SEAT. Sociedad Española de Automóviles de Turismo. Hace mucho tiempo que esta denominación se perdió, pero eso era lo que significaba SEAT en sus inicios, cuando la marca comenzó a fabricar aquel SEAT 1400, el cual, cumplió 70 años en 2023. De aquellos primeros años, los aficionados al vehículo clásico recuerdan con especial cariño al 600, un coche que lo cambió todo en España –y no es una exageración–, así como algunos de los modelos que llegaron después, como el 850 o el SEAT 124.
Todos esos modelos, en el fondo, eran modelos FIAT fabricados por SEAT bajo licencia, y eso permitió que la empresa española pudiera ofrecer lo último en técnica y desarrollo de aquellos años. Pero cuando llegó el SEAT 124, los españoles se encontraron con un automóvil muy superior a lo que estaban acostumbrados por aquel entonces. La firma había puesto al alcance de mucha gente automóviles como los mencionados SEAT 600 y 850, pero eran automóviles con potencias contenidas, nunca más de 55 CV, y con unas prestaciones que tampoco ponían en aprietos a casi nadie. El 124 cambió eso y mucho más.
El SEAT 124 se lanzó al mercado en 1968, dos años después de que FIAT hiciera lo propio en el resto del mundo, donde logró una enorme notoriedad en ventas, aunque su impacto fue bastante menor del que causó en España. El 124 cubría el hueco entre el 850 y el SEAT 1500, y se posicionaba como un producto enfocado a la nueva clase media, que veía en el 850 un coche demasiado pequeño –y algunos, hasta demasiado barato–. La sociedad en nuestro país estaba creciendo en aquellos años y aspiraban a todo y vieron en el 124 el coche perfecto. No solo les ofrecía un automóvil amplio, sino que además, también era potente, tenía un diseño elegante y demostraba a todo el mundo que se había subido en el escalafón social –no olvidemos que, en la España de los años 60, eso de presumir de ser “más que los demás”, era casi una necesidad que todavía perdura–.
Frente a otros modelos que había por aquellos años, el SEAT 124 era un coche grande. Mdía 4,03 metros de largo y alcanzaba los 1,63 metros de ancho, mientras que el maletero ofrecía unos holgados, para entonces, 385 litros. Su diseño de tres volúmenes –frontal, habitáculo y maletero– le confería una imagen de cierta categoría que encandiló a muchos y su motor, inicialmente un cuatro cilindros de 1.200 centímetros cúbicos, era más que suficiente para presumir entre los vecinos y los familiares. Rendía solo 60 CV –65 CV a partir de 1973–, pero claro, no olvidemos que un SEAT 850 no pasaba de 40 CV. No obstante, ese notable aumento de potencia, acabó por poner de relieve la falta de experiencia y conocimientos de los conductores españoles.
El 124 era propulsión, y sus 65 CV pusieron en aprietos a muchos usuarios hasta el punto de apodarle “la loca”. En realidad el apodo se le puso al SEAT 1430, una versión más equipada, lujosa y potente del 124, que tenía una imagen propia –¿Cómo olvidar sus cuatro faros delanteros?– y no se vendió con el logo de FIAT, pero que se acabó trasladando al 124. Si le preguntas a los más puristas del modelo, te dirán que “La loca” solo fue el 1430, pero no está de más comentar que hay gente que también denomina así al SEAT 124.
La producción del SEAT 124 se llevó a cabo, en primera instancia, en la Zona Franca de Barcelona, aunque luego pasó también a Landaben, en Navarra –la última serie, con dos faros cuadrados delanteros, que actualmente se le conoce como “Pamplona”–. Se fabricaron un total de 640.407 unidades. Entre esas unidades, no podemos dejar pasar la oportunidad de mencionar a los míticos SEAT 124 D Especial 2000, con su motor de 1.919 centímetros cúbicos y 114 CV.
Hoy, el SEAT 124 es un coche de culto, que disfruta del club automovilístico más grande de España, o al menos uno de los más grandes, y por supuesto, forma parte de la historia de SEAT y del propio país, junto al SEAT 600 y al 127.
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