El fuerte diferencial de precio que representa un vehículo eléctrico frente a uno convencional con motor de combustión viene regularmente marcado por el coste de la batería del primero, que incrementa notablemente el conjunto del valor de compra que el coche marca en el mercado hasta prácticamente multiplicarlo por dos. Sin embargo, a medida que subimos de segmento, estas diferencias se atenúan y reducen de manera considerable, lo que provoca que en los modelos de las gamas del segmento de lujo las diferencias entre los modelos eléctricos y los de combustión no estén tan distantes unas de otras.
Esta es una de las explicaciones del por qué son muchos los fabricantes que ya cuentan con modelos 100 por cien eléctricos en sus gamas superiores y carecen de ellos en las de los segmentos de acceso a las mismas, o por qué los fabricantes generalistas aún andan con cierto retraso en esto de la electirficación de sus gamas. No sucede lo mismo con las marcas de vehículos superdeportivos o, muy especialmente, con las del segmento del Gran Lujo, donde los planes de electrificación de sus gamas ya están completamente definidos desde hace tiempo y llevamos asistiendo en estos últimos tiempos a un rápido proceso de electrificación de todas sus gamas y productos.
Y es que pese a la denominada “Ley Ferrari” italiana que permitirá de manera excepcional la futura comercialización de cortas series de producción de vehículos superdeportivos y de los segmentos de gran lujo pese a estar dotados con motores de combustión más allá del 2035, lo cierto es que dotar de motores eléctricos a los grandes modelos de los vehículos de los segmentos superiores no sólo es más fácil; también resulta mucho más rentable dado su reducido volumen de producción.
Así, a los recientes Mercedes EQS y EQS SUV, BMW i7, Porsche Taycan, Audi e-Tron GT, Maserati Gran Turismo Folgore y tantos otros ahora se suma el imponente Rolls Royce Spectre, un coche que asume el nombre de los malos de las películas del agente 007 para “conducir” a las grandes fortunas y patrimonios por los caminos del bien; es decir, de la electrificación, la descarbonización, la sostenibilidad y la pureza de emisiones. Y a buen seguro que, pese a que Rolls Royce aún no ha dado a conocer el precio al que venderá este nuevo producto, ninguno de ellos considerará elevado el precio del coche, dado el elevado poder adquisitivo del segmento de población al que el mismo va dirigido. Muchos de ellos gastarán más del doble del valor de adquisición del coche en dotarlo de caprichos y gadgets con los que personalizar y poner el vehículo acorde a sus caprichos y necesidades.
Grande como pocos, el nuevo Rolls Royce Spectre vendrá a llenar a partir del cuarto trimestre del 2023, cuando el coche comience a entregarse a sus primeros compradores, el espacio que en la gama del fabricante británico perteneciente al Grupo BMW ha dejado en su gama por el Phantom Coupé. Al igual que esté contará con una carrocería dotada únicamente con dos puertas y cuatro comodísimas y confortables plazas pese a tener un tamaño ligeramente superior a los 5,45 metros, claramente superior al de berlinas de representación como los Audi A9, BMW Serie 7 o Mercedes Clase S, a los que también supera en anchura —mide 2,08 m— y altura —1,55 m—, cota esta última que le asemeja a SUV urbanos del estilo de los conocidos Hyundai Kona, Kia Niro, etc.
Sus dimensiones son tan grandes que habrá numerosas calles donde le sea prácticamente imposible cambiar su sentido de la marcha, pues precisa nada menos que 12,7 metros de espacio para poder efectuar un giro completo. Prácticamente un tanque sobre ruedas que también debe hacer frente a su elevado peso, 2.975 kg, casi tres toneladas, que podrían incluso incrementarse en función del equipamiento y/o el blindaje que sus propietarios quisieran incorporar.
Y ahí surge la primera pregunta: ¿Puede un motor eléctrico desplazar semejante coche con eficacia? A tenor de las cifras que aporta Rolls Royce, todo parece indicar que sí. El Spectre cuenta con un motor eléctrico que entrega 585 CV (430 kW) de potencia y 900 Nm de par, registros gracias a los cuales es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h partiendo desde parado en 4,5 segundos. Un dato que si bien ciertamente no impresiona, pues ya vamos acostumbrándonos a cifras incluso por debajo de la frontera de los 3 segundos, para un vehículo del tamaño y el peso que tiene el Spectre resulta especialmente llamativo y significativo de la capacidad que tiene de trasladar al asfalto la energía acumulada en su batería.
Lo cierto es que, al menos de momento, BMW no ha dado apenas datos referentes a esta, dado que desconocemos por completo su capacidad, pero sin duda debe ser al menos tan imponente como el coche, pues lo que si ha comunicado es la autonomía que la energía acumulada en ella proporciona al Spectre: nada menos que 520 km, según los ciclos de medición WLTP, con un consumo aproximado de 21,5 kWh/100 km. Un resultado ciertamente sorprendente en el que sin duda el bajo coeficiente de penetración que su bien cuidada aerodinámica le permite alcanzar (apenas 0,25 Cx) si duda tiene bastante que ver.
En este sentido, cabe destacar los ímprobos esfuerzos realizados por los ingenieros y diseñadores de la marca para alcanzar tan brillante resultado. Labor a la que han dedicado más de 830 horas en los laboratorios del túnel del viento hasta dar con las formas adecuadas para moldear adecuadamente cada milímetro del coche y de cada uno de sus componentes con ese fin. Una labor que además se ha complementado con el programa de pruebas más exhaustivo al que nunca antes se haya sometido ningún otro modelo de la marca, con más de 2,5 millones de kilómetros recorridos sobre todo tipo de carreteras y bajo todo tipo de condiciones, lo que equivale a simular más de 400 años de uso en un coche con el espíritu del extásis sobre su frontal.
El Spectre es, como los ingleses lo denominan, un Ultra-Luxury Electric Super Coupé, un ultralujoso Super-Coupé eléctrico, que se inspira en mundos un tanto dispares y mucho más allá del de la automoción para desarrollar su estética, acabado, diseño, … EL sector de la alta costura, la escultura moderna, el diseño naútico, la sastrería o el arte moderno han sido las fuentes donde los diseñadores de Rolls Royce han “bebido” directamente para inspirarse a la hora de plasmar el estilo, las líneas maestras y el diseño de su atractiva carrocería. El resultado de todo ello son unas formas auténticamente imponentes, especialmente poderosas cuando se vislumbra su frontal surgiendo cual Spectro de entre las brumas y la persistente niebla británicas.
El nombre de Spectre no es una simple referencia a la maligna banda contra la que se enfrenta de manera habitual James Bond. Nada tiene que ver con ello, sino que hace directamente referencia al pasado de Rolls Royce y, una vez más, enraíza directamente con sus más profundas tradiciones. De todos es conocida la que emplea el fabricante de Derby (Reino Unido) para designar los nombres de sus coches, pues todos ellos se asocian directamente con el mundo del más allá y de los espíritus que el emblema de la marca tan bellamente representa. Phantom, Ghost, Wraith, Dawn,… todos ellos son nombres que giran en torno a las figuras espectrales. Nombres etéreos, representativos del más allá, procedentes de otro mundo y que se mueven por el mundo de manera silenciosa, casi sin ser vistos. Ideas que definen por completo al tipo de usuarios cuyo poder adquisitivo les permite acceder a los distintos modelos de la marca.
Spectre no es la primera vez que se utiliza en Rolls Royce para nombrar un modelo, aunque en esta ocasión si que se emplea para registrar una nueva gama de vehículos. El chasis 1601 del fabricante británico, fabricado en 1910 ya fue bautizado en su día bajo la denominación “The Silver Spectre”. En sus inicios fue un modelo experimental, sobre el cual Rolls Royce haría numerosas pruebas y demostraciones hasta que se vendió a la Oficina de Guerra del Gobierno inglés en 1915. El último propietario conocido del mismo fue una firma de ingeniería de motores radicada en Sheffield, que lo adquirió en 1933, tras lo cual su rastro se desvanece por completo. Si se sabe que durante esos 20 años, el Silver Spectre fue reconstruido en al menos tres ocasiones diferentes para adaptar su carrocería a los gustos de sus respectivos propietarios (algo muy habitual en aquellos tiempos) dado que las carrocerías de la época apenas aguantaban unos años el traqueteo de un vehículo que circulaba a 80 km/hora. Algo normal si tenemos en cuenta que la gran mayoría de los carroceros de la época estaban más acostumbrados a producir vehículos tirados por caballos que apenas se desplazaban a un máximo de 15 km/h.
Desde entonces, ningún otro modelo de la marca ha vuelto a utilizar la denominación Spectre, salvo el modelo experimental 30 EX de 1930, al que se la asignó como nombre en clave. Clave que se usaría para ocultar la identidad de nueve prototipos más antes de que dieran origen al que sería el Phantom III de 1936.
