Bentley ha decidido dotar al nuevo Flying Spur con una nueva motorización de acceso a la gama que facilite la llegada de nuevos clientes gracias a la disponibilidad de una variante más económica. Aun así, el hecho de disponer de una mecánica más accesible no le resta mérito alguno al fabricante británico, puesto que para ello ha recurrido a un motor que entronca directamente con la tradición de la marca de Crewe.
El motor V8 que monta el nuevo Flying Spur se basa en los más de 60 años de tradición de Bentley en el uso de motores V8 tanto de cigüeñal plano como cruzado. El V8 del Flying Spur es un motor con carácter que permite alcanzar mayores rangos de autonomía entre recargas de combustible así como una importante reducción de emisiones CO2, sin por ello dejar de ofrecer un impresionante rendimiento. Una difícil combinación a la que los técnicos e ingenieros de la marca de Crewe han conseguido llegar utilizando los últimos avances y conocimientos alcanzados en la técnica de construcción de motores.
La nueva motorización del Bentley Flying Spur en un V8 de 4 litros con doble turbo y 550 CV de potencia
El propulsor V8 4.0 litros que Bentley utiliza es un motor de moderna concepción, con el bloque elaborado íntegramente en aluminio de alta resistencia, turbocompresores de doble entrada y convertidores catalíticos primarios dispuestos directamente en la V que conforman los cilindros del motor. Inyectores de combustible y bujías se han dispuesto en posición centrada dentro de cada cámara de combustión para así poder garantizar tanto los patrones de rociado como unos óptimos trayectos para la combustión. Los árboles de levas, con decalaje variable hasta 50 grados, cuentan con la capacidad de poder desactivar la mitad de sus cilindros cuando el motor funciona a carga parcial, convirtiendo así al motor en el equivalente a un 4 cilindros en V perfectamente equilibrado.
Gracias al nuevo diseño que aporta este propulsor V8, los ingenieros de Bentley han logrado que la mecánica alcance niveles superiores en cuanto a potencia y par máximos se refiere al tiempo que también se reducen los volúmenes de emisiones y se alcanza una mayor eficiencia en los consumos.
Su compacta configuración en V permite el uso de un nuevo cigüeñal de cinco cojinetes que aprovecha mejor la potencia que aporta el movimiento de sus pistones, elaborados todos que materiales ultraligeros para lograr la mayor ligereza posible en el conjunto de la mecánica. Para reducir las fricciones entre las piezas móviles de la mecánica y las consecuentes pérdidas de potencia que estas producen, los ingenieros de Bentley lograron aprovechar los movimientos del cigüeñal para impulsar igualmente de manera directa tanto la bomba del agua como las cadenas de la distribución a través de un eje intermedio cuyos efectos procuran rendimientos tendentes a lograr una mejora de la eficiencia en la mecánica.
El motor es realmente cuadrado. Tanto la carrera como el diámetro interior de cada cilindro presentan idéntica medida (86 mm), gracias a lo cual el propulsor ofrece un excelente equilibrio en cuanto a las cifras de potencia y par que la mecánica rinde durante su funcionamiento. Para ello, se apoya en la aportación de los dos turbocompresores de doble entrada para generar más de 135 CV por litro, lo que eleva la potencia final del motor por encima de los 550 CV. Una de las características clave de los turbocompresores de doble entrada son los dos canales de flujo paralelos que están separados en la carcasa de la turbina que guían específicamente los gases de escape hacia las paletas de la rueda de la turbina, lo que produce como resultado un alto par disponible a bajas velocidades. El V8 produce 770 Nm de par máximo desde 2.000 rpm, que mantiene como una meseta plana hasta alcanzar las 4.500 rpm.
Los turbocompresores se sitúan entre las bancadas de los cilindros, justo en la V del motor para minimizar la distancia que recorren los gases de escape desde el motor hasta los turbocompresores. Pueden llegar a funcionar a 176.000 rpm y generar hasta 1,6 bares de presión de sobrealimentación en las fases de aceleración, liberando una salida de par instantáneo que permite al Flying Spur pasar de 0 a 100 km/h en apenas 4,1 segundos y que le lleva a alcanzar los 318 km/h de velocidad punta.
Otra de las características especiales del motor del Bentley en encuentra en la proximidad de los convertidores catalíticos con los cilindros dentro de la V, una configuración que permite que el sistema de control de emisiones alcance su temperatura óptima de funcionamiento rápidamente. El calentamiento del convertidor se acelera durante la fase de arranque del motor gracias a la apertura de las compuertas de descarga del turbocompresor.
Para suministrar la cantidad idónea de combustible, el V8 del Flying Spour cuenta con dos bombas de combustible de alta presión que, accionadas por el movimiento de los árboles de levas, suministran combustible a los ocho inyectores cuyo funcionamiento depende de un solenoide que llega a aguantar hasta 250 bares de presión, lo que viene a representar unas 14 veces la presión que precisaría una caldera para mover una locomotora de vapor de 60 toneladas. Los inyectores, centrados en la cámara de combustión adyacente a la bujía, proporcionan chorros de combustible al interior de los cilindros a través de siete orificios cada uno de ellos para crear el patrón óptimo de rociado en el interior de los cilindros antes de cada encendido. La mezcla aire-combustible idónea se logra gracias a que el diseño específico de los distintos puertos de entrada del aire permiten crear una turbulencia que permite dispersar el aire en el interior del cilindro de la manera adecuada para que el proceso de combustión sea más limpio y homogéneo en todo el espacio, favoreciendo así una combustión más completa y, por tanto menor número de emisiones.
Para resistir las altas presiones y tensiones que las explosiones producen tanto en el interior de los cilindros como en los distintos orificios del mismo, el material se recubre con una aleación de hierro mediante un sistema de pulverización de plasma a muy alta presión creando así un robusto recubrimiento de apenas 150 microiones, (el grosor de una hoja de papel), evitando con ello la generación de posibles desgastes anómalos.
Es precisamente en el funcionamiento de los cilindros del motor V8 donde reside una de sus principales características, pues para favorecer los ahorros de combustible, la mecánica puede, en condiciones de carga ligera —cuando la demanda de par es inferior a 250 Nm y la velocidad de giro inferior a 3.500 rpm—, desconectar cuatro de sus ocho cilindros. Esta operación se efectúa con tiempos de desactivación de apenas 20 milisegundos (la décima parte de un parpadeo) sin que ello resulte perceptible para los ocupantes del vehículo.
Esto se produce mediante un ingenioso sistema de levas deslizantes de dos etapas que permite “apagar” según sea necesario los cilindros dos, tres, cinco y ocho, actuando mediante el funcionamiento de las válvulas de admisión y escape. Gracias a este sistema de apagado se obtienen ahorros de hasta un 30 por ciento en el consumo de combustible, en función de la carga y la velocidad del motor, lo que redunda en una mayor autonomía de uso para el Flying Spur al tiempo que un menor impacto sobre el medioambiente.
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