Siempre que se habla de Lamborghini, es inevitable hacer referencia a los míticos Miura, Countach y compañía. Incluso el Lamborghini Murciélago, que es uno de sus grandes V12 más recientes, es todo un coche de culto. Pero hay otros modelos de la marca que también merecen algo de atención, sobre todo cuando han sido uno de los pilares que han evitado la desaparición del emblema del astado de las carreteras.
Lamborghini, como muchas otras compañías de su estilo, ha pasado por momentos complicados, realmente complicados. Actualmente, pocos sellos tan exclusivos y específicos en sus productos como Lamborghini, “viajan” solos. En pleno Siglo XXI, muchas de las grandes marcas de automóviles, tales como Porsche o Maserati, se encuentran encuadradas en un grupo automovilístico más grande o bien, están capitaneadas por empresarios con una gran fluidez de capital, como es el caso de Aston Martin, que ha estado bajo control de Ford, por ejemplo, para ver como Mercedes queda con un pequeño trozo de la empresa.
Son pequeños ejemplos, pues Ferrari, que ha estado integrada en el Grupo FIAT durante décadas, se separó en 2015 y salió a bolsa casi al instante, logrando grandes resultados y el poder para no tener que contar con la ayuda de nadie. Pero claro, pensarás que Ferrari es una marca especial y que puede permitirselo, y tienes razón, pero también te olvidas que Lamborghini está viviendo sus mejores momentos, al igual que Porsche, y ninguna de ellas dejará el Grupo Volkswagen, ni por asomo.
Bajo el nombre de Silhouette, Lamborghini creó un coche diferente, además de ser el primero en ofrecer un techo practicable al estilo targa
De hecho, hay que destacar que Lamborghini vive sus mejores momentos, con ventas muy elevadas año tras año, gracias en gran parte al Lamborghini Urus, que copa más de la mitad de las ventas de la marca. Pero eso no siempre ha sido así, la firma de Sant’Agata pasó, como hemos dicho antes, por muy malos momentos y uno de los coches lanzados en esos malos momentos, puso la primera piedra para evitar que la marca cerrara: el Lamborghini Silhouette.
Un coche creado con el dinero justo
Corrían la década de los 70 y Lamborghini había logrado una fama importante con modelos como el Miura. Es más, el Lamborghini Miura logró que muchos se quedaran con la boca abierta ante semejante automóvil, toda una declaración de intenciones y de capacidades que pusieron sobre el asfalto el considerado primer “superdeportivo” de la historia. Al menos, tal y como entendemos actualmente el concepto.
Sin embargo, allá por 1975 comenzaron a pasar por una racha bastante oscura, flirteando peligrosamente con la bancarrota y por tanto, con el cierre de la empresa. El Lamborghini Urraco había sido una gran inversión económica, pero sus ventas no fueron las esperadas y los ingresos se resintieron en demasía. Había que hacer algo para salir del agujero, pero no había dinero para crear nada, la liquidez era realmente justa y los movimientos posibles, más limitados todavía.
La solución llegó con el propio Urraco, el modelo que por entonces era el escalón de acceso a la gama del fabricante italiano. Ferruccio seguía pensando que su “pequeño” deportivo V8 podía ser un éxito, que sería el coche que permitiría llenar las arcas más rápido que los grandes V12, creando una red de seguridad y pudiendo trabajar con mayor libertad. Por tanto, contactó nuevamente con Bertone y le pidió que volviera a diseñar el Urraco. Tenía que ser lo suficientemente diferente para que nadie los relacionara y por supuesto, debía ser un auténtico Lamborghini impulsando las ventas de la marca y pudiendo recuperar parte de ese dinero perdido con el Urraco.
Bertone, usando la base del ya mencionado deportivo de acceso, comenzó a trabajar y presentó los primeros bocetos poco después, destacando por los dimensionados arcos de las ruedas, un perfil bastante afilado y una zona trasera casi calcada al Urraco. Bajo el nombre de Silhouette, se mostró al público en el Salón de Ginebra de 1976 y aunque todavía dejaba ver sus orígenes, el coche era lo suficientemente diferente como para llamar la atención. Además, fue el primer Lamborghini en ofrecer un techo practicable al estilo targa.
El interior también era más ergonómico y estaba mejor rematado, con asientos tipo “bucket”, tapizados en una tela similar a la usada por el Urraco pero con algunos detalles propios. El cuero se ofrecía como opción, pero seguía usando el mismo extraño volante del Urraco.
V8 central, 260 CV, pero apenas 50 unidades producidas
Para entonces, Ferruccio había vendido las últimas acciones de Automobili Lamborghini y fueron los nuevos directores, Georges-enri Rossetti y René Leimer, quienes habían acabado el proyecto del Silhouette. También cabe destacar que ese techo targa fue idea suya, viendo la buena acogida que tuvo el Porsche 911 en Estados Unidos.
Cabe recordar también que por aquellos años su mayor rival, Ferrari, tenía uno de los coches más valorados de la marca: el 308 GTB. El Ferrari 308 GTB apareció en 1975, tanto en el Salón de París como en Londres, sorprendiendo a todos por su diseño, obra de Pininfarina (de la fabricación de la carrocería, de fibra de vidrio, se encargó Scaglietti), vistiendo un chasis tubular casi de carreras.
El Lamborghini Silhouette quedó un poco eclipsado por el modelo de Maranello, que además de presumir de su carrocería de fibra de vidrio, también montaba un V8 pero en este caso de 188 kW (255 CV). Aún así, el Silhouette montaba el V8 del Urraco, un bloque de tres litros con 191 kW (260 CV), acoplado a un cambio manual de cinco relaciones. Tenía culatas de 16 válvulas, bloque de aleación de aluminio y cárter seco.
La producción del Lamborghini Silhouette fue muy corta, según la fuente entre 53 y 55 unidades en dos años, pero al parecer sentó las bases para el Lamborghini Jalpa, que mantuvo la empresa a flote hasta que apareció Chrysler. Lo americanos tuvieron el control de la marca durante algunos años y fueron los responsables de la creación del mítico Lamborghini Diablo.
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