En 1959 Maserati lanzaba el que hoy día está considerado como uno de los grandes automóviles de la marca italiana. Un coche que ha sido homenajeado con un espectacular prototipo que tomaba como base el no menos espectacular Maserati MC12. Ese vehículo es conocido como “Birdcage”, jaula para pájaros, apenas superaba los 550 kilos de peso y era capaz de alcanzar los 270 km/h.
Hablamos, obviamente, de los Maserati Tipo 60 y Tipo 61 Birdcage, dos automóviles que son un objeto de culto actualmente y un motivo de orgullo para la marca, pues supusieron una revolución en la década de los 50 y atesoran algunas curiosidades que al principio no parecen tener sentido pero que luego sorprenden por el resultado.
Para conocer un poco mejor a este Maserati , hay que viajar atrás en el tiempo, hasta 1958. Por aquel entonces Maserati estaba controlada por la familia Orsi y contaba con la ayuda de Giulio Alfieri, a quien se encargó el desarrollo de nuevas soluciones técnicas para mejorar la competitividad de los Maserati de carreras. Las carreras siempre han sido fuente de inventos y nuevas soluciones desde casi el mismo día de la invención de esta máquina y además, Alfieri pudo contar con total libertad de movimiento, sin restricciones económicas o de tiempo.
El Maserati Birdcage pesaba 570 Kg. y tenía una potencia de 200 CV, cifras que le hacían extremadamente ágil
Cuando a un ingeniero no le pones límites suelen ocurrir cosas, cosas interesantes o auténticas locuras. Pasa lo mismo que con un diseñador, a quien la carta blanca para crear lo que quiera les puede volver un poco locos. Y algo así le ocurrió a Alfieri, porque en lugar de crear un monocasco como estaba previsto, se decantó por una estructura bastante más compleja multitubular cuya disposición y número (un total de 200 tubos de entre 10 y 15 milímetros de diámetro) le valieron su nombre de “jaula de pájaros). Un enrejado que ofrecía ligereza y rigidez al fabricarse con tubos de acero al cromo-molibdeno de muy alta calidad.
Para continuar con esa ligereza, el motor elegido fue un dos litros de cuatro cilindros alimentado por dos carburadores Weber 45 DCO3 y un doble encendido Marelli, capaz de entregar 200 CV. Dicho bloque se inclinó 45 grados para bajar el centro de gravedad y aumentar la estabilidad al máximo y volver especialmente ágil un coche que arrojaba sobre la báscula un total de 570 kilos.
La primera aparición del Maserati Tipo 60 Birdcage fue en mayo de 1959. El coche sería pilotado por Sir Stirling Moss, quien llevó a cabo pruebas en Módena y en Nürburgring. Y es aquí, en estas pruebas, donde se descubre una curiosidad. El acero empleado para los tubos era de una elevada calidad, muy elevada calidad, tanto, que los tubos eran casi indeformables. Eso provocaba que el chasis fuera extremadamente rígido, pero no flexara lo suficiente para poder absorber las tensiones provocadas al rodar al máximo de sus posibilidades. Dicho comportamiento del metal repercutía en las soldaduras de los tubos, que se rajaban y fracturaban, con el consiguiente riesgo estructural.
Alfieri tomó una decisión que sorprendió a todos, pero que luego se mostró totalmente acertada. Cambió el acero de elevada calidad por uno de peor calidad, eliminando de un plumazo el problema. El nuevo acero era más dúctil, flexando en determinadas ocasiones y evitando que las soldaduras resultaran afectadas. Curioso cuanto menos.
Una vez solucionado este pequeño inconveniente con el chasis, se optó por equipar un motor de mayor cubicaje, concretamente 2.890 centímetros cúbicos, aumentando la potencia en cerca de 50 CV y el peso en alrededor de 30 kilos. Con esta configuración se convirtió en el Maserati Tipo 61 “Birdcage” (su nombre oficial es simplemente Tipo 61) y ganó dos veces los 1.000 kilómetros de Nürburgring, dominaron la escena de las subidas y en las 24 Horas de Le Mans de 1960 llegó a alcanzar los 270 km/h, una velocidad espectacular para un automóvil con motor 3.0.
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