creación de semejante máquina fue culpa de Claus, quien era un amante de la mecánica y se entretenía en su tiempo libre creando motores para correr en subidas. Al parecer, los resultados no eran malos y se atrevió a dar un salto al fabricarse un Ford Capri con motor “big block” de 8,7 litros y más de 1.000 CV, con el que hizo el cuarto de milla (aceleración en 400 metros) en 7,1 segundos.
En uno de sus viajes a tierras yankees en 1993, se enamoró del Cobra, pero pensaba que le faltaba algo de potencia. una vez de regreso a casa, se puso a trabajar en su propia visión del AC Cobra, empleando en primera instancia un V8 7.5 con 500 CV. El siguiente paso fue el Weineck Cobra 780 Limited Edition, del que sólo se fabricaron 25 unidades.
Recibe cada semana una selección de nuestros mejores artículos suscribiéndote a nuestra newsletter.