En ocasiones, cuando no se sabe lo que se tiene, se pueden cometer errores de gran calibre. Como en este caso, donde el error es la nota predominante en la historia del coche que nos ocupa, uno de los 24 Ferrari 340 America fabricados en la década de los 50, el cual, ha tenido una vida tremendamente movida. Sólo como adelanto: se cambió el motor por un V8 americano, la carrocería original se cambió dos veces e incluso a punto estuvo de ser cortado en trozos para convertirse en dragster. Y todo esto tras haber competido en las 24 Horas de Le Mans quedando 5º en 1952.
Allá por la década de los 50, el mercado estadounidense comenzaba a dar señales de ser un punto álgido para muchos fabricantes europeos. Los americanos aceptaban casi cualquier coche con una capacidad de crear demanda y absorber stock sorprendente. Fue la época en la que apareció el Mercedes 300 SL, creado por petición de un famoso importador o el BMW 507, creación que también se llevó a cabo por solicitud del mismo importador. Incluso Ferrari creó modelos específicos para aquel mercado, o al menos, con denominaciones que hacían un claro guiño.
El Ferrari 340 America apareció en 1950, basado directamente en el Ferrari 340 F1 y creado, según palabras de la propia casa italiana, “para satisfacer las demandas de una nueva clase de propietarios”. Montaba un motor V12 Lampredi y el primer ejemplar lucía una carrocería de Touring cuyas líneas recordaban al 166 Barchetta. Hubo versiones con carrocería Ghia y Vignale, como era costumbre por aquellos años (Pininfarina llegaría más tarde).
La unidad azul de las fotos es una de los 24 ejemplares que se fabricaron en 1952 del Ferrari 340 America, una con carrocería Vignale más concretamente. Se trata del coche que quedó 5ª en las 24 Horas de Le Mans de 1952 con Laurent Vincent y André Simon a sus mandos. Algo después, el propio Vincent volvió a correr con este coche en Montlhéry antes de acabar a manos de Luigi Chinetti, un tipo de sobra conocido por ser uno de los importadores de Ferrari para América más famosos.
Es aquí donde la historia de esta unidad se vuelve un poco turbulenta, porque este coche ha pasado por infinidad situaciones y alguna que otra transformación. Es lo que ocurre en Estados Unidos con acérrimos defensores del producto patrio, siempre apostando por las grandes cilindradas y por los bloques V8. Incluso actualmente, cuando casi todos los fabricantes piensan en reducir emisiones y hacer motores más pequeños, los americanos siguen por su camino del “burro grande, ande o no ande”, con Ford a la cabeza pensando en meter un nuevo V8 de casi siete litros bajo el capó del Mustang y del F-150.
Chinetti, una vez el coche al otro lado del Atlántico, se lo vendió a un abogado llamado Bill Galvin, quien a su vez se lo vendió a finales de los 50 a Paul Owens, un tejano que pronto desechó el V12 italiano (se vendió en Chicago) y en su lugar metió un V8 yankee, un Chevy. Durante una de sus salidas, que no eran en circuito si no en carretera abierta, tuvo un accidente y en lugar de reparar la carrocería, directamente se cambió por una nueva de tipo descapotable, concretamente una carrocería de Bangert Manta Ray. Lo más curioso es que esta carrocería se dañó durante el transporte y se volvió a cambiar por otra nueva, pero en esta ocasión fabricada con fibra de vidrio. En 1963 se perdió la pista del coche, en Salk Lake City.
El Ferrari 340 America estuvo desaparecido durante casi 30 años, hasta que un día de 1990 reaparece cuando una persona lo compra por unos míseros 200 dólares, un piloto de dragster llamado Mike Sanfilippo. El objetivo de su nuevo dueño era cortar el chasis para adaptarlo y transformarlo en un dragster que, por suerte, no se llevó a cabo. Fue en 2006 cuando se puso a la venta en eBay (sí, en eBay) y un restaurador lo compró por 26.912 dólares. Lo compró pensando que era un Devin, aunque un día, después de desmontar el coche, se encuentra una placa numerada de Ferrari en un chasis tubular que no debería estar ahí. Así que contactó con un experto en Ferrari, quien encontró que, el chasis número 0202A, correspondía a uno de los 24 Ferrari 340 America de la década de los 50 y que incluso compitió en Le Mans.
Una sorpresa mayúscula, como cabe esperar. Se compró un Devin y resultó ser un Ferrari de la década de los 50, cuya cotización puede alcanzar los cinco millones de dólares. Sobre todo ahora, que ha sido cuidadosamente reconstruido hasta su estado original. La instaló y restauró la carrocería Vignale diseñada por Michelotti y se montó bajo el capó delantero un V12 Ferrari de 4,1 litros (no se sabe si es el original). Ferrari Classiche ha certificado que el coche está en estado original y ha registrado la historia en un libro.
La famosa casa de subastas Mecum pondrá este ejemplar bajo el martillo en el mes de enero de 2021, con motivo del evento “Kissimmee 2021”.