RUF Automobile es una empresa alemana fundada, nada menos, que en 1939. Es un dato que no todo el mundo conoce, pero que deja claro que estamos ante un veterano en su parcela de mercado. Actualmente está reconocido como fabricante, al igual que le ocurre a Alpina, por ejemplo, pero en realidad, su único coche de producción propia es el RUF CTR Anniversary puesto de largo en 2017 como prototipo y se puso en producción en 2019, un coche que se creó para conmemorar el aniversario del CTR original de 1987.
Se puede decir, para entendernos, que RUF es un “preparador”, una empresa creada para sacar la quintaesencia de los coches de Porsche. El caso es que llega tan lejos en sus transformaciones, ofrece una calidad tan elevada y tiene tanto volumen de trabajo, que, como ya se ha comentado, está considerado un fabricante. El último RUF CTR lo demuestra, pues, aunque parece un Porsche 911, en realidad, el chasis es de desarrollo propio (fabricado con fibra de carbono) y el motor, aunque también parece un propulsor Porsche, es igualmente de creación propia y anuncia 700 CV y 880 Nm de par.
El último RUF CTR parece un Porsche 911, pero el chasis y el motor son de desarrollo propio, con 700 CV y 800 Nm de par
La historia de RUF empieza siendo muy humilde, como ocurre en muchas otras ocasiones. La empresa comenzó pegada a la casa del fundador, Alois Ruf (el actual propietario, hijo de Alois, se llama igual), pasando tras la guerra a comprar una gasolinera que había cerca de casa e incluso a fabricar autobuses. Fue Alois Ruf hijo quien comenzó con las preparaciones con base Porsche, tomando como “primera víctima” un Porsche 356.
Desde aquel momento, RUF se centró en las preparaciones con base Porsche y, ya sabéis, el resto es historia. Una historia que contó con un punto culminante, aquella ocasión en la que un Porsche 911 amarillo, pilotado por Stefan Roser (piloto robador de RUF), puso patasarriba el circuito de Nürbugring en 1989. Pilotaba el coche más famoso y mítico con el sello de RUF en el frontal, cuyo nombre ya ha sido mencionado al inicio. Hablamos, obviamente, del CTR (por Grupo C Turbo RUF), más conocido como “Yellowbird”.
Aquel aparato, lanzado a finales de los 80, era el Porsche más bestial que había por las carreteras. Ni siquiera el Porsche 959 era tan salvaje. Esta pequeña empresa alemana quería demostrar que no era un simple preparador, quería que todos vieran que era capaz de medirse con los grandes y que podía ganar. Y vaya si ganó.
Tomando como base de partida un Porsche 911 Carrera 3.2, el RUF CTR se convirtió durante un tiempo en el coche de calle más rápido del mundo. Era la primera vez que RUF se metía en la fabricación de un automóvil completo y quiso hacerlo a lo grande. El motor, por empezar por algún sitio, aumentó su cubicaje hasta los 3,4 litros, adoptando posteriormente la inyección y el encendido del brutal Porsche 962 del Grupo C. También se añadieron dos turbos KKK y dos intercoolers para enfriar el aire comprimido que sale de ellos, para lograr extraer 469 CV y 533 Nm de par.
En ese momento se convirtió en el Porsche más potente del mercado (recordar que el Porsche 959, con sus 450 CV, era el coche más potente fabricado por la marca) y poco después, en el coche de calle más rápido del mundo. Es más, el motor era tan potente, que no pudo usar la caja de Porsche y tuvo que hacerse su propia caja de cambios de cinco relaciones, pudiendo, por tanto, diseñar y calcular sus propios desarrollos.
Por supuesto, frenos y suspensiones son específicos, requiriendo mucho trabajo de desarrollo. Sin embargo, donde RUF invirtió tanto tiempo como en el motor fue en su carrocería para potenciar la aerodinámica. Se dotó al coche de un fondo plano, se soldaron nuevos paneles, se remodelaron las formas e incluso algunas unidades emplearon entradas de aire tipo NACA.
La revista Road & Track organizó un evento en el circuito alemán de Ehra-Leissen (propiedad de Volkswagen por entonces) juntando a lo más granado del momento. El RUF CTR los barrió a todos llegando a los 342 km/h y completando el sprint en 3,9 segundos. Tras esto, se fueron a Nürburgring logrando un crono de 8 minutos y 5 segundos, un récord para un coche de calle en aquellos años.
Como curiosidad, el origen del apodo. RUF cedió un CTR de color amarillo que destacaba mucho con el cielo, de tonos oscuros y apagados durante todo el día del evento. Una característica que se combinó con el sonido de la válvula de descarga, que sonaba muy agudo, casi como un canario. Había nacido el “Yellowbird” (en castellano, por si alguien no lo puede traducir, es literalmente “pájaro amarillo”).
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