Durante este pasado 2022, el carrocero italiano Zagato volvió a sorprender a sus seguidores con el diseño del Mostro Barchetta, un modelo presentado con motivo del Concurso d’elegancia Villa d’Este con el que la firma de diseño afincada en Módena retomaba su colaboración con Maserati.
El Mostro Barchetta es un modelo que nace claramente inspirado en las prestigiosas barchettas destinadas al mundo de la competición que tantos éxitos proporcionaron a Maserati durante la década de los años 50 del pasado siglo. Las líneas maestras del mismo definen casi con total perfección la silueta del modelo al tiempo que facilitan apreciar la gran ligereza de su construcción, un factor que ha sido especialmente cuidado tanto por los diseñadores como por los ingenieros del estudio de diseño de Zagato para evitar que el coche superase el total de 1.200 kg definido para el coche desde el inicio del proyecto.
Además, desde ese mismo momento también se planteó que, entre los detalles más significativos tecnológicamente hablando se encontraría una práctica total ausencia de controles de tracción y sistemas electrónicos de ayuda a la conducción presentes a bordo del coche; toda una demostración de las intenciones de los técnicos, ingenieros y diseñadores del coche para poner de relevancia la importancia del piloto a la hora de controlar el manejo del coche para extraer de él todo el rendimiento posible.
Los ingenieros y técnicos de Zagato se han esforzado por conseguir un óptimo reparto de pesos en el Mostro Barchetta. Sus trabajos en este sentido han tenido un completo éxito, dado que se ha alcanzado una perfecta distribución del mismo (50/50 entre ambos ejes) lo que sin duda permitirá obtener el mejor rendimiento posible del Mostro Zagato 2022 en sus pruebas de rendimiento tanto sobre las pistas de los circuitos de competición como a la hora de buscar su mejor desempeño sobre el asfalto de cualquier carretera abierta a tráfico.
El Mostro Barchetta 2022 de Zagato ya forma parte de la oferta de modelos contemporáneos creados por la firma del diseñador italiano con sede en Milán. Su diseños es una evolución natural del que en su día mostraba el Mostro Zagato Coupé Powered by Maserati que la marca del tridente dio a conocer en 2015, el cual a su vez estaba claramente inspirado en el del Maserati 450 S Coupe “un coche tan hermoso como un monstruo“, tal y como en su día lo definiera Stirling Moss cuando le entregaron el vehículo resultante del diseño elaborado específicamente por Fran Costin para él y con el que competiría en las 24 horas de Le Mans de 1957.
Por aquel entonces, la marca del tridente pasaba por sus mejores momentos. Entre los avanzados diseños que el fabricante de Módena ofrecía se encontraban entre otros unas barquettas de auténtico infarto con las que la marca dominó en aquellos años el panorama deportivo internacional. Coches que fueron conducidos al éxito por pilotos de la época cuyos nombres y gestas deportivas aún hoy permanecen en la memoria de los aficionados al automovilismo: Juan Manuel Fangio, Stirling Moss, etc.
Precisamente, para convencer a este último de que tomara parte en las 24 horas de Le Mans de 1957, Maserati no dudó en ofrecer al brillante piloto inglés —el auténtico rey sin corona de todos los tiempos en el automovilismo mundial— cuanto fuera necesario con tal de sentarle al volante de uno de sus coches. Maserati quería a toda costa al inglés sentado en un coche con el tridente en su frontal en la línea de salida de La Sarthe de aquel año. Un objetivo que logró, aunque si bien no a costa de ofrecer grandes cantidades de dinero, sino de cuanto Moss pudiera desear para su coche,… aunque con desastrosos resultados..
Por petición expresa de Moss, Maserati contrató los servicios del Adrian Newey de la época, un brillante experto en aerodinámica y diseño de automóviles de competición llamado Frank Costin, cuyos amplios conocimientos basados en el mundo de la aviación le habían llevado a obtener grandes éxitos y notoria fama con díseños como los del Lotus 8 o los de los Vanwall que triunfaron en el GP de Fórmula de 1 de 1956.
Teóricamente, la fórmula elegida resultaba adecuada para obtener no sólo un vehículo hermoso y bien concebido, también un coche ganador y un prestigioso piloto capaz de llevar a la línea de meta al vehículo. Sin embargo, a la postre el concepto resultó un auténtico desastre, pues la urgencia con la que el proyecto se elaboró y los cortos espacios de tiempo disponibles para el desarrollo y realización del mismo proyecto provocarían claramente el total fracaso que el mismo supuso.
