Por todos es sabido que Ferrari no participa en rallyes. Eso no quiere decir que no se vean modelos del “Cavallino” en pistas de tierra, sobre todo desde que los GT llegaron a los tramos cronometrados, pero no es algo que se haga oficialmente desde fábrica. Es cosa de especialistas externos, de talleres que transforman los coches italianos en máquinas para romper tiempos en tramos, principalmente en asfalto, aunque también se dejan ver en tierra.
Es ahí donde el protagonista de las fotos, en tierra, podría dar el do de pecho. Pero como se venía diciendo, un Ferrari de rallyes no es un coche creado por la compañía y el Ferrari 308 GT4 Safari tampoco lo es. De hecho, aunque se trata de un clásico en toda regla, lanzado al mercado en 1973 (hace casi 50 años), la transformación es moderna y data del año 2018. ¿Es una buena forma de tratar un clásico como este? Es evidente que para muchos será una idea nefasta, pero para otros, siendo además el modelo que es, no verán problema en el trabajo realizado.
El Ferrari 308 GT4 Safari ofrece una serie de mejoras técnicas para circular por pistas de tierra
Así pues, para conocer la historia de este particular Ferrari Dino 308 GT4 tenemos que viajar a Houston, una de las grandes metrópolis de Texas, en Estados Unidos. Allí se encuentra el taller DriveSource, un especialista en vehículos de colección que buscaba llamar la atención con un trabajo a la altura de las capacidades de su equipo.
Compraron el Ferrari Dino 308 GT4 con el único objetivo de realizar la transformación a finales de 2018 y no tardaron mucho en comenzar con el trabajo. DriveSource realizó una restauración completa para luego realizar las modificaciones necesarias para su nuevo enfoque: los rallyes, o mejor dicho, los raids. Se podría considerar un restomod, pero los cambios van más allá de una mejora de componentes y una revisión general del vehículo.
Al igual que se hace en cualquier restauración y en cualquier trabajo de adaptación a competición, el coche se desmontó por completo y una vez por piezas, se aprovechó para subsanar cualquier deterioro provocado por el paso de los años, algo normal en un coche con casi 50 años. Curiosamente no hizo falta quitarle los asientos traseros que el Dino 308 GT4 llevaba de serie (era un 2+2), ya que esta unidad fue encargada a fábrica sin dicha banqueta trasera.
La carrocería, diseño de Marcelo Gandini cuando estaba en Bertone (el Dino 308 es el único Ferrari diseñado por Bertone), no se modificó a excepción de el añadido de unos paragolpes específicos. En el frontal se colocaron nuevos focos firmados por Hella y se reforzaron los guardabarros traseros con componentes de fibra de vidrio acompañados de unas faldillas. Además, dicha carrocería se encuentra algo más lejos del suelo al equipar suspensiones procedentes del Ferrari 308 GT4, aunque también influyen las ruedas, con llantas Corsa Velocita con neumáticos Michelin 205/70 VR15, lo que obligó a revisar y reacondicionar la dirección.
El habitáculo también se vio afectado por todo el trabajo de reacondicionamiento. Todo se ha restaurado y se ha renovado por completo, desde la moqueta del suelo, original de Ferrari, hasta el tapizado de piel de los dos únicos asientos presentes en el coche. Junto a esto, se han añadido cosas como unos arneses de cuatro puntos Repa, nuevo pedalier de aluminio, extintor de incendios… mientras que todo lo demás se mantiene de origen.
Una de las curiosidades del Ferrari Dino 308 GT4 Safari, es que no monta componentes modernos, por así decirlo, son todos de la época o reproducciones con las mismas características que entonces. El motor, por ejemplo, tan solo recibió una puesta a punto.
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