Posiblemente, el número 105 no te diga absolutamente nada, pero era la denominación que debería haber tenido el coche que salvó a Peugeot de la quiebra: el Peugeot 205. El utilitario francés, un producto que demostró ser un acierto total con unas elevadísimas ventas, era un modelo destinado a situarse un escalón por encima del Peugeot 104 y justo por debajo del Peugeot 305 y debía ser, además, un coche que permitiera llenar las arcas de una compañía al borde del colapso total.
En aquel entonces, Peugeot abarcó más de lo que podía abarcar. Se había hecho con el control de Citroën, que demostró ser un agujero negro tras las deudas contraídas tras la adquisición de Maserati. Al mismo tiempo, tenía en propiedad los activos de Chrysler Europa, que incluían Simca y Talbot, que tampoco pasaban por sus mejores momentos. A esto, había que sumar que sus productos tampoco tenían la mejor acogida que se podría esperar, aunque ahora, visto con la perspectiva que da el tiempo, se entiende un poco más, ya que la gama era bastante limitada y muy conservadora –solo tenían el Peugeot 504 y el genial 505, que fue un éxito de ventas, mientras que el Peugeot 604 supuso todo lo contrario–.
La firma francesa tenía que cambiar algunas cosas para que todo no se fuera al traste, así que empezó por eliminar los gastos innecesarios. Esos gastos procedían de las marcas Simca, en primera instancia, y luego Talbot. Es aquí, mientras se trabajaba para deshacerse de Simca, cuando aparecieron unos documentos que fueron trascendentales. Unos documentos que mostraban un proyecto iniciado en 1976, que definía las líneas de un vehículo de dos volúmenes y pequeño tamaño, cuyo objetivo era situarse en el mercado justo por debajo del Simca 1100. Era el famoso “project M24” y supuso el inicio del desarrollo del Peugeot 205.
Efectivamente, el Peugeot 205 partió de un proyecto de otra marca en el que ni siquiera la firma del león había tenido influencia ninguna. Es más, ni siquiera tenían constancia de dicho proyecto hasta que se encontraron con los documentos. ¿Os imagináis que el 205 hubiera sido finalmente un Simca? ¿Habría tenido el mismo éxito de ventas? Lo mismo podríamos decir del Peugeot 309, que en realidad comenzó su desarrollo como reemplazo para el Talbot Horizon, aunque esto, mejor, lo dejamos para otra ocasión.
Un nuevo camino lleno de oportunidades
Peugeot no estaba en su mejor momento, posiblemente nunca haya estado en una situación tan delicada como en aquellos años, cualquier idea que pudiera sacar la empresa del atolladero sería bienvenida y esos documentos, el “proyecto M24”, fue algo casi venido del cielo, con un potencial enorme y en el momento justo. Como habríamos hecho todos, en Peugeot decidieron completar el desarrollo y ponerlo en circulación. Desarrollo que no había salido del papel, así que la idea es de otro, pero el trabajo de hacerlo realidad y de adaptarlo a las necesidades y requisitos fue totalmente cosa de Peugeot.
Una de las cosas que se deben tener en cuenta para entender el enorme éxito del coche, fue como estaba el segmento en aquellos años. Hablamos de finales de los 70, momento en el cual, un utilitario era del tamaño de un FIAT 127 o un Renault 5. Es más, fueron estos dos coches los que dieron forma, precisamente, al segmento de los utilitarios y los que marcaron el camino al resto de rivales. Sin embargo, Peugeot necesitaba algo especial, algo diferente, para romper el dominio de FIAT y Renault en el mercado de los coches pequeños y desde el primer momento, se diseñó el coche para ser más grande que los mencionados modelos.
Algo debió cambiar en ese momento, porque FIAT también trabajó en un proyecto similar, que llegó a las calles el mismo año que el modelo francés, en 1983. Nos referimos al FIAT Uno, un coche que resultó innovador en su momento y que desprendía esencia italiana por cada tornillo. El desarrollo de un rival como ese, quizá, fuera uno de los motivos por los que se diseñó el 205, desde el primer principio, para acoger motores potentes. De paso, también se aprovechó para dar salida a una nueva imagen para la marca, que hasta ese momento siempre fue criticada por crear vehículos excesivamente conservadores.
Como curiosidad, algo que no todo el mundo sabe, Pininfarina presentó diferentes propuestas para el proyecto, y ninguna fue seleccionada como diseño final. Fue Gérrd Welter, director de diseño de Peugeot, quien dio en el clavo con sus dibujos, aunque no estuvo libre de críticas, ya que muchos echaron en falta los faros trapezoidales, que le daban a los modelos de Peugeot una mirada de pocos amigos. Paul Bracq se encargó del habitáculo y desarrolló una propuesta que podía modificarse según el acabado, algo que hasta el momento era muy raro.
Un éxito con ruedas
La producción comenzó en Mulhouse en noviembre de 1982 y las campañas de prensa se llevaron a cabo en Marruecos, en febrero de 1983, mientras que el debut oficial fue antes, en enero de 1983. Hoy, recordamos este lanzamiento como algo espectacular, el inicio del éxito del Peugeot 205, pero en realidad, las cosas fueron un poco diferentes. Es lo que tienen las leyendas, que se recuerda todo “a lo grande”, cuando en verdad no fue tan fácil.
El coche siempre fue bueno, con un comportamiento intachable y una variedad mecánica que le sirvió para ganar puestos en las listas de ventas cada año, pero en realidad, el coche no enamoró desde el primer momento y las opiniones eran tan variables como los gustos de la gente. Además, el FIAT Uno resultó ser un coche con una personalidad y un carácter muy latino, superando al francés en alguna ocasión. Además, también estaba el Renault Supercinco, que sin ser tan rompedor como el Peugeot, ofrecía un conjunto bastante interesante.
Donde sí que fue imbatible fue en competición. El éxito del Peugeot 205 en competición fue abrumador y no solo por sus victorias en el Grupo B de Rallies, sino por sus hazañas en el Rallye Dakar. Quizá fuera era casi imbatible participación en carreras lo que haya cimentado esa imagen de coche sensacional. Es cierto que las ventas fueron bien desde el primer momento, no en balde, ofrecía una opción para casi cualquier usuario; desde motores diésel de consumos de risa, hasta las versiones GTi o Rallye, si olvidar, por supuesto, el desproporcionado T16.
Se fabricó desde 1983 hasta nada menos que 1998, con un ligerísimo restyling en 1991. El reemplazo, el Peugeot 206, fue nuevamente un éxito de ventas, pero la leyenda del 205 ha superado a su sucesor con creces.
Recibe cada semana una selección de nuestros mejores artículos suscribiéndote a nuestra newsletter.