La realidad es que Costin apenas dispuso de tiempo para poder realizarlo. Básicamente, tuvo que diseñar el coche en los ratos libres de los que disponía al margen de su trabajo habitual. El diseñador inglés elaboró los planos originales del modelo en el comedor de su residencia particular sin disponer de ningún tipo de estudio previo de los mismos, o referencias de ningún tipo elaboradas a escala. Tampoco pudo aprovechar estudios elaborados en el túnel del viento para obtener referencias más precisas que permitieran afinar el resultado de sus diseños.
Los trabajos de Costin, elaborados en función de su propia experiencia y completamente a ojo, no resultaban en absoluto descabellados. Sin embargo, para cuando terminó con ellos, los plazos y datos con los que contaban los miembros del equipo de diseño de Zagato para elaborar el coche, resultaban por completo exiguos y extremadamente cortos para poder desarrollar un modelo con totales garantías para su participación con éxito en una prueba tan dura y exigente como son las 24 horas de Le Mans.
Desde sus inicios, el proyecto estaba avocado al fracaso, como así resulto ser. Pese a la brillantez de Costin como ingeniero, durante el proceso de desarrollo del coche y de la interpretación de sus planos y dibujos se fraguó con numerosos errores debido a la escasez de tiempo disponible y a las prisas y urgencias por tener el coche listo para tomar parte en la parrilla de salida de aque año en ell circuito de La Sarthe.
Errores como el de tener a última hora que transformar un modelo concebido por Costin como un coupé cerrado en una barquetta abierta para satisfacer así las demandas de los dirigentes de Maserati, quienes por aquel entonces pensaban (y no sin cierta razón dados los éxitos que en aquella época obtenía la marca con este tipo de vehículos) que las carrocerías sin techo resultaban mucho más adecuadas para participar en las competiciones.
No fue el único fallo cometido. Los directivos de Maserati y de Zagato no comunicaron con tiempo suficiente a los responsables del estudio y equipo de desarrollo el coche las labores a realizar. Por tanto, los planos y diseños de Costin no fueron trabajados y retocados adecuadamente por ellos, y tuvieron que trabajar sobre ellos sin la adecuada conversión a las realidades de sus capacidades constructivas y sin el tiempo necesario de estudio para ello.
Además, tampoco tuvieron tiempo de realizar pruebas de ningún tipo que permitieran verificar cálculos o alcanzar una óptima puesta a punto para la carrera. El resultado fue claramente un desastre. El coche se pudo terminar apenas unos días antes de celebrarse la mítica prueba de las 24 horas en el circuito de La Sarthe, y ni Moss ni Costin pudieron ver el coche hasta dos días antes de la salida.
Ambos dieron rápidamente su parecer. Desde que la primera mirada de Stirling Moss se posó en él coche, este ya le pareció un vehículo “horrendo e ingobernable, un auténtico monstruo”. Para Costin, el resultado fue semejante. El diseñador británico definió el resultado final alcanzado como “una mujer fatal, preciosa a la vista pero con un terrible interior”. Lo pero es que ninguno de los dos andaba muy equivocado.
Además, los ingenieros y mecánicos que construyeron el coche cometieron importantes errores durante la producción del mismo. Situaron la ubicación de un importante conducto de ventilación del motor en una posición diferente a la definida en los diseños originales de Costin, lo que hacía que este fuera ubicado justo bajo los pies del piloto. Esto provocaba la continua sensación de conducir durante la carrera de resistencia prácticamente “sobre la boca de un volcán” , con el consiguiente desgaste que ello suponía para el piloto. Además, la nueva ubicación impedía por completo que el motor alcanzara la adecuada ventilación y con ello que pudiera disipar el enorme calor que se producía durante la carrera.
El resultado de todo ello es que los carburadores del potente bloque de 8 cilindros en V de 420 CV que montaba el coche se asfixiaban por completo cuando se les hacía trabajar exigentemente a ritmos de competición por encima de las 6.200 rpm,. Y más aún que se pudieran alcanzara las 7.000 rpm previstas inicialmente en los planos del proyecto. Esto forzó a los mecánicos a tener que abrir directamente en boxes numerosos “agujeros” en la carrocería con el fin de que el motor pudiera “respirar” de manera adecuada. De poco valíó la solución de emergencia adoptada, dado que bajo semejante panorama resultaba prácticamente imposible que el coche fuera capaz de superar los 320 km/h, tal y como se había aprobado en el concepto inicial .
Por otra parte, en Zagato los ingenieros tampoco habían realizado su trabajo debidamente. La carrocería no estaba correctamente ensamblada en distintas partes del vehículo, lo que impedía prácticamente por completo aprovechar de manera adecuada el efecto suelo que el diseño original de Costin debería haber sido capaz de generar. Para muchos fueron las prisas y el corto espacio de tiempo disponible los que provocaron tal desastre, mientras que algunos malpensados eran de la opinión que toda la situación respondía a una “venganza” de los ingenieros de Zagato por haberle dado el proyecto a un técnico inglés ajeno por completo al equipo de diseño del estudio de diseño de Milán.
