Hay momentos en la historia del automóvil que resultan bastante curiosos. Por ejemplo, el considerado primer coche de la historia, el Benz Patentwagen, acabó siendo el primer paso para la creación de Mercedes (Daimler-Benz durante mucho tiempo y actualmente, Daimler A.G.). El primer Volkswagen, el “Tipo 1”, fue obra de Ferdinand Porsche, uno de los mejores ingenieros de la historia y cuyo hijo, Ferry, fundó Porsche usando el coche de su padre como punto de partida. Además, el señor Ferdinand también trabajó para Mercedes y para Auto Union (lo que finalmente acabó siendo Audi).
Un embrollo que no deja de ser muy interesante y que, aunque en menor medida, también se repite al otro lado del charco. Allí, el nombre que predomina entre los fabricantes y los diferentes trabajos para varias marcas es Shelby, pero antes de su aparición, el nombre importante era Ford. Y no por haber iniciado la producción en serie en la industria del automóvil, que también, es importante porque fue uno de los personajes más activos en sus inicios, fundando la Henry Ford Motor Company, la cual, tras diferentes desavenencias, abandonó y acabó siendo Cadillac.
El primer automóvil de Cadillac llegó en 1902, fabricado con una elevada artesanía y mucha atención por los detalles y el aspecto general
Cadillac es, hoy día, una de las compañías de mayor prestigio en Estados Unidos, una marca de alto nivel capaz de competir con BMW, Audi y por supuesto, con Mercedes. Lujo, calidad, distinción, tecnología, potencia; características que presentan todos los Cadillac. Es más, entre algunas de las cosas que debemos agradecer a la firma norteamericana, es el arranque eléctrico (desarrollado en 1912) y el primer automóvil de producción con motor V8 (en 1919).
El primer automóvil de Cadillac llegó en 1902, fabricado con una elevada artesanía y mucha atención por los detalles y por el aspecto general. El Cadillac Model A, como se llamaba aquel primer modelo de la marca, se presentó en el Salón del Automóvil de Nueva York y no tardó en recibir un buen número de pedidos y reservas. Era un vehículo de dos plazas, sin techo (como muchos de los primeros automóviles), con un motor de un solo cilindro y 98 pulgadas cúbicas (1.605 centímetros cúbicos, diámetro por carrera de 127 por 127 milímetros) el cual se colocaba bajo el asiento y en un primer momento rendía unos 6 CV, pero con el tiempo llegó a alcanzar los 10 CV.
Dicho motor fue obra de Henry Martin Leland, la misma persona que convenció a los socios que quedaron tras la marca de Henry Ford, de seguir en la industria del automóvil, la cual, se llamaba entonces “Detroit Automobile Company”. Trabajó como ingeniero jefe, pero en 1904 se puso a los mandos de la compañía donde estuvo hasta 1922. Entre las cosas que podemos destacar de Henry Martin Leland en su tiempo al frente de la que pasó a llamarse Cadillac (en homenaje al oficial de la armada francesa Antonie de la Mothe Cadillac, fundador de la ciudad de Detroit, cuyo escudo de armas también sirvió de inspiración para la cresta superior del emblema de la marca), fue la estandarización de componentes. En aquellos años, cuando se sufría una avería en una pieza del motor, por ejemplo, había que sustituirlo por completo, pero en el caso de los Cadillac, se podían sustituir de forma individual cosas como los pistones o los cilindros.
*Las fotos pertenecen a Classic Auto Mall, una empresa norteamericana especializada en la venta por consignación de vehículos clásicos. También tienen exposición.
Recibe cada semana una selección de nuestros mejores artículos suscribiéndote a nuestra newsletter.