En los 70 años de historia de Seat, la deportividad siempre ha desempeñado un papel importante en su catálogo de modelos. No cabe duda de que el fabricante de Martorell ha sabido siempre sintonizar con su público, y por ello descubrió muy pronto que los vehículos deportivos abrían la puerta al corazón del público más joven. Seat ha sabido reaccionar cuando ha sido necesario. Si hace setenta años, los coupés causaban furor, hoy en día ni siquiera se llevan las carrocerías de tres puertas.
Seat 850 Coupé. Corazón latino
Los años sesenta marcaron un punto álgido en la historia de Seat. El 600 causaba furor y le salía un hermano mayor, un turismo más grande y más capaz, el 850. Un año más tarde, nacía uno de los primeros coches aspiracionales fabricados en España, el 850 Coupé. Un vehículo que llevaba, como el 600, el motor detrás, la propulsión se encomendaba a las ruedas posteriores y se trataba de un 2+2 en lo que a las plazas se refería.
El precio del 850 Coupé se fijó en 105.000 pesetas de la época, un 30% más caro que la berlina 850. Un sobreprecio que quien podía, lo pagaba gustosamente, porque el 850 Coupé ponía al alcance de sus usuarios aquello del placer de conducir. El motor del 850 recibía un carburador de doble cuerpo y mayor relación de compresión para incorporarlo al Coupé. Con estas medidas, la potencia se disparaba en 10 CV, hasta proporcionar 47 CV a un régimen elevado para la época, 6.200 rpm. Junto con su aerodinámica silueta, esto le permitía alcanzar los 140 km/h. Para adecuar el chasis a las prestaciones, el 850 Coupé fue el primer Seat que recibió frenos de disco delanteros. Con 720 kilos de peso, la agilidad y la diversión estaban garantizadas. Dos años más tarde, en 1969, la potencia subió a 52 CV al incorporar un motor que sería clásico, el 903 cm3. Con él, cambió la denominación a Seat 850 Sport Coupé y se distinguía de lejos con sus dobles ópticas, tanto delante como detrás.
Seat 1200 Sport. Sigue la fiesta
Fue el primer modelo de diseño exclusivo de la marcar. La colaboración del italiano Aldo Sessano supuso otra revolución en el diseño del automóvil. No fue un trabajo fácil para ya que debían colocar un motor longitudinal del Seat 124 en una posición transversal, tumbado 16 grados para que encaje, y acoplarle una caja de cambios para esta nueva disposición y que soportara el par. Lo consiguen con el motor de 1.197 Cm3 de 67 CV que da el nombre de Seat 1200 Sport.
Un año más tarde, llega el Seat Sport 1430, de 77 CV. Su originalidad interior cuida el detalle y emana deportividad en su salpicadero e instrumentación. Su exterior incorpora un rompedor e inédito frontal en poliuretano negro que le valió su apodo Bocanegra.
Seat Fura Crono. La larga sombra del 127
En 1981, el fabricante español volaba solo fabricando modelos que encajaban a la perfección con la nueva sociedad española. Un año en el que el 127 desemboca en el Fura, tardando poco menos de un año en darle una personalidad deportiva. La idea era totalmente diferente a la de sus predecesores, ya que no podíamos hablar de un coupé propiamente dicho. Seat quería popularizar un modelo como el Fura, y ofrecerlos con unos precios más competitivos para llegar al mayor número de personas posibles.
El Fura Crono marcó tendencia, ya que hoy en día los SUV refuerzan su carácter con las mismas molduras plásticas negras en todo el frontal del coche, su perímetro con los ensanchamientos de los pasos de rueda y las anchas molduras laterales.
Pero no cabe duda de que los ingredientes de un buen deportivo comienzan con la potencia, y con cuantos más caballos mejor. Emplearon el fiable y probado motor de 1.438 cm3, con una potencia de 75 CV. Con solo 760 kilos de peso, la relación peso/potencia le permitía una gran agilidad. Rápido y fácil de conducir, era muy estable en curvas y su caja de cinco velocidades permitía su uso en autopista a un régimen de motor menor, con mayor confort acústico y un consumo inferior.
Seat Ibiza SXi. Una inyección de modernidad
Si hay un modelo que creó tendencia en Seat, ese fue el Ibiza. En su primera generación, el fabricante español reunión todos los ingredientes para lograr el gran éxito que fue. La versión deportiva tardó cuatro años en llegar, pero no defraudó. El desarrollo realizado por los ingenieros del Centro Técnico de Martorell llevó la potencia a 100 CV desde los 85 de la versión de carburador. La denominación fue Ibiza SXi, con la i en honor a la inyección, y la X por el doble circuito de frenos dispuesto en X. Esto ya era una importante mejora de la seguridad, que además se acompañó de unos discos de frenos ventilados delante, para adaptarlo a las mayores prestaciones de este pequeño deportivo.
El Ibiza SXi había subido un escalón la deportividad en SEAT, ahora en un coche de formato polivalente, más habitable, con mayor maletero y más rápido que el Fura. El Ibiza SXi no solo era un deportivo, sino que añadía otro aspecto clave: un alto grado de equipamiento y una cuidada y llamativa presentación.
Seat Ibiza GTI. La segunda generación se crece
En la segunda generación, el Ibiza estrena plataforma, lo que le permite crecer hasta los 3,8 metros de longitud y ser compacto por fuera, pero grande por dentro. Rápido, ágil, fácil, incorporaba servodirección, era ligero con sus 1.010 kilos y con un gran comportamiento. Podía enfrentarse incluso a rivales del segmento superior con sus 115 CV, y de hecho fue el modelo elegido por la marca para participar en sucesivas Copas de Rallye de Tierra, demostrando su deportividad y su fiabilidad.
Seat Ibiza FR. Deportividad sin fin
Desde la tercera generación, las siglas FR se asocian a los deportivos de Seat. Hoy en día llegamos a su quinta generación, con un motor 1.5 TSI de 150 CV y un Ibiza 1.0 FR de 110 CV para quien necesite solo la agilidad de su chasis. Un vehículo que, además de potencia, añade seguridad y confort.
Seis modelos imprescindibles en la trayectoria de Seat, que cuentan la historia de la automoción deportiva en España, y que no deben faltar en cualquier colección.
La historia de estos seis deportivos en imágenes: