El Jaguar XJ220 es un coche espectacular. Su silueta, extremadamente baja y larga, junto con su anchura, impresiona en vivo. Es uno de los coches más icónicos de la marca en compañía del Jaguar E-Type, aunque se trata de un proyecto con varios claroscuros. Sin embargo, como la gran mayoría de grandes coches, su historia comienza en la clandestinidad, en los ratos libres de algunos ingenieros y en el posterior convencimiento de los que tienen el dinero para ponerlo en producción.
Corría el año 1992 cuando el Jaguar XJ220 se puso a la venta, pero el proyecto comenzó en 1984 y tuvo que ser reformulado tras su presentación en el Salón de Birmingham. En aquel momento, el espectacular deportivo británico contaba con un sistema de tracción total y un enorme V12 de casi siete litros colocado tras los asientos. Era un monstruo más próximo a la competición que a la calle y por eso fue un rotundo éxito, con más de 1.000 pedidos en firme. Y eso, sin saber siquiera si la marca lo llegaría a producir, pues se mostró como un simple prototipo.
Jaguar se frotaba las manos y los clientes no sabía si tirarse de los pelos o vivir a base de tila, porque el coche era increíble; demasiado largo y ancho para ser un dos plazas, demasiado rápido para las vías públicas, demasiado caro de mantener… un auténtico supercoche que recuperaba la conexión de Jaguar con la competición, donde la marca del felino siempre tuvo una gran presencia y un gran rendimiento ganando muchos títulos.
Sin embargo, había un problema con el que no contaron cuando desarrollaron un coche como este, donde el número 220 de su denominación hacía referencia a su velocidad punta (220 millas/hora, 354 km/h): el costo del desarrollo. Cuando comenzaron a dar forma a la versión de producción, se dieron cuenta que no podría tener las mismas características del concept o el precio se dispararía excesivamente.
Así que empezaron los recortes en varios apartados y desapareció la tracción total mientras el motor pasaba a ser un V6 (aunque sobrealimentado). Muchos clientes que había hecho su pedido en firme anularon el registro y otros se quejaron por el cambio en las características del coche, muy alejadas del modelo inicial y el que habían pedido.
No obstante, el coche era rápido, muy rápido y seguía siendo espectacular. Jaguar prometía un 0 a 100 km/h en menos de 4 segundos (los medios de la época no lograron bajar nunca de los 4 segundos, de hecho, no bajaron nunca de los 4,5 segundos) y oficialmente alcanzaba los 350 km/h (tampoco se logró nunca llegar a esa cifra, siendo la máxima de 342 km/h lograda por Martin Brundle) De todas formas, fue durante mucho tiempo fue el coche de producción más rápido del mundo e incluso llegó a marcar una vuelta rápida en la variante norte de Nürburgring, con un tiempo de 7:36.46.
Cuando Jaguar se puso manos a la obra con este modelo, estaba sumida en apuros económicos y la crisis de los 90 hizo que se anularan muchos pedidos y no se lograran más. Sólo se fabricaron 271 unidades, muchas menos de las proyectadas en un momento (los pedidos iniciales superaban el millar). Hoy, es un objeto de culto y un deseo de muchos coleccionistas.