El De Tomaso P70 es el resultado de una colaboración bastante particular, la unión de dos personas, dos formas de ver el automóvil, que por un momento, se unieron para dar lo mejor de sí mismas. El De Tomaso P70 es una obra que Alejandro de Tomaso creó junto a nada menos que Carrol Shelby; un argentino visionario que llegó a tener bajo su control a marcas como Maserati o Moto Guzzi, y una leyenda del automovilismo estadounidense y mundial, quien tuvo que acudir en ayuda de Ford para que su proyecto GT40 pudiera batir de una vez por todas a los Ferrari.
Que dos personas tan dispares se juntaran para crear un automóvil, solo podía dar como resultado algo muy especial, aunque no son muchos problemas por el camino –la personalidad de ambos chocaba a menudo, por ejemplo, o incluso las diferencias culturales… –. Alejandro y Carroll eran dos personas de una personalidad muy marcada y estaban acostumbrados a que todo se hiciera a su manera, no tenían que negociar ni que lidiar con la opinión de los demás y eso marcó el devenir de las cosas. Aunque el argentino sería el encargado de fabricar el coche, el norteamericano era el cliente y además, fabricaba sus propios coches y era un expiloto con numerosas victorias; sabía lo que quería y no aceptaría otra cosa.
Shelby quería correr en campeonato Can-Am que daría comienzo en 1966, pero el AC Cobra no era el coche más indicado para participar, había que hacer algo nuevo y algo muy especial. Así, el proyecto del P70 se podría considerar como el reemplazo para el Cobra, pero mucho más desarrollado y refinado. De entrada, Shelby contaba con la ayuda del Pete Brock, quien ya diseñó para Carroll el Shelby Daytona y quien participó en la creación del Chevrolet Corvette Stingray y quien recibió el encargo de diseñar un nuevo coche para competición basado en el King Cobra, pero claro, con mejoras para hacerlo todavía más rápido, con un punto de partida muy claro: la aerodinámica.
El tiempo para completar el coche era muy justo y para poder tener el proyecto a tiempo, Shelby contactó con de Tomaso, que tenía en el Vallelunga una buena base de partida. Desarrollado sobre un chasis con motor trasero central, el De Tomaso Vallelunga era el primer coche del argentino y una buena base sobre la que trabajar en algo “más gordo”. De hecho, Shelby quería un V8 de mucho desplazamiento –para los norteamericanos no hay nada como el desplazamiento para ganar potencia, y sobre todo, par–, pero el Vallelunga estaba diseñado para acoger un pequeño cuatro cilindros y el V8 427 que Shelby usaba en otros coches era demasiado pesado.
La gente de De Tomaso pensó que, con el V8 289 que Ford había lanzado recientemente –4,7 litros de cilindrada–, podría ampliar su desplazamiento hasta las 427 pulgadas cúbicas –7.000 centímetros cúbicos–. Sin embargo, resultó ser físicamente imposible ampliar el diámetro de los cilindros lo suficiente, ni tampoco se podía poner un cigüeñal con más carrera.
Mientras tanto, Peter Brock había completado el diseño de la carrocería y había sido enviado a Italia para que la fabricaran y la montaran en el chasis. Cuando Shelby vio los resultados no quedó complacido y envió a Brock a Italia a supevidar personalmente la construcción de una nueva carrocería, que sería fabricada por Carrozzeria Fantuzi, en Módena. Sin embargo, cuando Brock estaba en mitad del trabajo de ajustar la carrocería a una segunda versión del chasis, Shelby le llamó, le dijo que se subiera a un avión y que volviera a casa.
Después de esto, el proyecto entre De Tomaso y Shelby fue cancelado, pues Carroll había sido contratado por Ford para que se encargara del desarrollo y de la puesta en pista de unos nuevos deportivos diseñados para carreras de resistencia, como las 24 horas de Le Mans. Deportivos que resultaron ser los Ford GT40.
Alejandro no se tomó muy bien la cancelación del acuerdo, a pesar de que no pudo proporcionar el motor que había prometido. Sin embargo, aprovechó el trabajo realizado para la creación de su segundo modelo: el De Tomaso Mangusta, un nombre que se dice, fue escogido porque la Magosta es el único animal del mundo capaz de cazar y comer cobras. Un pequeño guiño a Shelby, a quien no le pasó desapercibida la acción.
Por entonces, De Tomaso también había comprado el famoso estudio de diseño Ghia y aprovechó para completar el P70, el cual, fue fabricado en una sola unidad y lo mostró en el salón de Turín bajo el nombre de Ghia De Tomaso Sport 5000.
El Ghia De Tomaso Sport 5000 finalmente se dejó ver en competición, en el Gran Premio de Mugello de 1966, pero ni siquiera logró terminar la primera vuelta. EStaba equipado por un motor V8 Gurney-Weslake 5.0 que, en realidad, era un For V8 289 con culatas realizadas a medida y desarrolladas por Weslake en Inglaterra.
Tras esto, el coche fue a parar a la colección de Alejandro y ahí estuvo durante décadas, para luego, acabar en una colección privada en California. Luego pasó por alguna que otra colección.
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