La industria de la automoción en España tiene un pasado realmente interesante. Los comienzos no fueron sencillos y la oferta bastante limitada, pero hubo cosas que pusieron los pelos de punta a los aficionados de la época que, actualmente, son objetos de deseo y muchos, se han convertido en vehículos coleccionables. El más espectacular que se fabricó en España en la época de la autarquía, exceptuando el Pegaso Z102, fue el Alpine A110 fabricado en Valladolid por FASA.
FASA Renault comenzó fabricando el Renault 4CV en España, modelo que comenzó a salir de la planta de producción en 1953, algunos años después de comenzar a fabricarse en Francia (allí estaba disponible desde 1946). Empezó fabricando, precisamente, lo que hacía más falta en aquella España de los 50, coches económicos y sencillos de mantener para motorizar al país, aunque poco después el SEAT 600 les robara el honor de motorizar a la gran mayoría de los españoles.
Pero eso no quiere decir que se conformaran con ofrecer vehículos sencillos y económicos, FASA acabó fabricando los Alpine en España, un coche que no era precisamente el más indicado en una época, en la cual, la renta per cápita de los españoles no era lo suficientemente alta como para poderse dar el capricho de tener en el garaje un A110. Era un coche muy caro, pero también muy radical, cuyo diseño, obra de Giovanni Micheletti, hacía girar todas las cabezas.
Sin embargo, aunque fue un coche minoritario, tuvo el honor de contar con versiones exclusivas para nuestro país y, además, el Alpine A110 de FASA también fue el último en salir de la línea de producción. Y eso que, como otros modelos de Renault, su fabricación se expandió a varios países como México, Bulgaria o Brasil.
El Alpine A110 de FASA llegó a España con cinco años de retraso, en un mercado en el que no había nada similar
Cuando se comenzó a fabricar el Alpine A110 en España, en 1963, no había nada en el mercado que fuera mínimamente similar. Lo más deportivo que hubo en aquellos años, llegando al mercado al más tarde, fue el SEAT 124 Sport, que no era un deportivo propiamente dicho, sino un Gran Turismo con cuatro plazas que, aunque tenía un motor más potente, no tenía el aura y la imagen “de carreras” que tenía el Alpine. Sobre todo, después de demostrar, que era un coche nacido para los rallies, donde ganó muchas pruebas y sirvió para hacer del coche algo todavía más deseable por los aficionados de la época.
Las primeras versiones del Alpine español se ofrecían con carrocería coupé y también descapotable, pero no eran el A110, sino el A108, el modelo anterior que tenía el motor del Dauphine Gordini con 845 centímetros cúbicos y alrededor de 38 CV. En junio de 1967 apareció el A110 con el motor de 1.100 centímetros cúbicos, tomado prestado del Renault Caravelle (en España) con 53 CV. Llegó a España con cinco años de retraso respecto al modelo francés, aunque aquí sirvió para estrenar unas nuevas instalaciones con más personal y apoyo total de Alpine-Dieppe. Como curiosidad, las primeras carrocerías del Alpine A110 de FASA fueron para exportación, a petición de la propia Renault desde Francia.
El A110 1.100 estuvo en producción hasta el año 1971, cuando fue reemplazado por el Alpine A110 1.300, con el motor del Renault 10 con 1.289 centímetros cúbicos destinado a su exportación a Estados Unidos. Tenía una mayor relación de compresión y rendía cerca de 67 CV a 5.600 revoluciones. Era un coche fácil de identificar, porque añadía los dos faros supletorios en el frontal y los aletines más anchos, con frenos de disco en todas las ruedas (del R8 Gordini).
Alpine A110 1400, el último Alpine
Para mediados de los años 70, el Alpine A110 se enfrentaba al final de su vida comercial, para dejar paso al Alpine A310, el cual equipaba un bloque V6 mucho más potente que cualquiera de las versiones del A110. Ese A310 no era un coche que FASA tuviera intención de fabricar y por eso, nunca se llegó a montar en Valladolid, pero en cambio, si tenía intención de estirar un poco más la vida comercial del A110 en nuestro país. Sobre todo, porque en España, el A110 nunca pasó de los 67 CV del Alpine A110 1.300, a no ser que se cambiara el motor por otro más grande (cosa que se hacía, trayendo los motores de contrabando de fuera de España).
Con la idea de seguir fabricando el A110, aunque Francia le pusiera final, Francisco Conde (jefe de taller de Alpine), junto a su equipo, lograron convencer a los directivos para fabricar una versión del Alpine A110 con el motor del Renault 5 Copa, el cual, ya tenía culata hemisférica y era potente para la época. Un propulsor de cuatro cilindros, 1.397 centímetros cúbicos que en el A110 rendía 85 CV al rebajar la compresión de 10,1:1 a 9,3:1.
Era, como se puede comprobar, un aumento de potencia considerable respecto al Alpine A110 1.300 y sería, además, el Alpine más potente y rápido que se fabricó en España y, todavía más interesante, era el primer Alpine A110 100% español sin réplica en Francia. Pero no fue suficiente con poner el motor y listo, para meter el bloque del R5 Copa hubo que realizar algunos cambios en el chasis y en la carrocería, instalando también un nuevo radiador de aceite y un nuevo cableado eléctrico.
Solo se fabricó durante un año, entre mayo de 1977 y mayo de 1978, sin tener el éxito que esperaban en FASA. Salieron de la línea de montaje un total de 130 unidades, muchas de las cuales, acabaron fuera de nuestras fronteras y tenía un precio muy alto para la época, casi medio millón de pesetas, unos 3.000 euros sin sumar la inflación (eso subiría el precio hasta más de 50.000 euros). Fue el último Alpine A110 fabricado en todo el mundo y hoy día, es un coche muy buscado y cotizado.
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