El nombre de Spectre evoca a parte iguales el silencio, el refinamiento y el misterio de algo que no deja de ser producto de la imaginación y que representa un mundo onírico que existe más allá de los parámetros de la normalidad y de las experiencias vitales de la gran mayoría de los hombres. Un nombre que representa como pocos a los adinerados clientes de la marca y su mundo.
La estructura del Spectre está íntegramente elaborada en aluminio de alta flexibilidad. Parte de una base diseñada específicamente para la impulsión eléctrica que será utilizada igualmente en futuros modelos y desarrollos de nuevos modelos 100 por cien eléctricos de la marca. El diseño de la misma se conforma a partir de sofisticadas secciones en aluminio extruido que permiten integrar la batería en la propia estructura del coche, aportando una mayor seguridad y protección a la misma. El resultado obtenido permite además alcanzar un 30 por ciento mayor de rígidas estructural que el logrado en cualquier otro RR anterior.
La combinación de las nuevas estructuras facilita colocar el suelo a mitad de camino entre las estructuras del alfeizar en lugar de por encima o debajo de ellas. Un canal específico habilita un más fácil y protegida conducción del cableado y las tuberías de control climático por todo el vehículo aprovechando los espacios disponibles habilitados entre la batería y el piso, La batería va montada por debajo y el piso ofrece un perfil completamente liso, sin túneles de transmisión ni nada parecido, lo que permite una disposición baja para la colocación de los asientos y, con ello, crear una cabina aún más envolvente y habitable, así como mejor insonoriza respecto de los ruidos de rodadura gracias a los gracias a los cerca de 700 kilos de material que insonorizante que todo ello supone.
Todo ello se complementa con la adopción de una generación más avanzada y mejorada de las suspensiones Planar de Rolls Royce, que configuran el concepto de “alfombra mágica” ya preconizado por la marca en modelos predecentes. El esquema de suspensiones del modelo está configurado por un conjunto de elementos que actúan de manera orquestada con la finalidad de mantener el vehículo plano en todo momento mientras circula sobre el asfalto. Ello es posible gracias a los más avanzados sistemas de software y hardware disponibles. Se han incorporado nuevos componentes de hardware que permiten una aun mayor capacidad de procesamiento de alta velocidad par monitorizar todas las informaciones que llegan al sistema. Este permite incluso desacoplar las estabilizadoras para facilitar que cada rueda actúe de forma independiente, evitando así los característicos movimientos de balanceo que se producen al golpear con un bache u ondulación sobre el asfalto, o reducir las imprecisiones en la conducción y las vibraciones de alta frecuencia que producen las irregularidades del asfalto.
El sistema Planar regula en todo momento y en tiempo real la dureza y comportamiento de los amortiguadores a medida que el coche avanza. Igualmente aporta dirección a las cuatro ruedas para favorecer los pasos por curva y los giros del vehículo. Para ello, el sistema monitoriza en tiempo real la información procedente de hasta 18 sensores diferentes para ajustar los parámetros de funcionamiento de la dirección, frenos, entrega de potencia y suspensiones, logrando así que el Spectre se mantenga estable en todo momento.
En esta ocasión hemos dedicado poco espacio a hablar del diseño del coche. Las imágenes adjuntas nos muestran claramente la limpieza y nitidez de sus formas. Con un frontal de marcado diseño vertical, con las clásicos ópticas divididos de la marca a ambos lados de la habitual Parrilla Pantheon y unas aletas de diseño más suave y ajuste más plano que facilitan el guiado de los flujos de aire hacia los costados del vehículo. Un diseño limpio, que se desarrolla sobre superficies de lisas, tersas y firmes, prácticamente sin ángulos ni líneas de ruptura de ningún tipo.
La imponente parrilla frontal está elaborada en acero inoxidable pulido y retroiluminada por 22 LED que reflejan su luz en la parte trasera de la misma, que ha sido pulida mediante el uso de chorros de arena para facilitar una suave y mejor reflexión de los brillos que la luz genera al impactar sobre ella. Gracias a esto, la imagen frontal del Spectre aparece en la oscuridad de manera sutil y creando un poderoso efecto tridimensional a modo de firma lumínica nocturna.
