El Ford Mustang ha vuelto a ser el deportivo más vendido del mundo, y con esta van unas cuantas. Concretamente, el Mustang es el deportivo más vendido del mundo desde el año 2014, es decir, a fecha de publicación de este texto, lleva nueve años como el líder del segmento de los coches deportivos. Es cierto que, seguramente, haya quien diga que el Mustang no es lo que se dice un coche deportivo, o al menos, no como lo entendemos en Europa.
No obstante, el Mustang sí es un deportivo, de hecho, llegó al mercado como respuesta a una tendencia que se había establecido en Estados Unidos y que tenía como foco a los coches deportivos europeos. Así nació el Chevrolet Corvette y así también nació el Mustang, aunque también tenía como objetivo ser asequible para un público joven. Lee Iacocca, director general de Ford en aquellos años, estableció unas directrices muy sencillas que había que cumplir: tenía que tener un habitáculo donde cuatro personas fueran cómodas, no debía pesar más de 1.100 kilos, contaría con multiples opciones de equipamiento y el precio no superaría los 2.500 dólares de la década de los 60, lo que hoy significaría rondar los 25.000 euros.
El responsable del diseño del Ford Mustang fue Joe Oro, quien se inspiró, en parte, en los coches italianos de los años 50, con el objetivo de seducir a los usuarios masculinos, pero también a las mujeres, que por aquellos años, empezaban a convertirse en un sector de la sociedad con una importancia cada día mayor. Un aficionado con una buena base en cuanto a conocimientos, se dará cuenta de que el Mustang original tiene poco de italiano, pero mucho de yankee, tanto por proporciones como por formas y volúmenes, pero cuando salió al mercado cambió la historia de la automoción norteamericana para siempre. Sirva como ejemplo un simple detalle: cuando se presentó en el salón de Nueva York de 1964, Ford registró nada menos que 20.000 solicitudes el primer día. Si esto no significa nada, quizá saber que se alcanzaron las 100.000 unidades en solo tres meses y que el primer año de comercialización se vendieron más de 400.000 ejemplares. ¿Mejor así?
No cabe duda de que fue un éxito, ni siquiera se ha vuelto a lograr nada semejante desde entonces, pero claro, no solo era un coche superatractivo, también era barato. El Mustang se fabricó con diferentes elementos procedentes del banco de órganos de la firma estadounidense, que, por suerte, era enorme. Eso permitió, además, que cinco años después del inicio de las ventas, se ofrecieran un total de once versiones del Ford Mustang, entre las que destacaban las versiones Boss 302, con 290 CV, el Boss 429 con 375 CV o el Mach 1 con alrededor de 300 CV.
Una de las curiosidades que rodean al famoso Pony Car, tiene que ver con su denominación. De primeras, se tenía como posibles nombres Cougar y Puma, dos denominaciones que se usaron varias décadas después para dos coupés de tamaños diferentes y talantes muy distintos del Mustang. Pero además de estos nombres, también se barajaba la denominación de Torino, la cual, estuvo muy cerca de ser la elegida y lo mejor de todo eran los motivos. La agencia de publicidad J. Walter Thompson, que por entonces estaba al cargo de parte del marketing relacionado con el Mustang, sugerían una campaña de publicidad muy llamativa: “nuevo modelo de importación… desde Detroit… inspirado por las más grandiosas carreteras italianas, pero traído directamente desde Detroit”.
Quizá así no parezca tener mucho sentido, pero Torino era la capital del motor italiana, mientras que Detroit era la capital del motor estadounidense, y se buscó una relación entre ambas para, como hizo el Chevrolet con el Corvette, explotar esa idea de coche europeo al estilo americano. Eso y que el nombre Torino resultaba muy exótico.
Sin embargo, si esto es curioso, los motivos de no usar dicha denominación lo son más. Por aquel entonces, Henry Ford II estaba en pleno proceso de divorcio –uno muy caro, por cierto– y entre otras cosas, las revistas “del corazón” habían emparejado al directivo con una joven italiana llamada Cristina Vettore Austin –con la que, efectivamente, se veía y se casaría con el tiempo–. Esto hacía que cualquier conexión entre Ford e Italia fuera potencialmente una mala publicidad y, por lo tanto, un problema. El origen del nombre Mustang lo dejaremos para otra ocasión, pues merece un artículo aparte.
Pero dejemos a un lado amoríos e infidelidades y sigamos con lo que importa, el Ford Mustang. La primera generación estuvo en el mercado hasta 1974, cuando apareció la segunda entrega del modelo, una de las menos valoradas por su diseño y sus prestaciones. Fue un coche que nació bajo la crisis del petróleo del 73 y eso se notó. Además, la primera generación se convirtió en un icono que fue inspiración para el Ford Mustang que se lanzó al mercado en el año 2004 y que supuso el regreso del modelo yankee a sus orígenes, unos que no ha vuelto a dejar atrás desde entonces.
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