El Lamborghini Miura es uno de los coches más icónicos de firma del toro, un modelo que rompió moldes cuando se presentó allá por la década de los 60. No solo era un deportivo de “tomo y lomo”, Marcello Gandini, por entonces en Bertone, le imprimió una línea sensacional y además, técnicamente, estaba un paso, incluso dos, por delante de sus principales rivales: motor V12 trasero central colocado transversalmente, un chasis diseñado por Dallara y la intención de poner el modelo en competición, algo que Ferruccio impidió desde el primer día. Hay que recordar que Ferruccio nunca quiso que sus coches compitieran, centró el catálogo de su compañía en los Gran Turismo, aunque cuando llegó el Miura todo cambió pasa siempre en la compañía italiana.
Dicha negativa a competir, limitó, en parte, el desarrollo de versiones más potentes del Miura, aunque solo en parte, porque el modelo no dejó de evolucionar y entre las variantes más destacadas estaba el Miura S, que se presentó en el salón del automóvil de Turín en octubre de 1968. Aquel Miura S que se dejó ver en Turín era la unidad 283 del superdeportivo italiano y uno de los 338 Miura que se completaron con especificaciones S, cuyo chasis tenía la numeración 3781. Sin embargo, el futuro de esta versión fue muy diferente al que se tenía en mente en un principio.
El Lamborghini Miura S que se exhibió en Turín, se fabricó con unas especificaciones muy concretas. La carrocería eGobi/Beige y estuvo durante 12 días en Turín, para luego volver a Sant’Agata y pasar a ser expuesto en un concesionario de la maca el 30 de noviembre de 1968. De ahí, y a lo largo de cinco años y medio, el Mura S pasó por las manos de ocho propietarios, todo ellos italianos, lo que provocó que la unidad se moviera por todo el país. A mediados de 1974, salió de Italia rumbo a Alemania, a Munich, donde lo esperaba Heinz Steber, su nuevo propietario.
Steber tenía planes para el Miura verde. Había visto el Lamborghini Mura SV/J negro –chasis 4860– del distribuidor alemán, Hubert Hahne, y quería algo similar para su ejemplar. Así que poco después de tener el coche en su poder, se acercó a Lamborghini para encargar que modificaran su coche para que se pareciera a un SV/J o a un Jota, pero el proyecto fue rechazado. No obstante, en lugar de resignarse, Steber comenzó a recopilar todas las piezas necesarias para construir lo que tenía en mente: frenos Girling, amortiguadores Koni ajustables, llantas BBS con sujeción por tuerca central… y cuando lo tenía todo, regresó a Lamborghini y volvió a proponerles la idea. En esta ocasión, en la marca se lo pensaron nuevamente y aceptaron el proyecto.
Durante ocho meses, los mecánicos e ingenieros de Lamborghini trabajaron en el chasis 3781 y crearon el que, según los expertos, podría ser el Miura más extremo fabricado oficialmente: el Miura SV/R. La sección delantera de la carrocería recibió piezas del SV/J pero modificadas para la ocasión. Se montó en el techo un alerón ajustable, similar alisado en el Countach LP400 de color blanco de Walter Wolf –protagonista del comic japonés Circuito Wolf–. Se ensancharon notablemente las aletas traseras y toda la parte posterior se dejó abierta para maximizar la refrigeración. Era un coche que desprendía un aura de competición sin igual. Además, el interior perdió algunos elementos de equipamiento y recibió otros más ligeros, con el objetivo de reducir el peso final de todo el conjunto.
Colocado en posición trasera central, y ya sabéis, de forma transversal, el V12 atmosférico era una evolución del montado en el Miura P400 Jota y que finalmente se montó en el Miura SVJ de producción –el P400 Jota original quedo destruido en un accidente–, un bloque 4.0 que podía girar a más de 8.000 revoluciones y rendía 440 CV, más que ningún otro Lamborghini Miura.
No obstante, aunque era un coche “de fábrica”, es decir, contaba con certificado de la propia Lamborghini, Steber tuvo problemas con el TüV alemán, algo así como nuestra ITV. Los responsables consideraban que el chasis 3781 era demasiado radical para su empleo en vías públicas, así que no obtuvo la homologación necesaria para rodar legalmente por carretera. Steber sorteó este inconveniente de forma temporal al emplear el coche con placas temporales italianas, pero cuando se acercaba la fecha de vencimiento, vendió su espectacular y único Lamborghini Miura SV/R al coleccionista japonés Hiromitsu Ito en 1976. Ito conservó el coche hasta el año 2015, incluso llegó a adquirir el estatus de leyenda en el país del sol naciente.
En el año 2018, el Lamborghini Miura SV/R, chasis 3781, fue sometido a una restauración total por parte de Lamborghini Polo Storico, la cual, llevó nada menos que 19 meses.