Lo has visto infinidad de veces en películas de Hollywood, tanto “vestido” de taxi como de patrullero de la policía. Lo has visto decenas de veces en fotografías e incluso algún amigo que ha viajado a Estados Unidos ha conducido uno de alquiler, pero siguen sin saber qué modelo es, ¿verdad?
Se trata del Ford Crown Victoria, un sedán que se vendía exclusivamente en Estados Unidos –desde 1955– y en Canadá, aunque la versión más famosa se puso en circulación en 1998 –la generación de los 80 también la hemos visto muchísimas veces en películas–. Es lo que allí llaman un “coche de tamaño completo” –full-size sedan–, y el hecho de verlo en películas como coche patrulla o taxi, se debe a que, realmente, fue un coche muy, pero que muy popular en flotas de empresa, como coche patrulla y como taxi.
El Ford Crown Victoria se convirtió en el modelo “para flotas” por antonomasia hasta su cese de producción, en el año 2011, momento en el cual, fue el Ford Taunus el modelo que ocupó su lugar en el mercado, y sí, también como “coche de flotas”.
La generación aparecida en 1998, la última del modelo, compartía plataforma con el Lincoln Town Car, que básicamente era el mismo coche pero con un talante más lujoso y exclusivo, diferenciados por diferentes detalles estéticos y de equipamiento, aunque mucho menos popular en el mercado.
Obviamente, el Ford Crown Victoria no se trajo nunca a Europa de forma oficial, toda unidad que nos encontremos por la calle es una importación particular y resulta de lo más exótico en nuestras carreteras, tanto por diseño como por lo enorme que resulta comparado con los coches europeos. Es un coche más grande que todo un Mercedes Clase S, aunque no llega a su calidad ni a su exclusividad ni por asomo. Alcanza, nada menos, que 5.385 milímetros de largo, mientras que un Mercedes S 580 4MATIC mide 5.179 milímetros de longitud. La anchura es de 1.986 milímetros y la altura llegaba a los 1.443 milímetros. Sencillamente; enorme.
Esa cualidad, entre otras cosas como su elevada fiabilidad, fue uno de los principales motivos para que se convirtiera en un “coche de flota” tan popular –alrededor del 90% de las ventas de la última generación, fueron destinadas a flotas–. De hecho, a partir de 2008 solo se fabricaban coches para flotas y no se vendía a particulares y cesó su producción no porque la demanda hubiera decaído, sino porque la normativa obligaba a los coches nuevos montaran control electrónico de estabilidad. La firma norteamericana nunca dio explicaciones de por qué cesó la producción en lugar de añadir dicho sistema.
Sin embargo, aunque el Crown Victoria fue el coche de flota más famoso del mundo, contó con una variante que fue objeto de deseo para los amantes del modelo: el Mercury Marauder, una variante que además de una suspensión más deportiva, diferentes adornos cromados y una imagen más agresiva, escondía un motor V8 con 302 CV.
Actualmente, el Ford Crown Victoria es un coche de culto y sus precios en el mercado de ocasión son llamativamente altos. Pero lo que más llama la atención, es que se trata de un coche cuya concepción nos parece arcaica en Europa. De primeras, se trata de un coche con “carrocería sobre bastidor”, es decir, la carrocería es independiente del chasis rodante, se atornillan entre sí –una técnica que se dejó de usar en Europa hace décadas, solo la usan coches como el Jeep Wrangler o algún pick-up con grandes características off road–.
El motor, por ejemplo, era siempre V8, pero SOHC, es decir, “single over head cam”, un solo árbol de levas en cabeza, lo que obligaba a instalar varillas y balancines para poder accionar todas las válvulas de sus ocho cilindros –solo dos por cada uno de ellos–, que con 4.601 centímetros cúbicos, rendía únicamente 223 CV –48,5 CV/L– a 4.750 revoluciones y 359 Nm a 4.000 revoluciones. Como diríamos en España, un motor “percherón”, que combinación con un cambio automático de cuatro relaciones, tenía que mover un conjunto que pesaba 1.830 kilos. Había una versión “Sport”, cuya potencia era de 230 CV.
No era un coche rápido. Según ficha técnica, su velocidad máxima era de 177 km/h y además, su consumo era de nada menos que 13,1 litros cada 100 kilómetros de media –17,96 millas por galón, según se mide en Estados Unidos–.
Sin embargo, precisamente su poca potencia específica hacía de ese motor una auténtica roca, un propulsor casi indestructible, aunque totalmente alejado de los estándares que tenemos en Europa. Bueno, en realidad, el coche entero está lejos de cualquier concepción de coche “grande y multipropósito” europea, es un auténtico automóvil yankee, que hará las delicias de cualquier amante de los coches norteamericanos.
Recibe cada semana una selección de nuestros mejores artículos suscribiéndote a nuestra newsletter.