El Mercedes Clase S ha estado durante los últimos 50 años sirviendo de adelanto para lo que estaba por llegar en la industria del automóvil. Casi desde el primer momento, el Clase S (por Sonderklasse, clase especial en alemán), ha innovado en multitud de apartados, ha roto muchos moldes con cada generación, ha representado la máxima aspiración para infinidad de conductores y ha marcado el camino para todos los rivales. Todo lo que se estrenaba en la Clase S, acababa por llegar al resto de modelos de producción, incluso en marcas generalistas.
La primera generación del Mercedes Clase S apareció en 1972 y desde entonces, ha sido uno de los referentes en el segmento de los sedanes de representación. Es cierto que anteriormente, Mercedes ya tenía un sedán similar en su catálogo, pero en 1972 es cuando apareció la Clase S como tal, con esa denominación y marcando el camino a los rivales con muchas innovaciones. Es más, desde ese año, la Clase S de Mercedes no ha parado de sorprender a propios y extraños, tanto por calidad como por tecnología aplicada.
Una de las características más destacas de la “SonderKlasse”, ha sido su tamaño y su diseño, siempre muy señorial, muy correcto en todos los sentidos, aunque en ocasiones, un tanto pesado visualmente. Sobre todo en la tercera generación, lanzada en 1991, que fue una de las ediciones del Mercedes Clase S más criticadas por su diseño y por su tamaño, con formas muy cuadradas y exageradas, superando a la anterior Clase S en 15 centímetros en longitud, siete centímetros en anchura y otros cinco centímetros en altura. Sin embargo, el W140 (código interno de la tercera generación), era y es uno de los Mercedes mejor fabricados de la historia.
Quizá exageremos, o quizá no, pero el Mercedes W140 se puede considerar una auténtica obra de arte en muchos sentidos. Nunca, hasta ese momento, se había fabricado un coche con unas tolerancias tan pequeñas como las que tenía este modelo, ni una calidad de materiales similar, el coche era tan sensacional que, en menos de un año en el mercado, se había coronado como un éxito de ventas en toda Europa.
En 1992 aparece el coupé
Todas las generaciones anteriores del Clase S fueron coches elegantes y distinguidos, incluso contaron con una carrocería de tipo coupé, aunque no era un coupé deportivo, ni mucho menos. En aquellos años, Mercedes era una firma que fabricaba automóviles confortables, elegantes y señoriales, pero no deportivos. Esos coupés era lo más parecido a un Gran Turismo que fabricaba la marca por entonces y en el caso del W140, Mercedes fue más allá y buscó que además de ofrecer una imagen diferente, también fueran más tecnológicos y avanzados que los sedanes.
El Mercedes SEC, como se conocía a comienzos de los 90 a los coupés de la Clase S (en los 80 también eran SEC), aparecieron en 1992, durante la celebración del NAIAS del Detroit y destacaron por lo mismo que destacó el sedán, por ser grande, por sus formas y por la enorme cantidad de tecnología que albergaba. Además, también se cuidó mucho la aerodinámica y la dinámica de conducción, intentando hacer de los nuevos coupés coches especiales y diferentes respecto a los sedanes.
Se presentó en dos variantes, el Mercedes 500 SEC y el Mercedes 600 SEC. El primero equipada un motor V8 con 325 CV, mientras que el segundo, contaba con un soberbio V12 que presumía de 394 CV. Este último era el coche más caro que se fabricaba en Alemania por aquel entonces, con un precio de 220.020 marcos alemanes, unos 112.500 euros al cambio. Actualmente puede que no parezca tan caro, pero en 1992 era una locura, uno de los coches más caros del mercado. Pero claro, hay que entender que era uno de los coches más espectaculares, tanto por equipamiento como por calidad de fabricación, que se vendían en aquellos años.
Enumerar la lista de equipamiento que incluía este coupé, seguramente obligaría a mencionar cosas que hoy lleva cualquier automóvil, incluso los más pequeños y urbanitas. Pero el caso es que esos sistemas, como el ABS, los cinturones con memoria, el control de estabilidad, varios airbags, climatizador bizona… Solo se podían encontrar en coches como el Mercedes Clase S y similares.
Desde 1993 se cambió la denominación del modelo y se conoció, desde entonces, como Mercedes CL. Esta denominación se usó en la siguiente generación, en la cuarta, pero desapareció con la quinta, pasando a llamarse simplemente Mercedes Clase S Coupé.
Mercedes S70 AMG, “La catedral”
Si le preguntas a cualquiera cual fue la primera ver que AMG trabajó sobre la Clase S, seguramente todos te dirijan hacia los W221, la siguiente generación al W140 y uno de los modelos más innovadores de Mercedes, incluso más que el W140. Sin embargo, eso no es cierto, en realidad hubo un Mercedes Clase S AMG con anterioridad, pero es muy poco conocido y supone una auténtica rareza. Tanto, que según se dice, solo se hicieron entre 15 y 18 unidades.
Bajo el nombre de Mercedes S70 AMG, el sedán alemán se convertía en una auténtica bestia cuyo peso rondaba poco más de 2.000 kilos. Fue apodado como “La catedral” y no estaba a la venta oficialmente. Al parecer, había que poner mucho dinero sobre la mesa para que Mercedes construyera uno, pero no valía solo con eso, había que ser un buen cliente de la marca y tener algún amigo que otro dentro de la propia Mercedes.
Como su denominación indica, bajo el capó hay un propulsor de 7.000 centímetros cúbicos, un bloque V12 que derivaba del V12 6.0 del CL600 y que se combinaba con el cambio automático de cinco relaciones estrenado con el W140. Muchos se estarán preguntando, ¿es el mismo V12 del Mercedes SL70 AMG? Pues sí, es el mismo bloque del roadster alemán y por tanto, la base sobre la que se desarrolló el V12 de los Pagani Zonda (también del Mercedes SL73 AMG…). Rendía 496 CV y 420 Nm de par. Podía acelerar de 0 a 100 km/h en 5,2 segundos y rozar los 300 km/h. Según se dice, también se ofreció el V12 de 7.3 litros con 525 CV.
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