Los récords de velocidad son, hoy día, un tema un tanto olvidado. La obsesión por ir cada vez más rápido se ha trasladado a los coches de calle, apareciendo automóviles totalmente descabellados. Sin embargo, la locura por la velocidad fue realmente importante en la década de los 20 y en la década de los 30, incluso antes ya había coches locos para superar los límites de lo que, entonces, se creía posible.
Aquellos inicios del automóvil fueron enfermizos, con inventores y marcas intentando demostrar quienes eran los mejores. Esto último tomó un cariz diferente durante los años 30, cuando el régimen nazi se empeñó en demostrar su superioridad en todos los frentes y comenzó a financiar a las marcas, con el objetivo de crear máquinas superlativas que dejaran claro que los alemanes eran los mejores y los más capaces.
El Mercedes W154 Rekordwagen era la evolución del W125
Fue entonces cuando las fechas de plata nacieron y comenzaron a destrozar récord tras récord, así como a ganar carrera tras carrera. El fracaso no era admisible y la derrota suponía grandes reprimendas y volver a empezar a trabajar para vencer sí o sí. Muchas de las máquinas más llamativas y bestias que se recuerdan proceden, en parte, de aquellos años. Los famosos Auto Union con el motor central trasero, los Tipos A, B, C y D, fueron diseñados y fabricados durante la década de los 30, al igual que los Mercedes W25, el W125 y el espectacular Mercedes T80, del que algún día hablaremos.
No podemos olvidar el Mercedes W154 Rekordwagen, uno de estos ejemplos del deseo del III Reich de destacar por encima del resto del mundo, colocándose en la cima del desarrollo técnico. Fueron años, como en muchos otros apartados, de evolución constante y hasta cierto punto desenfrenada. No en balde, fueron los años de lucha entre Mercedes y Auto Union llegando a extremos delicados. Fue uno de los motivos del accidente que sufrió Rudolf Caracciola, mientras batía el récord de velocidad en vías públicas. Un récord que será eterno, con 432,7 km/h.
Antes de dicha tragedia apareció el Mercedes W154 Rekordwagen, aunque no mucho antes pues apareció el mismo año del accidente, en 1938. Ya por entonces se respiraba aires de guerra y los alemanes querían destacar con muchas más ansias. Sobre todo, cuando se encontraban con problemas como un cambio de normativa. La Association Interenationale des Automovile Clubs Reconnus (Asociación Internacional de los Clubs de Automóviles Reconocidos), cambió el reglamento de las carreras en Europa y el Mercedes W125 en su versión de GP se vio afectado. Se cambió la cilindrada máxima, que pasó a ser 3.0 para los motores turbo y 4.5 para los atmosféricos.
Fue el detonante para la aparición del Mercedes W154, que era la evolución del mencionado W125, pero adaptado a las normas. Este montaba un bloque V12 3.0 (2.962 centímetros cúbicos), capaz de rendir entre 425 y 474 CV y así, de paso, también tenía una base muy buena para las pruebas de récord de la categoría D, que permitía motores 2.0 y 3.0. El motor fue diseñado por Albert Heess y se inspiró en el DAB V12 de 520 CV de 5,5 litros que estuvo empleando el W125. La V estaba a 60 grados y cada bancada de cilindros estaba compuesta por dos bloques de tres cilindros de acero. La sobrealimentación corría a cargo de dos compresores tipo Roots.
El Mercedes W154 no tardó en lograr sus primeras victorias y el mismo año 1938 vio como Mercedes se llevaba el título europeo de GP. El dominio fue aplastante y las tres primeras posiciones fueron para Mercedes, con Manfred von Brauchitsch, Rudolf Caracciola y Hermann Lang. Auto Union abandonó en la primera vuelta…
Tras esto, el coche pasó a contar con una versión con especificaciones para récords. Básicamente se cerró la carrocería de la versión de GP carenando las ruedas y los brazos de suspensión, los huecos para acceder al habitáculo, así como la rejilla del radiador. Se aligeró el conjunto en 31 kilos (hasta un total de 949 kilos), quitando elementos superfluos y el radiador, colocando un tanque de hielo sobre el eje trasero (el refrigerante del motor fluía hacia el tanque y derretía el hielo.
Caracciola, a los mandos del Mercedes W154 Rekordwagen, recorrió una sección especial de la Autobahn al sur de Dessau, en Alemania (creada exprofeso para récord de velocidad con 10 kilómetros de largo y 25 metros de ancho) cubriendo el kilómetro desde parado en 20,56 segundos y la milla en 28,32 segundos. No se registró la velocidad máxima, no era el objetivo, pero se estima que fueron 175,097 km/h en el kilómetro y 204,578 km/h en la milla. Tiempo después, Caracciola volvió a probar y completó el kilómetro en 20,29 segundos a 177,427 km/h. Fue el último intento de récord en Alemania por la Segunda Guerra Mundial.
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