Si hay algo que ha caracterizado al Porsche 911 durante toda su historia, es, sin duda, su frontal con faros circulares y “saltones”. Es uno de los diseños más icónicos y reconocibles de la historia del automóvil, hasta tal punto, que hace 25 años, cuando se presentó el primer “Nueveonce” con motor refrigerado por líquido, se le criticó durante por no tener los faros circulares y saltones. Se llegó al punto de apodar a esos faros como “huevo frito”, en un claro tono despectivo, y obligó a la marca, en parte, a recuperar los focos circulares para el Porsche 997.
No obstante, hubo una época en la que ese frontal tan característico no era tan importante, o no lo era para una gran cantidad de adinerados compradores de Porsche. Fue una época en la que muchos clientes de la firma alemana querían modelos que imitaran el aspecto de los exitosos coches de carreras de la marca, los Porsche 935. Aquel coche no tenía los faros circulares ni las reconocibles protuberancias en las aletas para su alojamiento, tenía el frontal plano con los proyectores alojados en la parte baja del frontal. Kremer Racing y DP Motorsport comenzaron a ofrecer transformación a “slantnose” para el Porsche 911 y en 1981, el director de TAG, Mansour Ojjeh, solicitó una versión “street legal” del Porsche 935, un coche que se convirtió en el primer producto oficial del programa “Special Wishes”.
Así, Porsche comenzó a ofrecer un frontal plano para los 911 de forma oficial, aunque era una transformación que se hacía mediante encargo y no salía nada barata. La marca, para ser algo más concretos, produjo tres generaciones de 911 Turbo S con carrocería flachbau –en alemán, “de poca altura”–, también conocidos como “slantnose” o “flatnose” –nariz inclinada y nariz chata en inglés, respectivamente–. Los primeros ejemplares se fabricaron en 1982 y 1983, seguidos de una segunda generación entre 1983 y 1987, así como los últimos, que se fabricaron entre 1987 y 1989. En total se hicieron 948 coches, 930 unidades pertenecientes a la Serie G del “Nueveonce”.
Según los registros, se fabricaron un puñado de prototipos anteriores a los ofrecidos mediante el programa Special Wishes, que incluyen una unidad fabricada en 1980 para el empresario alemán y cliente de Porsche, Gerhard Siegfried Amann, el cual se considera uno de los primeros Porsche 911 con el frontal plano.
La primera generación del Porsche 911 Flachbau fabricado por la marca, montaba un paragolpes delantero fabricado con fibra de vidrio, de diseño similar al empleado por el Porsche 935, que contenía los faros en el mismo paragolpes. Se le conoce como “hammerhead” –cabeza de martillo– y solo se fabricaron 58 unidades porque no era del gusto de todos y no cumplía con las normativas de determinados países.
Porsche cambió el diseño en 1983 al introducir los faros emergentes en las aletas delanteras, una solución que, por otro lado, era muy popular en los años 80. Se fabricaron un total de 208 unidades con este frontal, algunos de ellos con el kit de potenciación a 330 CV. La tercera iteración, de la que más unidades se fabricaron –un total de 686 unidades–, apareció en 1987 y fueron los primeros Porsche 911 con el frontal plano que llegaron a Estados Unidos y todos montaron el motor turbo de 3.3 litros con catalizador. Algunas de estas unidades fueron fabricadas por Alan Johnson Racing, a partir de un kit que suministraba la marca en los Estados Unidos –los registros marcas 21 ejemplares–.
Hubo 93 unidades del Porsche 964 Turbo que sobraron al final de la producción, que se entregaron a la, por entonces, recién creada Porsche Exclusive. Estos 93 chasis dieron lugar al Porsche 964 Turbo S que además, tenía dos versiones, ambas equipadas con el Power Kit X88. Una de las versiones mantuvo el frontal típico del 911, pero la otra supuso el regreso del Flachbau. La primera tenía un sobreprecio del 20% sobre un 964 Turbo normal, pero la segunda añadía un sobreprecio del 60%. Sin embargo, de los 93 coches, 76 recibieron el frontal plano y de esos, 39 fueron destinados al mercado estadounidense. Uno de ellos, solo uno, el que se puede ver en las imágenes, fue pintado en color Speed Yellow y está valorado entre 800.000 y un millón de dólares, según RM Sotheby’s. Estas unidades, además, tenían los faros emergentes circulares y no los típicos faros retráctiles que tienen los demás –a excepción de los primeros–.
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