Las carreras de coches son algo casi intrínseco al propio automóvil. Casi desde el mismo día de su concepción, se han estado realizando carreras con estos artilugios. Tampoco es que sea algo raro, el ser humano siempre ha buscado superar sus límites y la velocidad es como una obsesión. Ir más y más rápido está en la sangre, en los genes del homo sapiens sapiens y las competiciones siempre han estado ahí. Había carreras de caballos antes de la aparición del automóvil, mucho antes (en la era romana ya se hacían carreras), las carreras en bicicleta también son algo muy, muy antiguo ¿y qué decir de las carreras entre las propias personas a pie?
Cuando apareció el automóvil, simplemente se ampliaron las posibilidades y se desdibujaron los límites, comenzaron una escalada que todavía hoy, no ha terminado. No hace falta ir muy lejos para ver que la velocidad todavía sigue siendo una obsesión: Bugatti Veyron y Chiron, Koenigsegg Agera, McLaren Speedtail, Hennessey Venom F5… y estos son los ejemplos más conocidos y además, hablamos de coches “de calle”. En las carreras las cosas fueron todavía más locas y sin control.
Gracias a Jackie Stewart la seguridad en la Fórmula 1 tuvo un antes y un después
Las primeras carreras se hacían en las vías públicas e incluso con tráfico, como la Mille Miglia o la Targa Florio y hasta la aparición de la Fórmula 1 en 1950, el Campeonato del Mundo fue el máximo exponente de la competición automovilística. Hay que decir que la Fórmula 1 no se aupó a lo más alto de las competiciones internacionales hasta pasado un tiempo, siendo un campeonato más en el que correr. Es cierto que contó con grandes pilotos como Fangio o “El Mantovano Volante”, el señor Nuvolari, pero despegó realmente algunos años después. Concretamente, la Fórmula 1 comenzó a contar con la importancia necesaria para considerarse la “Categoría Reina” en la década de los 60.
Importante, sí, pero ¿segura?
Uno de los mayores problemas que siempre ha contado la competición automovilística, al igual que ahora, ha sido su peligrosidad. Más de 20 vehículos en pista a velocidades de infarto es un caldo de cultivo especialmente bueno para que ocurra alguna tragedia. Y así era en los albores de las carreras y por supuesto, así era en las carreras de Fórmula 1 en aquellos años. Hay que dar las gracias a determinados pilotos, pues su empeño en aumentar la seguridad ha logrado que actualmente haya un mínimo de fallecidos en las carreras de todo el mundo. Pilotos que lo dieron todo por la competición, pero también lo dieron todo por la seguridad.
Entre los más importantes actores que lucharon por la seguridad está Sir John Young Stewart, más conocido como Jackie Stewart. Tres veces Campeón del Mundo de la Fórmula 1, Stewart fue un pionero, un faro que muchos otros siguieron después, en pos de aumentar la seguridad de las carreras. No en balde, los coches con los que corría el “mágico” Jackie, eran artefactos que no habían sido pensados para soportar un impacto. Es más, en ocasiones ni siquiera eran aparatos diseñados para que fueran eficaces o seguros de controlar, su único motivo de existencia era ir rápido a toda costa y punto. Lo demás era un extra que no se tenía en cuenta.
Comparados con los actuales, los coches que pilotó Stewart son lentos y delicados de conducir, los pilotos de antes eran auténticos héroes que se jugaban el pellejo en cada carrera. Esto no quiere decir que ahora sean gente sin pasión o pilotos cobardes, ni mucho menos, no todo el mundo puede ir a esas velocidades por las calles de Mónaco, por ejemplo. Simplemente, antes estaban hechos de otra pasta y ciertas cosas se tildaban de minucias. Hasta que, evidentemente, algunos pilotos como Jackie Stewart se propusieron cambiar las cosas.
