Es la época del Milagro del Rin: tras la devastación de la Segunda Guerra Mundial, la economía alemana se recupera en los años cincuenta. Los ingresos aumentan y cada vez más gente puede permitirse un coche. En NSU, sin embargo, la transición de las dos a las cuatro ruedas no fue inmediata; al principio, la división de desarrollo experimentó con un vehículo de tres ruedas, el Max Kabine, cuyo nombre derivaba de la motocicleta NSU Max. Pero el rendimiento del prototipo en las pruebas de conducción no fue muy prometedor, por lo que, a finales de 1955, la dirección de NSU dio luz verde al proyecto de un automóvil compacto.
Ampliar una fábrica de vehículos de dos ruedas para convertirla en una fábrica de automóviles es toda una hazaña, tanto desde el punto de vista organizativo como financiero. Pero gracias a un préstamo bancario de unos 30 millones de marcos de la época y a una garantía concedida por el Estado de Baden-Wurtemberg, NSU pudo terminar la factoría según lo previsto. Mientras tanto, un equipo de desarrollo trabajaba en el proyecto del nuevo automóvil. Ya a mediados de 1956, los tres primeros prototipos del nuevo modelo de NSU salieron a la carretera para realizar pruebas; estuvieron listos para la producción en serie apenas un año después. En el verano de 1957, la empresa con sede en Neckarsulm presentó el NSU Prinz, inicialmente denominado NSU Lido, como modelo de preproducción.
El NSU Prinz era una moderna berlina de dos puertas con carrocería autoportante totalmente de acero. En el catálogo del coche se mencionaba: “El Prinz ofrece todo lo que se espera hoy en día de un coche de su clase: proporciones agradables, espacio suficiente para cuatro adultos, excelente potencia, características de conducción de primera y buen confort de marcha”. NSU optó por una configuración de motor trasero con un bloque bicilíndrico de 20 CV y ofreció dos modelos. El Prinz I era una versión básica que sólo se comercializaba en color verde claro, mientras que el Prinz II, la denominada versión de exportación, equipaba barras estabilizadoras, el anagrama Prinz en el lateral, un cuadro de instrumentos en el salpicadero y ventanillas abatibles. El Prinz II estaba disponible en una amplia gama de colores: blanco cala, azul índigo, verde cedro, gris lava y beige Sáhara, entre otros. En el momento de su lanzamiento, el NSU Prinz básico costaba 3.645 marcos, mientras que el Prinz II estaba disponible por 3.985 marcos.
Éxito comercial de la familia Prinz
El primer NSU Prinz salió de la cadena de montaje en marzo de 1958. Los 6.500 empleados de NSU tenían grandes esperanzas puestas en este pequeño coche. Sin embargo, el éxito de ventas no fue inmediato: durante su periodo de producción (1958 a 1960), sólo se comercializaron 1.648 unidades del Prinz I. Los clientes preferían claramente el Prinz II, más lujoso, del que se vendieron 62.587 unidades durante sus tres años de producción. En 1959 se lanzó otra versión, el NSU Sport Prinz, con una carrocería inspirada en las tendencias de diseño italianas de la época. Presentado por primera vez en 1961, el nuevo eslogan de la empresa rezaba: “Conduce un Prinz y serás un rey” (“Fahre Prinz und du bist König”).
Siguiendo al NSU Prinz III, del que se fabricaron 30.332 unidades entre 1960 y 1962, fue el recién desarrollado sucesor, el Prinz 4, el que empezó a conquistar a la mayoría de los conductores a partir de 1961. Hasta 1973, se fabricaron un total de 576.619 Prinz 4. Tras el dominio del segmento de los coches compactos con el Prinz 4, NSU se aventuró a consolidar su posición en el mercado en 1964, cuando la empresa con sede en Neckarsulm entró en el segmento de coches compactos con el Prinz 1000.
A día de hoy el pequeño Prinz cuenta con una fiel y nada desdeñable cifra de seguidores, que organizan regularmente rutas, reuniones de clubes e incluso series de carreras.
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