A nadie se le escapa que el Porsche 911 es uno de los coches más valorados, deseados y respetados del mundo. Quienes lo han conducido hablan maravillas del mítico “nueveonce” y quien no ha podido ponerse a sus mandos, pues simplemente sueña con poder, al menos, sentarse al volante de uno de ellos. Lo más llamativo del 911, es que no importa la época de fabricación del modelo, cualquier Porsche 911 es un objeto de deseo, aunque como en todas las cosas, siempre hay un favorito y por lo general suele ser la generación 993, el último Porsche 911 con propulsor refrigerado por aire.
La pasión por el modelo alemán ha provocado que, además, sea uno de los coches más empleados para los restomod. A todos nos vienen a la menta las creaciones de Singer Vehicles Design, pero no podemos olvidar las locuras creadas por Akira Nakai, el alma matter de Rauh-Welt Begriff (más conocidos simplemente como RWB), los brutales trabajos de Gunther Werks o el cuidado por mantener la esencia de Autoart. Cada uno de estos nombres son una oda al modelo alemán, que se ven acompañados por Tuthill, una empresa que ha mostrado uno de los restomod más espectaculares de cuantos hay sobre base Porsche 911. Pero no es espectacular por imagen, pues mantiene fielmente el diseño original del modelo, sino por sus características.
Bajo la denominación de Tuthill 911K, este especialista ha puesto en circulación un coche cuyo motor, un seis cilindros boxer, promete subir hasta nada menos que 11.000 revoluciones. Hablamos de una cifra más propia de una moto o de un coche de competición, también es equiparable los Honda altamente modificados que hay por Japón. Sirva de ejemplo que suponen 1.700 revoluciones más que el Singer DLS (el motor creado junto a Williams Engineering) y solo 100 revoluciones por debajo del V12 Cosworth que da vida al Aston Martin Valkyrie. No obstante, ninguno de los coches mencionados puede plantar cara en cuanto a peso, pues el Tuthill 911K solo pesa 850 kilos en orden de marcha (con todos los fluidos).
Fibra de carbono como para dar envidia a un ingeniero de Fórmula 1
Por lo general, un restomod es una, por así decirlo, una “restauración modificada”, básicamente, se trata de una restauración durante la cual, se sustituyen algunos elementos por componentes más modernos. El caso es que, últimamente, los restomod van mucho más allá y cambian casi por completo el coche. En el caso del Tuthill 911K, nuestro protagonista, se sustituye el techo, las puertas, los panales traseros de la carrocería, los capós delantero y trasero, el mamparo trasero y los huecos de los asientos, por elementos fabricados con fibra de carbono. A eso, hay que sumarle que algunas piezas del chasis se ha rehecho de nuevo empleando titanio
Colgado tras el eje trasero, un bloque de seis cilindros de 3,2 litros del que no se han dado muchos detalles, pero sabiendo que es capaz de girar a 11.000 revoluciones, es evidente que de serie no está precisamente. Las culatas son de cuatro válvulas y prescinde, como cabe esperar, de cualquier tipo de sobrealimentación. La admisión se fabrica con fibra de carbono y la caja de cambios, manual de seis relaciones, tiene carcasa de magnesio (es la 915K). Todo el cableado es nuevo, obra de Tuthill al completo, al igual que el sistema de refrigeración. No hay datos en cuanto a potencia, pero se espera que no baje de 350 CV.
No acaba aquí la cosa, porque la suspensión, por ejemplo, tiene barras estabilizadoras de titanio, los frenos son cerámicos (con freno de estacionamiento hidráulico) y las llantas, de diseño imitando a las míticas Fuchs, también se fabrican con fibra de carbono.
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