«Cuando llegué al Gran Circo, las llamadas precauciones y medidas de seguridad en las carreras eran diabólicas” – Jackie Stewart
La seguridad en las carreras fue uno de los motivos por los que Stewart se retiró en 1973. En el Gran Premio de Estados Unidos, en un accidente, falleció su compañero de equipo François Cevert, provocando que Jackie tomará una decisión tajante. Pero la obsesión por la seguridad venía de lejos, pues ya llevaba años exigiendo mejoras en los circuitos, mejoras en las condiciones tanto para los coches como para los pilotos. El legado de Stewart a la Fórmula 1, además de sus tres campeonatos, se pueden ver cada día de carreras: cascos integrales, cinturones de seguridad y el equipo médico y de emergencias rápido y eficaz.
Tres Campeonatos del Mundo
Jackie Stewart se crio rodeado de coches, en el taller de su padre. A su madre no le entusiasmaron los coches en demasía, pero no impidió que su hijo acabara prendado de ellos. Es curioso también, que su padre, además de tener el taller, era jinete y su hermano llegó a intentar competir en carreras de coches. La velocidad estaba en la familia, no cabe duda. Dejó pronto los estudios, a los 15 años, para trabajar en el garaje mecánico de su padre y algún tiempo después, tras probar algunos coches de uno de los clientes de su padre (llamado Barry Siler) y demostrar en Oulton Park con un Jaguar, que tenía velocidad, acabó metiendo la cabeza en el mundillo de las carreras.
No tardó mucho en formarse una imagen que le permitió llegar a la Fórmula 1. Por ejemplo, en 1963 ganó 10 carreras, llamado la atención de Ken Tyrrell, quien le invitó a una prueba en Goodwood en el año 1964. Se le cedió un Fórmula 3 para esa ocasión y fue capaz de superar nada menos que a Bruce McLaren, quien competía con el mismo coche el mismo día. Algo que le valió a Stewart un asiento para el equipo oficial de F3 en 1964. El resultado fue arrollador: ganó la carrera de su debut sacando 40 segundos al segundo clasificado y ganó el campeonato. Veni vidi vici.
Ese mismo 1964 se estaba subiendo a un Fórmula 1, aunque no era puntuable para el campeonato. Era el Rand Grand Prix en Sudáfrica. Corrió con un Lotus saliendo desde la pole, aunque no acabó la carrera por problemas en la transmisión. No obstante, era un adelanto de lo que estaba por venir, ya que no tardó mucho en comenzar en presionar a los pilotos más avezados del Mundial de F1. Sirva como ejemplo que en su primera carrera, en Sudáfrica, salió 11º y acabó la carrera 6º. En la siguiente carrera, en Mónaco, mientras Graham Hill, su compañero de equipo, ganaba la carrera, él subía al tercer escalón del podio. Luego vinieron tres segundos en cinco carreras y por fín, la primera victoria en F1.
La carrera de Jackie no iba precisamente mal, pues acabó tercero ese año e incluso llegó a competir en las 24 Horas de Le Mans finalizando segundo de su clase. Sin embargo, en 1966 y 1967 sólo pudo terminar 5 de las 19 carreras en las que comenzó. Además, fue en 1966 cuando Jackie comenzó a tomar conciencia en torno a la seguridad, tras haber sufrido un accidente que terminó con su coche bocabajo. Salió del coche gracias a Hill y a Bondurant, que acudieron en su ayuda. Esos dos años, aunque fueron poca cosa en F1, sí dieron sus frutos en otros campeonatos como la Indy, donde se llevó los honores al novato del año en las 500 millas, la cual no pudo terminar porque se averió el motor de su Lola T90 a ocho vueltas del final.
En 1968 estuvo cerca de llevarse el premio gordo, pero no fue hasta 1969 cuando comenzó realmente la escalada de Jackie. Ganó la primera carrera en Sudáfrica, la carrera en España, en los Países Bajos, en Francia y en Gran Bretaña y finalmente se llevó el título de Campeón del Mundo de la Fórmula 1. Por desgracia, 1970 fue un año para olvidar, pero 1971 fue todo lo contrario. Para entonces ya competía con los coches de Tyrrell, quien había dejado Matra el año anterior por algunos problemas con los motores. Ganó cinco carreras casi seguidas y aunque se retiró en Austria, tenía un bagaje de puntos considerable y aunque faltaban tres carreras, nadie podía igualar su saldo de puntos y por tanto, Sir Jackie Stewart se llevó su segundo título mundial.
