Las crisis económicas no sólo sirven para renovar organizaciones, reorganizar equipos y buscar nuevos caminos. En la industria del automóvil también permiten alumbrar nuevos proyectos en los cuales apoyarse para sustentar el éxito del futuro.
En el caso de Peugeot el éxito se labró con un modelo del segmento de lujo, un ámbito del mercado que siempre ha supuesto un gran reto para una marca como Peugeot, acostumbrada a bandearse en los segmentos de gama media y baja donde ha competido como marca generalista durante los casi 130 años que la marca del León lleva produciendo vehículos automóviles.
El 183 12 SIX marcó el retorno de Peugeot al segmento de lujo tras la Primera Guerra Mundial
El 183, conocido más popularmente como el 12 SIX, nomenclatura que referencia los caballos fiscales del coche en Francia (12) y el número de cilindros de su motor (6), fue en su día el modelo que marcó el retorno de Peugeot al segmento de lujo tras la Primera Guerra Mundial, un segmento plagado por entonces de rivales altamente competitivos en el cual la marca francesa propuso un producto ciertamente accesible para lo que era costumbre en la época.
Peugeot planteaba con el 12 SIX una amplia gama de versiones carrozadas (berlina, limusina y landaulet) equipadas todas ellas con una mecánica de seis cilindros con una capacidad inferior a los 2 litros (1.991 cm3) que aportaba una potencia de 38 CV. Una mecánica no muy brillante en cuanto a prestaciones se refiere, dado que no ofrecía las fulgurantes aceleraciones que por entonces prometían sus rivales en el segmento, y que además presentó en sus inicios distintos problemas de fiabilidad que pusieron en peligro el proyecto.
Aquel problema tuvo una rápida solución, puesto que en tiempo récord Peugeot puso a la venta en menos de un año una nueva versión del modelo, la 183 C, equipada en esta ocasión con una nueva transmisión manual y una profunda revisión del motor (RA3) al que además dotó de 4 CV de potencia adicional, suficientes para equipararse a los de algunos de sus rivales en el mercado.
Y en 1930 llegó una nueva variante, la 183 D esta vez con una mecánica potenciada a 47 CV (9 más con respecto a los de la versión inicial de 1928) y nuevas variantes de carrocería, como la popular Torpedo, la cábriolet y una falso-cábriolet que prefiguraba lo que hoy denominaríamos una variante coupé, pero que en aquella época apenas difería de la versión cabriolet por su fina capota rígida elaborada en un material que imitaba la piel.
Interiormente, el 12 SIX fue mejorando a medida que se fueron lanzando versiones al mercado, hasta alcanzar una calidad y nivel de equipamiento similares a las de muchos de sus rivales en el segmento de lujo de la época con el 183 D, modelo que no tenía nada que envidiar a los de marcas de superior prestigio de la época, en especial si tenemos en cuenta que su precio era claramente inferior y, por tanto, más competitivo.
Tecnológicamente, el 12 SIX también tuvo su importancia para el desarrollo del automóvil moderno. Entre las decisiones técnicas que el modelo del León planteaba se encontraba la disposición del depósito de combustible en la parte trasera del coche conectado a una pequeña bomba manual montada sobre un pequeño depósito adicional el cual podía utilizarse como sistema de reserva. Él nuevo sistema presentaba importantes ventajas, ya que al retirar el depósito de combustible del vano motor delantero contribuía a reducir enormemente los riesgos de incendio e implosión del vehículo en caso de accidente , al tiempo que eliminaba los desagradables olores del combustible en el interior del habitáculo, evitando así múltiples mareos a sus ocupantes.
Mientras circulaba el motor 12 SIX del 183 ofrecía un suave y cautivador ronroneo, a cuantos literalmente se subían a su interior (la distancia al suelo de la cabina era realmente elevada) para disfrutar de los detalles diferenciadores que su interior ofrecía respecto del resto de modelos contemporáneos con los que compartía carretera.
En 1931, tras alcanzar las 12.626 unidades producidas, Peugeot decidió dejar de fabricar el modelo , un coche que permitió al fabricante francés mantener su prestigio tras la grave y difícil crisis en 1929 que tantas expectativas económicas truncó en las economías avanzadas del mundo. Gracias al 183 y al mayor valor añadido que sus diferentes configuraciones y versiones, dejaban en las arcas del fabricante francés, Peugeot pudo superar una crisis que a la postre resultó fatal para muchos fabricantes —algunos de ellos de gran prestigio internacional— hasta el punto de forzarles a cancelar por completo su actividad.
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