A finales de los 80, Mercedes todavía tenía esa imagen de fabricante conservador y tradicional, pero cuyos productos alcanzaban una elevadísima calidad en todos sus apartados. Por lo general, no se tenía en cuenta los gastos de desarrollo pues, en el fondo, apenas había rivales en el mercado y las condiciones de mercado era completamente diferentes a las que se tiene ahora.
Seguro que muchos piensas que no tenemos ni idea, que BMW era un rival directo de Mercedes en aquellos años, y en parte tendrán razón, pero solo en parte, en aquellos años los clientes objetivo de cada marca eran totalmente diferentes. Eran rivales porque ambos militaban en el segmento de alta gama y porque ambos eran alemanes, pero pocas veces había cruce de clientes, pues los BMW tenían un talante claramente deportivo y Mercedes era más conservador.
Hoy día no pasan estas cosas, las gamas se han diversificado y la personalidad de los productos que ofrecen ambas compañías se entremezclan en algunos casos, lo que provoca, ahora sí, que haya cruce de clientes. Es por eso que ya no se deja tanta mano abierta a los gastos en desarrollo y es por eso, que se tiene más en cuenta toda serie de factores a la hora de idea y poner en circulación un automóvil. El precio final, aunque sigue lejos del común de los mortales, ahora está más controlado para que sea muy similar al precio de sus rivales.
Cuatro carrocerías, cada una con una personalidad
Eso hace imposible que coches como el Mercedes W124 lleguen a producción, ya que nunca se habría dejado tanta libertad a los ingenieros. El W124 siempre será recordado como el último Mercedes fabricado sin tener en cuenta los costes, un coche con “sobreingeniería”, innecesariamente bien diseñado y bien fabricado. Y sí, las cosas pueden llegar a ser innecesariamente buenas, aunque siempre será mejor esto que lo contrario, ¿verdad? Esa sobreingeniería ha permitido que actualmente todavía circulen una gran cantidad de unidades del W124, tantas, que no se puede considerar un coche exclusivo. Todavía es un Mercedes en toda regla y los precios así lo demuestran, pero quien quiera exclusividad con la imagen y la calidad del W124, tendrá que mirar al coupé o mejor todavía, al descapotable.
Cuando se lanzó el W124, se configuró una gama con cuatro carrocerías: sedán, familiar, coupé y descapotable, cada una de ellas, con una personalidad distinta. El sedán era la base, el modelo que más aceptación tendría tanto por precio como por planteamiento. Luego estaría el familiar, que tendría una buena acogida en lugares como Alemania, pero con unas ventas más contenidas. El descapotable sería el modelo más lúdico, más lujoso y exclusivo, mientras que el coupé sería, siempre según los estándares de Mercedes, la opción más deportiva. La deportividad de Mercedes en aquellos años era muy contenida, casi se podía decir que era más imagen que realmente una deportividad efectiva.
Aun así, el Mercedes C124, como se denominaba al coupé de la saga W124, mantenía todos los rasgos del sedán, una clara conexión estética entre ambos. Era como si al sedaán le hubieran recordado un trozo de carrocería, justo en la zona del pilar B, para luego soldarlo de nuevo y dejarlo tal cual había quedado. Por eso, el coupé no cuenta con pilar B y cuando se bajan todas las ventanillas, deja una enorme abertura lateral, ya que las puertas tampoco tienen marcos para los cristales. Y casi se podía decir que así era, porque el coupé era 8,5 centímetros más corto y tres centímetros más bajo, aunque en realidad, solo el frontal y la zaga son elementos compartidos con el sedán.
Ante todo, máxima suavidad y una fiabilidad a prueba de bombas
Saltaba a la vista que el Mercedes 300 CE, como llegó al mercado, no era el coche para aquellos que querían llamar la atención. En aquel entonces, a finales de la década de los 80, Mercedes no necesitaba llamar la atención, todo el mundo sabía lo que significaba conducir un Mercedes y además, los clientes buscaban una imagen sobria y con clase. Quería dejar claro su poderío económico, como siempre ocurre con un gran número de conductores de gama alta, pero eso no era óbice para una imagen distinguida y equilibrada. Así pues, el Mercedes 300 CE era, básicamente, un Mercedes en toda su extensión.
El talante distinguido y dinámico –que no deportivo–, también se notaba en las mecánicas que se ofrecían. Bajó el capó había un bloque de seis cilindros en línea con la bancada de cilindros fabricada con hierro fundido, cerrado en su parte superior por una culata fabricada con aluminio –dos válvulas por cilindro y simple árbol de levas–, cuya alimentación se hacía mediante un sistema de inyección mecánica Bosch.
Con 2.962 centímetros cúbicos, no era un motor especialmente prestacional, pues con 63 CV/litro, sus cifras son bastante escuetas para su desplazamiento, aunque se hizo famoso por su sedoso funcionamiento y por su fiabilidad. La potencia anunciaba por la marca era de 188 CV a 5.700 revoluciones y 260 Nm de par a 4.250 revoluciones, que se enviaban al eje trasero –todos los Mercedes ”grandes” son propulsión o tracción total, la tracción delantera era un “invento moderno”– mediante un cambio manual de cinco relaciones –en realidad, cuatro relaciones más overdrive– o un automático de cuatro y un diferencial de deslizamiento limitado.
También se ofreció con un motor de cuatro cilindros de 132 CV, el Mercedes 230 CE, que curiosamente, no se ve tanto por las calles a día de hoy. Ya por entonces se montaba ABS y se ofreció igualmente con airbag tras el restyling que sufrió el modelo. Es más, ya entonces, Mercedes equipó al C124 con un eje trasero multibrazo, lo que permitía un comportamiento, según se decía en las pruebas de la época, impecable. Aunque recuerda, impecable no quiere decir deportivo.
Como todos los coches de alta gama en aquellos años –y hasta bien entrado el Siglo XXI–, contaba con un equipamiento bastante limitado de serie. Esto se debía a un par de cosas. Primero, para controlar un poco los precios y que fueran mínimamente competitivos, y segundo, a que se ofrecía la posibilidad de personalizar el coche al gusto del consumidor. Por eso, las opciones eran muchas, y por lo general, eran caras. En 1989 el coche se sometió a un restyling, pero esto, ya, lo dejamos para otra ocasión.