¿Podría convertirse el Lotus Evora en un futuro clásico? Os acordáis del Lotus Evora, ¿verdad? Un modelo que presentó la firma británica en 2007 con un objetivo bastante particular para la marca que lo firmaba: ser un modelo usable en el día a día, un GT al estilo Lotus, con mayores posibilidades que salir a quemar adrenalina al primer hueco libre que se tenga. Sin embargo, aunque teína un objetivo poco usual en la marca –hubo otros “coches de diario” con el logo de Lotus, sí, pero no son los más numerosos–, era un auténtico Lotus en todos los sentidos: sensaciones deportivas, comportamiento y conducción para puristas, diseño sin concesiones, guerra a ultranza contra el peso…
Lotus ya no es lo que era. Su nueva etapa eléctrica ha dejado atrás su glorioso pasado y su marcada obsesión por el peso, para dar cobijo a un SUV que pesa más que dos Lotus Elise juntos y a un sedán, también con motores eléctricos, más pensado para seguir tendencias e intentar robar clientes al Porsche Taycan que para salvaguardar lo que siempre ha sido Lotus: un fabricante de automóviles deportivos, que tenían en la ligereza su mayor apuesta.
Eso hace de los “viejos” Lotus modelos un auténtico rara avis, en un mundo donde todos los coches han aumentado el peso considerablemente generación tras generación. Solo hay que echar un vistazo al último Lotus con motor de combustión, el Emira, cuyo peso ya rozaba los 1.500 kilos, aunque ya es alrededor de 200 kilos más ligero que el BMW M2 G87. El caso es que, actualmente, a poca gente le importa si el coche pesa como ballena o como un elefante e importa más si tiene una pantalla enorme y un montón de gadgets que, al final, casi nadie usa en el día a día.
Sin embargo, el Emira no ha aumentado en exceso el peso con respecto al Lotus Evora –1.455 kilos del Evora, frente a 1.480 kilos del Emira–, y eso es todo un ejemplo de ingeniería y por supuesto, de lealtad a los valores. El caso es que el Emira es un coche que se diseñó casi para cubrir la gama mientras que completaba la creación de los eléctricos, pues en cuanto se pusieron en circulación, el Lotus Emira abandonó el catálogo enterrando para siempre la esencia histórica de Lotus. Eso hará del Emira un clásico, sin lugar a dudas, aunque solo sea por su condición de último Lotus con motor de combustión, pero, ¿es el Evora merecedor de ser un clásico? Ciertamente, pocos Lotus, si es que hay alguno, no han terminado como un coche clásico, aunque pocos alcanzan el nivel de objeto de deseo como puede ser un Ferrari. Y eso tiene que ver con sus características y su talante general, más enfocado a auténticos puristas de la conducción.
Uno de los detalles el Evora era la posición central de su motor. Anteriores modelos de objetivos semejantes, como los Lotus Eclat y Lotus Excel, tenían el propulsor delante del habitáculo, como todo Gran Turismo que se precie. De hecho, fueron de los pocos Lotus con motor delantero, junto al Elan –todas las versiones que hubo–, al Lotus Elite y al Lotus Seven si no nos falla la memoria. El hecho de colocar el motor tras el habitáculo, obliga a adoptar una serie de soluciones que, por ejemplo, se pueden encontrar en coches como el Ferrari Mondial. Esto es, un motor muy compacto en posición transversal, que incluso debaja un pequeño espacio portaobjetos, un pseudo maletero, justo por detrás.
El motor procedía del acuerdo que tenía Lotus con Toyota, que le suministraba el V6 de 3,5 litros que también se podía encontrar en un Toyota Camry norteamericano. Habia dos versiones, una de aspiración natural con 280 CV y otra turbo, con 400 CV.
Pero esto, a pesar de ser datos interesantes, no son lo verdaderamente importante de este coche. El Lotus Evora fue, sin duda, el Lotus más sofisticado de su momento, y mucho más que cualquier otro Lotus anterior. Básicamente, lo mismo que se dijo del Lotus Emira en su presentación. Incluso cuidaba especialmente el ajuste de los elementos que conformaban el salpicadero y algunas zonas del coche que, por lo general, siempre habían estado poco atendidas en otros modelos de Lotus. Recordemos que un Lotus era un coche para disfrutar conduciendo, no necesitaba nada más que ofrecer sensaciones máximas y un comportamiento puramente deportivo. Ni siquiera tenían panelado que cubriera el chasis en el habitáculo…
El Lotus Evora fue diseñado por Russel Carr y sin importar que generación del modelo tengas delante, podrás comprobar que sus formas, bastantes sencillas en el caso de la primera entrega, han aguantado muy bien el paso del tiempo. Y eso se debe, básicamente, a su sencillez y a su equilibrio. ¿Qué coche puede presumir de algo así y que o haya sido diseñado por uno de los grandes estudios internacionales?
Revistas como Hagerty, aseguran que, no obstante, lo mejor del Lotus Evora es su conducción, es decir, lo mejor del coche es lo mejor de cualquier Lotus. El peso está muy bien repartido, el equilibrio de suspensión es de lo mejor del mercado y además, nunca falta potencia. Lo comparan con los “viejos” Porsche 911, más “íntimos”. Incluso afirman que con su V6 japonés montado en posición central, una caja de cambios manual y una estructura de aluminio, es básicamente un Honda NSX por menos de la mitad de su precio.
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