El regreso de Lancia al mercado internacional es uno de los temas más candentes de la actualidad, sobre todo después de ver lo que tienen previsto en Stellantis, donde la pasión por el automóvil está absolutamente descartada y harán de la firma algo así como una marca de lujo que ofrece vehículos eléctricos “con estilo”. Lancia, aquella Lancia creadora de los Stratos, Delta HF Integrale, del mítico Lancia Rallye –más conocido como 037–, del Thema 8.32, del injustamente menospreciado Lancia Thesis… esa Lancia, que quede claro, ya no volverá. Solo hay que ver la última creación que han presentado como adelanto de su futuro, el llamado Lancia Pu+Ra HPE, un prototipo que oculta algunas formas inspiradas en el mencionado Stratos, pero que resulta totalmente indiferente e intrascendente.
Lancia será una marca coches eléctricos de lujo, pero dejará de lado la deportividad. Una lástima, sin lugar a dudas, aunque como ocurre con todas estas marcas míticas, los aficionados podrán disfrutar de su pasado, de aquello que realmente hizo grande a la marca y de aquello que, en realidad, debería haber marcado el futuro de la misma. Los actuales responsables afirman haberse basado en su pasado para el próximo paso hacia el futuro, pero esa inspiración solo la ven ellos… ¿verdad? Atrás quedarán coches como el Lancia Fulvia 1600 HF Competizione, un automóvil único, fabricado por Ghia y que esconde una historia de lo más interesante y que, como curiosidad, ni siquiera tiene a Lancia como personaje activo en la trama.
El Lancia Fulvia 1600 HF Competizione apareció en 1969 y en su creación, ya fuera directa o indirectamente, estaban involucrados Lancia, Ford, Ghia y el entonces propietario de Ghia, el señor Alejandro de Tomaso. Del diseño se encargó Tom Tjaarda, quien también daría forma a una enorme lista de automóviles: Lancia Flaminia 2.8 Pininfarina Coupé Speciale, Ferrar 330 GT 2+2 Pininfarina Serie 1, FIAT 124 Spider Pininfarina, SEAT Fura, Renault Dauphine, De Tomaso Pantera, SEAT Ronda, Chrysler LeBaron y hasta el interior del Lamborghini Diablo.
Ton Tjaarda, en una entrevista, describió el Fulvia 1600 HF Competizion como uno de los mejores coches que jamás había diseñado, algo ha tener muy en cuenta cuando el curriculum del diseñador es tan extenso y abarca creaciones de belleza innegable. El coche debía expresar, claramente, la mejor innovación técnica de la que siempre había hecho gala Lancia, pero en realidad, detrás de este coche había un plan maquiavélico del señor Alejandro De Tomaso. El argentino, en aquellos momentos, era el mecenas de Ghia, controlaba parte de su funcionamiento y pensó que podría atraer a Ford, para que comprara Lancia, que estaba en serios problemas y necesitaba apoyo de una gran compañía para no desaparecer. El caso es que había que demostrar que la firma italiana tenía futuro y podía seguir por el mismo camino que habia llevado hasta ese momento.
Pero además, De Tomaso tenía otros planes adicionales. El entonces director general de Ford Motor Company, Lee Iacocca, era amigo de Alejandro y los objetivos del argentino, es que Iacocca le nombrara CEO de Lancia, para así, poder cumplir su sueño de dirigir su propia empresa automovilística. Sin embargo, como ya todos sabemos –o casi todos–, el acuerdo nunca se concretó, pues FIAT, que se había enterado de las intención de De Tomaso, se adelantó y se hizo con el control de Lancia. Eso no detuvo el proyecto y el Lancia Fulvia 1600 HF Competizione se dejó ver en Ginebra y en Turín en 1969.
El coche, el Fulvia 1600 HF Competizione, obviando todo lo contado hasta el momento, era un coche interesante y hasta cierto punto, innovador. Presentaba diferentes soluciones para reducir el peso todo lo posible, incluso tenía un parabrisas especial, tres milímetros más delgado de lo normal, creado por la empresa belga Galverbet. También presumía de una aerodinámica de vanguardia, con faros retráctiles y un alerón trasero móvil, que se podía esconder o cambiar su ángulo.
Se desarrolló sobre el chasis del Lancia Fulvia, aunque se modificó en diferentes puntos para mejorar el comportamiento deportivo y poder instalar la nueva carrocería. Por ejemplo, el propulsor V4 de 1,6 litros se colocó 30 milímetros más bajo, al tiempo que la suspensión trasera adoptó un esquema de dos brazos transversales independientes. El depósito de combustible se fabricó con aluminio y se instaló en el compartimento trasero. Incluso se dice que el coche fue probado y modificado para participar en las 24 Horas de Le Mans de 1970, pero tras la compra de Lancia por FIAT, el programa fue abandonado.
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