Fitipaldi le puso freno en 1972, impidiendo que Stewart se llevara un título más, pero sus acciones ya habían dejado huella y era considerado uno de los mejores pilotos del mundo. Además, también estaba dejando huella fuera de las pistas, en su búsqueda de mejorar la seguridad de las carreras, una búsqueda que sirvió de base para la seguridad que hay hoy día en la Fórmula 1.
Por el contrario, la temporada de 1973 fue muy distinta. Stewart comenzó bastante fuerte, con un tercero, un segundo y una victoria. Después de eso, ganó 4 de las 8 carreras siguientes, igualando a Jim Clark en cuanto a victorias en carrera (25). Luego superó dicha cifra, pero fue enturbiado por el fallecimiento en un accidente de Roger Williamson. Por desgracia, poco tiempo después, falleció su compañero de equipo en un accidente en calificación y el equipo Tyrrell se retiró de la carrera, la que habría sido la número 100 para Stewart. Ese mismo año Jackie se llevó su tercer título, pero también se retiró de la Fórmula 1
Helen, la cronometrista
Jackie Stewart tuvo una gran carrera en la Fórmula 1. Está considerado uno de los mejores pilotos de todos los tiempos y junto a Senna, es culpable de muchas mejoras en la seguridad de las carreras. Sin ellos, quizá todo no sería igual. Pero una de las cosas que más llamaba la atención, era la relación con su mujer, Helen, quien le acompañaba a todas las carreras.
Al contrario que algunos compañeros de profesión, Stewart no era un hombre mujeriego y el mejor ejemplo es que sigue con la misma mujer desde hace más de 55 años. Mujer, por cierto, que se encuentra sufriendo demencia senil y ocupa todo el tiempo del que dispone el ex piloto británico. De hecho, los problemas que padece su mujer le llevaron a crear una fundación para recaudar fondos que ayuden a prevenir esta enfermedad. Luchó por la seguridad en los circuitos y sigue luchando fuera de ellos por una vida mejor para otras personas. Grande dentro y también grande fuera.
Una de las cosas más interesantes relacionadas con esta longeva pareja, era su coordinación y cooperación en los circuitos. Por lo general, las mujeres y novias de los pilotos se limitaban a mirar como su pareja se jugaba la vida en pista, pero Helen estaba allí para ayudar. Mientras Jackie luchaba de tú a tú con pilotos como Graham Hill, Helen hacía las funciones de cronometrista.
En aquellos años eso de la telemetría no existía, todo era más de “andar por casa”, más simple y quizá, también más romántico. No era raro ver a los jefes de equipo y a los diferentes miembros de los equipos, apostados en el muro de boxes cronómetro en mano para tener control sobre los tiempos por vuelta que se estaban logrando. También estaba el papel del cronometrista, un miembro de mucha confianza que se encargaba de controlar los tiempos y de compararlos con los del resto. No había telemetría, insistimos, y se tenía que controlar todo de forma más manual.
Hellen destacó precisamente en ese papel y lo hizo durante toda la vida deportiva de Jackie Stewart. Según palabras del propio piloto, Helen podía controlar las más de dos docenas de coches en pista con un solo reloj y de forma espectacularmente precisa.
“Helen era capaz de monitorear a más de dos docenas de pilotos con la precisión de un láser gráfico, con una clarividencia espectacular, y de repente, ya no recuerda nada…”
Jackie y Helen tuvieron dos hijos. Por un lado, está Paul, quien fue piloto y acompañó a Stewart cuando crearon el equipo de carreras en 1997 y por otro está Mark, quien acabó siendo producto de cine y televisión.
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