El Ford Mustang ha sido el deportivo más vendido del mundo durante muchos años, aunque la deportividad del Mustang es algo diferente a lo que entendemos en Europa. El Mustang, más que un deportivo, podría ser algo así como un coupé extremadamente potente y muy, muy rápido en recta, se ve algo más torpe cuando llegan curvas como las que tenemos en el Viejo Continente.
No quitamos mérito, ni mucho menos, el Mustang es un coche que gusta y lo ha hecho desde siempre, o casi, pues hay un par de generaciones que son casi para olvidar. Sin embargo, cuando uno habla del Ford Mustang, no puede evitar mencionar a Shelby sus locas creaciones, que han sido uno de los pilares del Mustang durante toda su historia. Es posible que sin la presencia de Shelby, el Mustang no hubiera alcanzado la fama que tiene actualmente.
Si hubiera que escoger una variante del Shelby Mustang, y no son pocas las que se han desarrollado, sin duda, nos decantaríamos por el Shelby Mustang GT500 KR, la primera versión que se creó del GT500 KR, aparecida allá por 1968. Es el más codiciado de todos, el más caro que se puede encontrar actualmente y uno de los más espectaculares. Es el primero de los Mustang GT500 KR, es bestia, es tosco y llevarlo recto no siempre es fácil. Es un icono que, que nadie lo dude, no debería faltar en la colección de todo amante del Mustang, siempre y cuando te lo puedas permitir y encuentres una unidad a la venta, claro.
El Mustang GT500 KR supuso el estreno del V8 428 Cobra Jet, que reemplazaba al 428 Shelby, conocido entre los fanáticos de los Muscle Car como “Police Interceptor”. Era un motor muy potente par a la época, 335 alimentados por carburador Holley con Ram Air. Son 335 CV percherones, al más puro estilo norteamericano, pero según se dice, en diferentes ocasiones llegó a rozar los 400 CV en las pruebas de dinamómetro de la época.
Obviamente, para poder gestionar el aumento de prestaciones hubo que reforzar todo lo concerniente a la parte ciclo, es decir, suspensiones, frenos, dirección… Hoy, los 300 CV los supera casi cualquier coche, pero a finales de los 60 no era común ver deportivos con esa cifra de potencia. Es más, el Shelby Mustang GT500 KR, recurre a un motor de 7.000 centímetros cúbicos para lograrlo, aunque claro, estamos hablando de un coche estadounidense, donde todo lo hacen a lo grande. Si fuera un deportivo europeo, se habría recurrido a otras soluciones más sutiles y avanzadas y no a la simple regla de “más desplazamiento, más potencia”.
No obstante, aunque el Mustang GT500 KR es toda una tentación, un automóvil apasionante y emocionante, hay algunos detalles que merece la pena comentar, porque resultan de lo más particular. Por ejemplo, el eje trasero era de tipo rígido, que tampoco puede resultar nada extraño pero la cuestión es que, además, tenía frenos traseros de tambor. ¿Os imagináis un coche con 335 CV, eje trasero rígido y frenos de tambor traseros? También es cierto que las carreteras de Estados Unidos, tanto a finales de los 60 como actualmente, son muy diferentes a la europeas y no es necesario tener un eje trasero muy elaborado, aunque la cuestión de los frenos es un tema aparte…
Hay una historia bastante particular sobre el Mustang GT500 KR. El Shelby Mustang GT500 “a secas” anunciaba 360 CV y el GT500 KR, que teóricamente era más deportivo, “solo” 335 CV. Pues bien, al parecer, los fanáticos del modelo y los expertos aseguran que esa cifra fue homologada por Ford por temas de seguro, es decir, para que no fuera tan caro asegurar el coche, pero en realidad, rinde algo más de 400 CV. Eso explicaría porque las pruebas de la época registraron en sus bancos de rodillos potencias de 400 CV. También es posible que fuera una leyenda urbana que se extendió como ocurre muchas veces.
Como todo aparato americano, el Mustang GT500 KR se podía escoger con cambio automático, aunque en este caso solo tenía tres relaciones. Sin embargo, la revista Car and Driver logró, con una unidad con cambio automático, hacer el cuarto de milla en 13,9 segundos y un 0 a 96 km/h –0 a 60 mph– en 5,4 segundos. No está mal para un anciano de más de 50 años, ¿verdad? Por eso los Shelby Mustang son tan deseados, porque eran máquinas locas que, en línea recta, podían destrozar los cronos y en Estados Unidos, las carreras de aceleración tienen una legión de seguidores.
Por cierto, las siglas KR son las iniciales de King of the Road, que se puede traducir como “Rey de la carretera”.