Sobre la parrilla se ubica el recientemente actualizado símbolo del Espíritu del éxtasis que identifica a los modelos de la marca, con un diseño de formas más aerodinámicas y fluidas. El conjunto frontal del coche enfatiza la gran anchura del mismo (2 metros) con los proyectores horizontales de luz diurna configurados en dos finas líneas de LEDs que van desde la parrilla hasta las aletas y bajo los cuales se ubican las carcasas cromadas de las ópticas delanteras, cuyas cúpulas cuentan con carcasas cromadas oscurecidas. En la zona inferior los proyectores antiniebla replican las formas de las luces de día.
La vista lateral del coche es auténticamente monolítica. Con unos anchos pero suaves hombros que se van marcando a medida que se avanza hacia la zaga y con una línea inferior o de flotación que se inspira directamente en el diseño de los yates para acomodar el coche suavemente sobre el alfeizar de su plataforma y crear una sensación de movimiento a medida que el vehículo avanza sobre el asfalto de igual manera a la que un yate de lujo refleja el océano mientras corta el agua a su paso. Toda una representación visual para esa “alfombra mágica” sobre la que pasean los ocupantes a bordo de un Rolls Royce.
La silueta del Spectre nos muestra un modelo fastback coupe de dos puertas y cuatro plazas que evoca al diseño de automóviles y embarcaciones del pasado. Con una línea cuyas formas facilitan el logro del ya mencionado coeficiente Cx del coche, el más bajo jamás alcanzado por un modelo de la marca, en la cual la cual los hombros van musculándose poco a poco mientras la sección de cola del vehículo se va estrechando paulatinamente. En esta vista lateral destacan igualmente las enormes llantas de 23 pulgadas en aluminio pulido con un diseño de 7 pestañas. El Spectre es el primer coupé dos puertas de producción con llantas de ese tamaño en casi cien años.
En cuanto a la trasera del vehículo, viene marcada por la prolongada línea de caída del techo, que se consigue mediante la adopción del panel de carrocería más grande jamás producido para un modelo de la marca, que abarca prácticamente desde el pilar A hasta el final de la tapa del maletero del coche. El diseño de la trasera incorpora unas ópticas de diseño vertical en forma de joya.
Al abrir las puertas del coche, lo primero que llama la atención son las puertas Starlight, en las que 4.796 “estrellas” brillan sutilmente habilitando una iluminación que se percibe únicamente cuando el vehículo está en parado. Los guarnecidos también pueden encargarse con el ya conocido exquisito fondo de madera Canadel Panelling de alta calidad que RR ofrece.
La fascia del salpicadero, sobre la cual se ubica una placa identificativa Spectre, incorpora otras 5.500 estrellas de tenue iluminación. En él también de dispone de una arquitectura digital de gran lujo, con un nuevo diseño para el cuadro (en el que las esferas de los relojes pueden combinar su fondo con el color elegido para la terminación y acabado interiores del coche) y tecnologías de primer nivel en cuanto al procesamiento de datos gracias a lo que la marca denomina “inteligencia descentralizada” sistema que facilita el intercambio libre y directo de información entre las más de 1000 funciones distintas que habilita.
El sistema también integra el sistema de comunicaciones Spirit y la aplicación Whisper de Rolls Royce que permite a los clientes interactuar con el coche de forma remota y recibir información en vivo seleccionada por los especialistas de la marca en servicios de lujo disponibles en su entorno.
Evidentemente, y como no puede ser de otra manera en una marca como Rolls Royce, los acabados Bespoke permiten adoptar la personalización exclusiva que el cliente desee, con opciones casi infinitas elaboradas a la medida de sus deseos, gustos y aficiones.
El Spectre se pondrá a la venta a finales del próximo año 2023. El coche será homologado a finales del primer semestre, antes del verano, lo que hace que sus cifras de rendimiento antes proporcionadas aun tengan un carácter meramente provisional dado que están sujetas a posibles cambios. El lanzamiento comercial del Spectre dará comienzo a finales del otoño en el Reino Unido y las primeras unidades se entregarán a los clientes habituales de la marca antes de finales del próximo año. El resto de mercados tendrá que esperar hasta inicios de 2024.
Rolls Royce aún no ha fijado el precio del modelo, aunque sí lo ha ubicado en el conjunto de su gama situándolo a medio camino entre la gama de Cullinam y la del Phantom, aunque, como bien dicen los comerciales de la marca británica, hablar de precios es una grosería, pues el coche será siempre tan caro como lo quiera el cliente y su cartera esté dispuesta a aguantar.
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