Lo llamamos Jaguar SS100, pero de Jaguar en realidad no tiene nada. O sí, según lo mires, pues se trata de la misma empresa, pero antes de la guerra. SS son las iniciales de Swallow Sidecar Company, nombre que tenía la empresa antes de pasar a denominarse SS Cars Ltd a partir de 1933 (Swallow Sport Cars). Pasó a llamarse Jaguar después de la Segunda Guerra Mundial, pues las siglas SS habían cogido una connotación bastante negativa y cualquier tipo de relación con el partido Nazi alemán, aunque fuera simple coincidencia, podía suponer un serio inconveniente.
El SS100 (por Swallow Sport 100 mph) fue el último modelo en lucir las funestas siglas SS y también, el primer modelo en lucir la mascota y el nombre de felino: Jaguar. Pero eso fue al final, casi a punto de comenzar la guerra, en 1937. El SS100 era una evolución del SS90, un coche que prometía alcanzar las 90 millas/hora (casi 145 km/h). En 1936 aparece el sustituto, el SS100, que promete alcanzar las 100 millas/hora (los 160 km/h), pero nunca llegó a lograrlo.
Hubo que esperar al año siguiente, a 1937, para que el señor Lyons decidiera modificar el motor del SS100 ampliando la cilindrada y añadiendo cosas como un nuevo cigüeñal y unas bielas de acero, para que se pudiera lograr dicha gesta. Estos cambios llevaron a cambiar el nombre al coche, que pasó a llamarse SS100 Jaguar, siendo capaz de alcanzar las 101 millas/hora (162 km/h). Por aquellos años, un coche capaz de alcanzar los 160 km/h era un deportivo con todas las letras, pero había cosas que hoy nos parecerían de locura, como un chasis fabricado con madera de fresno o frenos de tambor en las cuatro ruedas.
El SS100 Jaguar fue un éxito, no en balde, costaba alrededor de la mitad que un Alfa Romeo o un Bugatti de la época. El caso es que el SS100 siempre se ofreció como un roadster, salvo alguna ocasión en la que, además de carroceros externos a la marca, el propio Williams Lyons, junto a Cyril Holland, diseñó la primera y única carrocería cerrada para el SS100. Un trabajo realmente espectacular y además, fabricado totalmente con aluminio.
Se celebraba el Salón del Automóvil de Earls Court de 1938 y en el stand de SS Cars, un increíble coupé dejaba a los visitantes atónitos. Con una silueta larga y muy esbelta, tenía las ruedas traseras cubiertas y una cabina casi encima de dichas ruedas. Era elegante, armonioso y muy deportivo. Tenía pequeños detalles propios de la era “art decó”, pero desprendía un fuerte carácter británico con un habitáculo repleto de piel y madera.
Oculto dentro del largo morro, había un seis cilindros en línea de 3,5 litros (“3 ½ litres” en la nomenclatura de la marca) que rendía 125 CV y permitía llegar hasta unos sensacionales 176 km/h. Tenía un cambio manual de cuatro relaciones, el chasis seguía siendo una estructura de madera de fresno como el del SS100 roadster y los frenos, tomados del SS100, eran de tambor. El objetivo de este espectacular automóvil era llamar la atención y demostrar las bondades de la SS Jaguar en lo referente a coches deportivos.
El coche lo compró inmediatamente un caballero llamado Leo March, quien se lo regaló a su hijo de 17 años, quien le uso el apodo de “The Grey Lady”. Mientras tanto, Lyons no volvió a crear ningún coupé sobre la base del SS100, aunque el especialista Graber diseñó su propia carrocería cerrada ese mismo año 1938, sin lograr las excepcionales líneas de “La Dama Gris”.
Dicho automóvil todavía sigue en funcionamiento y se tienen constancia de una restauración, así como de haber cambiado de manos en varias ocasiones. La última que se tiene información, data de 2019, cuando el especialista en Jaguar holandés Zwakman Motors, de los Países Bajos, lo puso a la venta (de forma directa, nada de subastas), por 10 millones de euros. Precio que luego bajó a 8 millones. Antes de esto, lo tuvo en catálogo el especialista británico DD Classics en el año 2013.
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