Artesanía de primera, diseño exclusivo, elevadas prestaciones,…Bugatti siempre ha sido sinónimo de calidad y lujo, pese a que sus coches siguen produciéndose exclusivamente a mano por sus maestros artesanos de principio a fin. Y el símbolo de esa calidad y lujo se expresa de manera inconfundible en el emblema que porta el radiador de cada modelo de la marca: el inconfundible “macaron” Bugatti.
Nada más ni nada menos que 150 gramos de plata de ley, La mejor calidad de relieve. Esmalte de alto brillo. Marcado efecto 3D en todos sus trazos. Desde 1909, año en el que se fundó la marca, la insignia con el logotipo de Bugatti, conocida bajo el nombre de como “Macaron” simboliza la exclusividad, el diseño y la excepcional labor de artesanía sobre el radiador de la herradura que preside el frontal de cada modelo de la marca francesa.
“La importancia que el Macaron Bugatti todavía tiene para nuestra marca hoy en día se demuestra por su incomparable calidad, el amor por los detalles que en ella se expresan y, también, por su peso”, comenta Stephan Winkelmann, presidente de Bugatti. “La insignia Macaron es uno de los pocos componentes de nuestros vehículos cuyo peso jamás se pone en duda. La insignia está elaborada de forma sólida en plata de ley 970, ofrece un diseño de muy alta calidad para su tamaño, y para Bugatti esto es más importante que ofrecer un componente más liviano. Desde que la empresa comenzó a operar, el inconfundible óvalo en color rojo intenso ha mostrado al mundo el reconocido nombre de Bugatti y encarnado el fuerte simbolismo que la marca ha alcanzado”.
La insignia Macaron ha identificado los productos Bugatti durante más de 110 años, desde que se fundara la sede de la empresa en Molsheim a finales de 1909, cuando el propio Ettore Bugatti colocó una insignia ovalada elaborada en metal esmaltado sobre la rejilla del radiador del Bugatti Tipo 13, el primer coche oficial de la marca. Fue el propio Bugatti quien decidió el reconocible diseño ovalado de letras blancas sobre fondo rojo. Un diseño muy similar al que en su día Ettore había elaborado para su Deutz, un fabricante de Colonia (Alemania) donde estuvo trabajando antes de dar el paso de crear su propia marca.
De acuerdo con las instrucciones para el diseño de la marca, invariadas en su esencia durante más de 110 años, la placa de Bugatti se obtiene cortando un cilindro con un diámetro de 45 mm en un ángulo de 30 grados. Junto con las letras en color blanco fácilmente legibles sobre el fondo rojo del óvalo, en la insignia también se encuentran las iniciales EB (Ettore Bugatti) elaboradas en color negro. Y sobre el circundante borde blanco que delimita la placa, 60 puntos de color rojo representan la potencia y la pasión de la marca por la velocidad y sus creaciones. El blanco de la placa evoca la elegancia y la nobleza de sus diseños y el color negro de las siglas EB la excelencia y el coraje que persiguió y mostró el creador de la marca. Los 60 puntos simbolizan —según indican las leyendas de la marca— perlas o hilos en un estilo que se ajusta a la moda “Art Nouveau”. A lo largo de los 109 años de historia de la marca, Bugatti apenas ha introducido leves cambios en la apariencia del ‘Macaron’, manteniendo invariado en su conjunto.
Bugatti rompió con la tradición en la época optando por una placa sobre la parrilla en vez de por la acostumbrada figura situada en el capó sobre la rejilla frontal, puesto que el propio Ettore consideraba que tal elemento solo habría contribuido a estropear el diseño de los vehículos. Si hoy en día hubiera que retomar tal decisión, múltiples razones aerodinámicas y de seguridad desaconsejarían la resolución que hace 109 años tomó Bugatti. Durante toda la historia de la marca, la única excepción fue el elefante danzante que se instaló en el Bugatti Type 41 Royale de 1926, cuya presencia únicamente se debió al tributo que Ettore quiso rendir a su hermano Rembrandt tras el fallecimiento de este a una edad temprana.
Durante los últimos 15 años, los emblemas de Bugatti se producen de manera artesanal en la empresa Poellath GmbH & Co. KG Münz- und Prägewerk“ de Schrobenhausen (Baviera, Alemania). Allí, con herramientas igualmente manufacturadas por la propia compañía, maestros artesanos realizan por completo a mano la producción de cada una de las placas. “Para obtener tan alta calidad en un elemento de alta joyería tan fino como es la placa Macaron de Bugatti, esta únicamente puede ser producida a mano y de manera completamente artesanal”, indica Thomas Demel, director ejecutivo de Poellath, compañía especializada en la producción de emblemas metálicos de alta calidad. Todo el proceso, incluso los pasos más pequeños, se efectúa con extraordinaria precisión en los talleres de la factoría de Schrobenhausen, el único en todo el mundo capaz de producir esta insignia con el efecto 3D que se aplica al esmalte.
Poella produce los emblemas de Bugatti desde 2003, año en el que comenzó con la producción de las destinadas a lucir en el frontal de los Veyron 16.4. En 2014 inició el desarrollo de las placas para los Chiron, dotadas de una nueva profundidad visual, desconocida hasta ese momento. En ella, las letras de Bugatti y los puntos en el borde aparecen ubicados en un plano y están, al igual que el fondo, esmaltados. Este se sitúa en un plano dos milímetros más bajo, lo que permite crear una auténtica sensación 3D”.
Las placas no son iguales en todos los modelos. Las del Chirón, por ejemplo, aumentaron de anchura en 14 mm y de altura en 8mm comparadas con las del Veyron. El tamaño de las placas se elabora en función de la forma y tamaño de la parrilla de cada modelo donde van a ir instaladas. Su estampado ofrece una elevada nitidez y precisión en su realización, incluso cuando se examina muy de cerca. Actualmente, la gran mayoría de las insignias se entregan elaboradas con el fondo del óvalo en color rojo, aunque también las hay que cuentan con el fondo del Macaron en negro. Se trata de las placas que portan las versiones Chiron Noire o Super Sport 300 + 2, como una muestra más a su distinción dentro de la gama de modelos del fabricante. Poellath también produce las pequeñas insignias de Bugatti que la marca utiliza para, por ejemplo, identificar las llaves de sus modelos o de determinados objetos de diseño.
Para crear cada una de las placas, su esmalte y los tornillos de fijación, se precisa la intervención de hasta 20 trabajadores cualificados de los diferentes departamentos de Poellath, durante al menos 10 horas de trabajo distribuidas en varias jornadas. Cada placa pesa exactamente 159 gramos y utiliza como metal base plata de ley de 970, grabada en distintas etapas con hasta 1000 toneladas de peso durante su proceso de creación. El esmalte utilizado es de vidrio fusionado con hierro, un proceso de producción que se remonta prácticamente a los inicios de la marca, pues cuenta con más de 100 años de antigüedad, aunque ha sido modernizado para eliminar el empleo de cualquier tipo de material tóxico en su fabricación.
Una característica muy especial del proceso de esmaltado es el hecho de que la curvatura convexa típica del emblema se produce por sí sola cuando el esmalte se solidifica a 600 grados, mientras la plata continúa contrayéndose por debajo, La capa de esmalte es de aproximadamente 0,5 mm de grosor y para lograrla se usan compuestos inorgánicos como silicatos y óxidos, que se fusionan con la plata cuando esta se derrite, dado que en su producción se trabaja incluso a temperaturas de hasta 900 grados Celsius.
Tras todo el proceso, durante el cual cada placa es objeto de repetidas revisiones de calidad, el producto resultante se lija y pule finamente a mano. “Ninguna máquina es capaz de hacer esto debido a las diferentes curvaturas y superficies ubicadas en la parte trasera. Los puntos individuales también están esmaltados y procesados a mano”, indica Thomas Demel. Los espárragos de fijación se sueldan en una sola pieza. Que cada una de las plazas es una pieza única y singular, queda confirmado por los finos e inevitables poros que se producen en el esmalte que lejos de ser un defecto muestran la calidad y singularidad de su proceso de pro
“El uso del esmalte asegura colores de la más alta calidad en el metal. Además, permite que la placa permanezca brillante y con colores sólidos durante décadas, si no siglos. También muestra el carácter especial de la artesanía a mano y la riqueza de los detalles. Si el material base es de plata de ley, como Bugatti, su calidad aumenta aún más. Todo esto hace de la placa Bugatti un emblema aún más único y exclusivo en el campo de la automoción”, explica Thomas Demel.