Si hacemos caso a los historiadores, los cuales no siempre tienen porque llevar razón, el primer automóvil fue el triciclo de Karl Benz. Y no hay por qué dudar de dicha afirmación, siempre que tengamos claro que hablamos de un vehículo con motor de combustión interna. Con motor a vapor, el primer vehículo automóvil data de más de 100 años antes, concretamente, se fabricó 117 años antes y recorrió sus primeros metros antes, incluso, de la invención del tren (el tren es uno de los vehículos autopropulsados más antiguos de la historia, cuya primera aparición fue en 1804). Nos referimos al Fardier á Vapeur, fabricado en 1769 por Nicolas-Joseoh Cugnot.
Efectivamente, el primer vehículo automóvil es de origen francés, aunque la idea procede de un suizo, un oficial llamado Planta. Curiosamente, la hegemonía francesa en el mundo del automóvil se ha mantenido, desde entonces, en dura pugna con los alemanes y, siempre presentes, los británicos. Además, durante muchos años, Francia fue la cuna del diseño automovilístico, dominando el panorama mundial gracias a nombres como Chapron, Laburdette, Letourneur et Marchand, o grandes como Figoni et Falaschi o Saoutchik. Y esto si nos centramos, exclusivamente, en carroceros, si echamos un vistazo a los fabricantes, el panorama no es muy diferente: Panhard at Levasor, Delage, Facel Vega, Delahaye, Peugeot, Citroën, Bugatti, Talbot…
Curiosamente, estas dos últimas marcas tienen una historia muy llamativa, porque Bugatti fue, durante un tiempo, un fabricante italiano, aunque originalmente fue fundada en Francia (y ahí tiene su actual sede) y Talbot, por su parte, acabó siendo francesa, pero en realidad, era un fabricante afincado en Reino Unido. Bueno, en realidad, la historia y los orígenes de Talbot son bastante complicados, llenos de ideas y venidas y con una historia de lo más interesante. Talbot la fundó en 1903 el Conde de Shrewsburry y Talbot, Charles Henry John Chetwynd-Talbot (20º Conde de Shrewsburry, 20º Conde de Waterford, 5º Conde Talbot… ) y centraba su actividad en los carruajes y los novedosos, por entonces, vehículos automóviles. Concretamente, importaba a Reino Unido coches de la firma francesa Clément-Bayard.
No tardó mucho en comenzar a producir sus propios coches bajo el apelativo de Clément-Talbot, básicamente porque empleaban piezas de origen francés fabricadas por Clément-Bayard. Con el tiempo, la marca pasa a comercializar también automóviles bajo el nombre de Talbot, empleando componentes de Clément-Bayard ligeramente modificadas, habiendo logrado anteriormente un récord que hizo historia, al lograr recorrer 160 kilómetros en una hora, sin dejar de vender al mismo tiempo los Clément-Talbot. Sin embargo, estalla la Primera Guerra Mundial y todo se torna muy diferente, comenzando una época que, como cabría esperar, es atroz. Talbot comienza la fabricación de ambulancias, haciendo que las dos compañías, la francesa (Clément-Bayard) y la británica Clément-Talbot) continuen después de la guerra con procesos separados (tanto producción como marketing).
Aquí, merece la pena hacer un inciso, porque la historia de Talbot tiene algún que otro detalle interesante. Por un lado, hay que hablar de la francesa Darracq, fundada en 1896 por Alexandre Darracq. En 1902, Darracq firma un acuerdo con Opel, para fabricar automóviles en Alemania, acuerdo que se mantiene en vigor hasta 1907. Mientras tanto, en 1905, Darracq expandió su negocio a Gran Bretaña, Italia y España (Alfa Romeo comenzó su producción en las instalaciones inactivas de Darracq en Milán y Nápoles) y en 1919 adquiere la Clement-Bayard. El hecho de hacerse con el control de la firma francesa, afecta a la Clément-Talbot, para a comercializar sus coches como Talbot-Darracq.
En 1919 estalla la Primera Guerra Mundial y año después, en 1920, se fundó STD (Sunbeam-Talbot-Darracq), que quebró en 1935 siendo adquirido por el grupo empresarial Rootes, que estaba más interesado en producir ingresos a toda costa, que en evolucionar las compañías para que fueran rentables a largo plazo, así que todas las firmas, fueron de mal en peor. Una situación que Anthony Lago, uno de los jefes de la Talbot francesa (en realidad, su director general), que compró a Rooter la empresa francesa, es decir, adquirió Darracq y los derechos de Talbot para Francia. Sin embargo, Darracq hacía tiempo que había dejado de usarse y Talbot tenía más peso en el mercado, así que renombró la compañía a Talbot-Lago, dando comienzo una de las mejores épocas de la firma franco británica.
Mientras aparecía la Talbot-Lago, la Darracq-Talbot británica se funcionaba con Sumbeam, dando lugar a la Sunbeam-Talbot, marca que pasó a denominarse únicamente Sunbeam después de la Segunda Guerra Mundial. Rootes mantuvo el control de esta compañía hasta 1967, cuando fue adquirida por Chrysler. Curiosamente, la Talbot-Lago fue absorbida por Simca en 1958, que pasó a manos de Chrysler cuando esta compró Rootes, aprovechando los activos que por entonces había obtenido (tanto en Francia como en GranBretaña) y creó Chrysler Europe.
Todos, o casi todos, conocemos la historia de Chrysler Europe, empresa que acabó en manos de Peugeot en 1978, resucitando el nombre de Talbot y manteniendo la marca en activo hasta 1986, cuando se cesó la producción de modelos Talbot, a excepción de la furgoneta Talbot Express (una versión de la CitroËn C-25 y el Peugeot J-5).
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