Llegar a la Fórmula 1 es, sin dudas, un privilegio que solo algunos pueden lograr, tanto pilotos como equipos. Hace falta mucho talento, dinero y algo de suerte. Pero en los años 70, un pequeño equipo italiano lo hizo parecer fácil, ya que en unos pocos años pasaron de fabricar bombas hidráulicas a fabricar coches para la categoría reina del automovilismo.
Tecno comenzó como una compañía de ingeniería centrada en la fabricación de bombas hidráulicas, fundada por Luciano y Gianfranco Pederzani en Bolonia. A mediados de los 60, los hermanos Pederzani decidieron adentrarse en el mundo de la competición automovilística.
Solo ellos sabrán si en algún momento pensaron que sus karts serían toda una revolución para esta serie. Su segundo chasis, el recordado Tecno Piuma (“pluma” en italiano), contaba con varias características novedosas para la época y que los karts conservan en su mayoría hasta el día de hoy. Tres títulos mundiales, alcanzó la marca entre 1964 y 1966, que la impulsaron a dar el salto a los campeonatos de monoplazas.
En 1967, Tecno logró su primera victoria en Fórmula 3 de la mano del suizo Clay Regazzoni, en El Jarama. En 1970, nuevamente de la mano de Regazzoni, Tecno ganó el campeonato de Fórmula 2 Europea, la principal antesala de la F1. En ambas categorías, la fórmula sería la misma que en los karts: vehículos ligeros, sencillos, baratos y fáciles de reparar, y el resultado fue siempre el mismo: éxito inmediato.
El sueño de la Fórmula 1
El título de la F2 despertó en los hermanos Pederzani el sueño de llegar a la categoría reina, así como también en el conde Rossi di Montelera, propietario de la marca de bebidas alcohólicas Martini & Rossi. Sí, la misma que luego se uniría a Brabham, Lancia y Porsche, entre otros históricos equipos del motorsport. El conde Rossi quería adentrarse en la Fórmula 1 y decidió apoyar el proyecto de Tecno. Con este importante impulso económico, la escudería comenzó a diseñar su primer monoplaza de Fórmula 1. Llevaría el nombre de Tecno Martini Racing y los coches se vestirían los hoy míticos colores rojo, azul y blanco.
En los años 70, que un equipo formado por un puñado de personas llegase a la Fórmula 1 era algo normal. Los costes para armar un coche e inscribirlo a una carrera eran accesibles, además de que no era tan difícil ser competitivo debido a la baja complejidad en los diseños.
Otra cosa que facilitaba la llegada de pequeños equipos era la disponibilidad de motores Ford Cosworth para cualquiera que lo requiriese. Llamativamente, este no fue el caso de Tecno ya que la escudería decidió fabricar sus propios motores. Teniendo en cuenta que solo los equipos Ferrari, BRM y Matra hacían esto, el proyecto del pequeño equipo boloñés merece aún más reconocimiento. El equipo Tecno no respetó su filosofía de coches ligeros y económicos, y probablemente esto incidió en el posterior final del equipo. Fabricaron un motor, y no cualquier motor: un flat de 12 cilindros y 3.0 litros, una configuración similar a la utilizada entonces por Ferrari.
Tecno comenzó como una compañía de ingeniería centrada en la fabricación de bombas hidráulicas, fundada por Luciano y Gianfranco Pederzani en Bolonia
El chasis, llamado PA123, fue diseñado por los hermanos Pederzani, con ayuda de Ron Tauranac, y era un monocasco de aluminio de malla espacial. Montaba neumáticos Firestone y caja de marchas Hewland.
El debut del equipo italiano fue retrasado en varias ocasiones, pero finalmente el esperado momento tuvo lugar en el Gran Premio de Bélgica de 1972, la quinta carrera de la temporada. El piloto seleccionado fue Nanni Galli, que en la temporada anterior había competido con March. No fue un estreno fácil para la escudería, ya que Galli se clasificó 24 de 26 y, en la carrera, tuvo una colisión con el Ferrari de Clay Regazzoni cuando el suizo intentaba doblar al italiano por cuarta vez. Ambos quedaron fuera de competencia.
Tras una carrera fuera del campeonato llamada Gran Premio de la República (Vallelunga) en la que Galli logró un no tan meritorio podio (solo largaron siete coches), Tecno llamó al británico Derek Bell para reemplazar a Galli en la siguiente carrera del campeonato en Francia, ya que este corrió aquel día para Ferrari. Bell clasificó anteúltimo y ni siquiera pudo largar la carrera del domingo.
En los tres Grandes Premios siguientes, Galli y Bell se alternaron el asiento del PA123. Los resultados no cambiaron, clasificaciones nada destacables y retiros en carrera por fallas mecánicas. Aquel coche no era rápido y, aunque lo fuese, no podía terminar carreras debido a su mala fiabilidad. En el Gran Premio de Italia, la antepenúltima carrera de la temporada, el equipo Tecno puso en pista sus dos chasis, uno para Nanni Galli (con actualizaciones) y el otro para Derek Bell. El británico quedó último en la clasificación y no fue admitido para la carrera, mientras que el italiano sí fue parte de la carrera, pero se retiró tras solamente dar seis giros, por rotura de motor. La temporada cerraba con dos carreras en el continente americano, y el equipo marchó hacia allí con Derek Bell. En Canadá fue el peor de la clasificación y no fue parte de la carrera, y en Estados Unidos clasificó 30 de 32 y abandonó el Gran Premio tras ocho vueltas nuevamente por culpa del motor.
Como veréis, los resultados de la primera temporada de Tecno fueron decepcionantes y se necesitaba con urgencia mejorar ese coche. Tras un año complicado por la inexperiencia, el neozelandés Chris Amon cae del cielo en el equipo y crecen las ilusiones de cara a la próxima temporada. Amon era un destacado, y desafortunado, piloto que se encontraba libre tras ser echado a último momento de March.
En realidad, quien llamó a Amon fue el conde Rossi, ya que los hermanos Pederzani querían a Regazzoni. Pero la última palabra fue de quien ponía el dinero. Y este no fue el único conflicto entre los Pederzani y Rossi. El conde sentía que para que el equipo diera el necesario salto de rendimiento, tenía que contratar él mismo a nuevo personal. Y así, David York se convirtió en el director del equipo y Gordon Fowell en el nuevo diseñador. Los Pederzani, por su parte, ordenaron a Fowell a crear un nuevo monoplaza, tal vez para quitárselo de encima, y contrataron a Alan McCall para actualizar el PA123.
Y así, culpa de esta división interna, el equipo recién aparece en la quinta carrera de la temporada 1973, en Zolder. Amon tuvo que elegir entre el renovado PA123/6 de la facción directiva y el nuevo E731 de la facción Martini, y se decantó por la primera opción. El día sábado, el neozelandés tuvo una destacable clasificación al quedar 15 de 23, a poco más de dos segundos del mejor registro. Mientras que el domingo, aprovechó un gran número de abandonos y problemas de los rivales, y su talento personal, para alcanzar la zona de puntos y finalizar en una destacable sexta posición. Era la primera vez que Tecno sumaba puntos en la Fórmula 1 y, adelanto, fue la última.
La inevitable caída
El sexto puesto en Zolder fue solo un espejismo. El coche seguía siendo malo y, peor aún, el equipo no solucionaba sus conflictos puertas adentro. Chris Amon vuelve a subirse al coche en tres carreras más, en Mónaco, Silverstone y Zandvoort, y en todas se debe retirar temprano por fallas. La presión de Rossi llevó a que Amon se subiera al monoplaza E731 en alguna que otra sesión, pero el piloto nunca estuvo conforme con el rendimiento y este coche nunca fue utilizado en carrera.
En Austria, varios motores rotos impidieron a Amon poner el coche en la parrilla de salida, y en Italia todo terminaría de explotar dentro del equipo. Amon estaba listo para clasificar cuando fue notificado de que había sido excluido de la sesión, y por lo tanto, no podía ser parte del Gran Premio. ¿La razón? Era demasiado lento y peligroso para el resto de competidores. Allí, una pieza tras otra, fueron cayendo. Amon se fue, Rossi también, y los hermanos Pederzani, tras haber sido el hazmerreír en su carrera de casa, se marcharon de la Fórmula 1 y del automovilismo jurando nunca volver. Así, un equipo que llegó a la categoría reina del automovilismo de forma notable tuvo una estadía muy corta debido a problemas internos que nunca solucionaron y pusieron fin a la marca.
Aquí se puede pensar si tal vez su ascenso a la Fórmula 1 no fue demasiado rápido y esto no permitió al equipo formar una base sólida de personal, económica y de gestión, lo que llevó a su desaparición final. A posteriori, también se puede afirmar que optar por un motor Ford Cosworth era la mejor opción. Pero la historia es la que es y nadie puede desmerecer lo hecho por este pequeño equipo italiano.
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