Antes, seguro que os habéis dado cuenta, se hacían las cosas de manera diferente, había una mentalidad distinta. ¿Os imagináis a día de hoy un turismo convencional con motor Ferrari? Podríamos pensar en el Alfa Romeo Giulietta QV, cuyo motor V6 sobrealimentado tiene raíces en Maranello, pero no es un motor Ferrari propiamente dicho. Nosotros estamos hablando de coches como el Lancia Thema 8.32, que sí monta, directamente, un motor de origen Ferrari.
El Lancia Thema se presentó en 1984 y era uno de los resultados del “proyecto cuatro” que se llevó cabo entre la misma Lancia, FIAT, SAAB y Alfa Romeo, una conjunción de firmas que desarrollaron una plataforma que sirviera de base para diferentes modelos como el FIAT Croma, el SAAB 9000, el Alfa Romeo 164 y sí, el Lancha Thema. De hecho, entre los italianos también se llegó a compartir motorizaciones, como un 2.0 turbo, que iba de los 155 CV hasta los 204 CV, según el modelo donde fuera montado y la evolución que sufrió con el paso del tiempo.
La decisión de montar un motor de origen Ferrari estaba cimentada sobre la idea de otorgar al Thema un mayor caché, pues el motor más grande que se montaba entonces, el V6 PRV, no era suficiente para plantar cara a marcas como Mercedes o BMW. Es cierto que tenía una versión con el motor del Lancia Delta HF, la hemos mencionado anteriormente, pero no tenía la configuración adecuada para que fuera lo suficientemente refinado; había que recurrir a otra cosa.
Un importador francés llamado André Chardonnet, sugirió recurrir al banco de órganos del Grupo FIAT y tomar prestado el motor V8 del Ferrari 308. No sería la primera vez que un Lancia hacía uso de un motor Ferrari, todos recordamos el Lancia Stratos, por ejemplo, ni tampoco sería la primera vez que un turismo más convencional que el Stratos, hacía uso de un motor Ferrari, como puede ser el caso del FIAT Dino. Por tanto, la idea no era descabellada, aunque la realización podía ser complicada, pues el Thema era un coche con motores transversales y tracción delantera. La posición transversal no era un problema, la idea de coger el V8 del Ferrari 308 era, precisamente, que iba montado en posición transversal, la cuestión era enviar la potencia a las ruedas delanteras.
Hablamos de un motor de 2.927 centímetros cúbicos con culatas de cuatro válvulas por cilindro –la denominación “8.32” era por el número de cilindros y el número de válvulas–, alimentación mediante inyección electrónica y una potencia de 255 CV. Era un motor pensado para un automóvil deportivo, para una berlinetta, así que los ingenieros de Lancia adaptaron el motor a las pretensiones del coche. Por ejemplo, se cambio el cigüeñal plano por uno convencional –el calado de las muñequillas pasó de 180 a 90º–, se cambiaron las válvulas por unas un poco más pequeñas, se cambió el orden de encendido y la inyección Microplex de Magneti Marelli dejó su lugar a un sistema Bosch KE3 Jetronic. El resultado fue que se pasó de 255 a 215 CV a 6.750 revoluciones y de 263 a 285 Nm de par a 4.500 revoluciones. Además, el motor no entraba en el vano motor y hubo que modificar los soportes y la bomba del agua, que era específica para los Thema 8.32.
Curiosamente no era mucho más veloz que un Lancha Thema Turbo, pero sí ofrecía ese caché que se estaba buscando. Completaba el 0 a 100 km/h en siete segundos, llegaba a los 240 km/h y podía acelerar desde parado y recorrer 1.000 metros en 28 segundos, lo que no eran datos especialmente buenos, pero no eran realmente su objetivo.
Las ventas del Lancia Thema 8.32 no fueron sorprendentes, aunque era algo que se tenía claro en la marca. Las previsiones iniciales eran de unas 1.200 unidades anuales, aunque finalmente solo salieron de fábrica 3.971 unidades entre 1986 y 1992.
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Me parece que los motores para el 8:32 se montaron por Ducatti y no en Maranello.