Así las cosas, antes de tomar la salida, el propio Stirling Moss ya muy consciente de que sus posibilidades de obtener un buen resultado eran completamente nulas, como así fue. La pericia y conocimientos de Moss permitieron que el “Monstruo” se mantuviera poco más de 38 vueltas en activo durante la carrera. Lo hizo experimentando notables vibraciones en todo momento, al tiempo que soportando el hedor a goma y plástico quemados que procedía del vano motor, donde un manguito de aceite iba consumiéndose poco a poco hasta que finalmente reventó por completo. Una vez reparado, el coche volvió a la pista, hasta que finalmente el eje trasero se rompió por culpa de las vibraciones que el coche producía, provocando su abandono definitivo antes del final de la carrera.
Aquel Maserati 420 S Zagato terminaría sus días abandonado en un rincón de la nave en la que la marca del tridente almacenaba sus vehículos fallidos. Allí permaneció largos años hasta que unos aficionados norteamericanos se apercibieron de su presencia y lo adquirieron con su carrocería despojada de numerosos elementos, al igual que carente tanto del motor como de neumáticos. Lo arreglaron, pero apenas un año mas tarde se deshicieron de coche por completo. Desde entonces, ha pasado por números propietarios y sido objeto de un fuerte maltrato hasta que hace aproximadamente quince años cayo en buenas manos y su propietario le dedicó el tiempo y el cariño adecuados para proporcionarle buenos cuidados y una completa restauración que prácticamente aún hoy le mantiene en su estado original.
Ahora, y tras el reciente Alfa Romero Giulia SWB que os mostrábamos hace unas fechas, el carrocero milanés ha mostrado a finales del pasado año 2022, el Mostro Barchetta Zagato powered Maserati, con el que Zagato continúa la colaboración que ambas marcas dieron comienzo a inicios de la década de los años 30 del pasado siglo con el Maserati 8C 2500 Sport Zagato.
El diseño del nuevo Mostro Barchetta se inspira directamente en el del roadster biplaza que dio origen a la barchetta que venimos comentado, aquella que Sir Stirling Moss calificó como monstruosa en 1952 nada más ver el coche, y que además es la evolución sin techo del modelo coupé que Zagato y Maserati mostraron conjuntamente en el Concurso de Elegancia de Villa d’Este durante el verano de 2015.
Los estilistas de Zagato han buscado ante todo dotar al coche de un diseño altamente emocional, algo que sin duda alguna y a la vista de las fotos que acompañan a esté reportaje han conseguido claramente.
El diseño del nuevo Mostro actual surge de los pinceles de Norihiko Harada, actual vicepresidente de Diseño en la firma del carrocero milanés. Sus dimensiones han sido especialmente cuidadas para asemejarse lo más posible a las de las míticas barchettas de la marca del tridente de los años 50, de las que retoma su concepto roadster con dos únicos asientos abordo y un corto y envolvente parabrisas —elaborado en material composite— que recuerda al que habitualmente utilizan las embarcaciones náuticas de competición.
Para el desarrollo del Mostro, los ingenieros de Zagato han partido de un chasis monocasco (monocell) elaborado en fibra de carbono en combinación con un subchasis trasero de acero donde van instalados el depósito de combustible, el sistema de escape el diferencial antes mencionado y la suspensión trasera.
Para impulsar al nuevo Mostro, los ingenieros de Maserati han optado por dos posibles bloques. De un lado, el ya conocido y potente V8 atmosférico de 4,2 litros de capacidad y 420 Cv de la marca y, de otro, el nuevo motor de 6 cilindros en V de la recién estrenada familia Nettuno que se ha dado a conocer sobre la base del deportivo MC20 de Maserati, que entrega unos nada despreciables 630 CV y que sin duda contribuirá a aportar un excelente rendimiento al modelo, aunque desconocemos por completo las prestaciones que este alcanza dado que no han sido comunicadas.
Ambos motores se entregan acoplados a sendas transmisiones manuales de seis relaciones de marcha que se acoplan en la zona anterior del bloque, tal y como se suele hacer en los modelos destinados al mundo de la competición. Y para detener el coche, los ingenieros han incorporado un potente equipo de frenos dotado con discos de gran tamaño en las cuatro ruedas y pinzas AP Racing de competición, de seis pistones en las ruedas del eje anterior y de cuatro en las del posterior, que quedan bastante ocultas tras las llantas de aleación de 19 pulgadas con anclajes de tuerca central. El coche está equipado con neumáticos en medida 255/40 R19 en el eje delantero y 295/35 R19 en el trasero.
Por el momento, únicamente está previsto que se vayan a producir cinco unidades super exclusivas del Mostro Barchetta, que serán entregadas directamente a reputados coleccionistas de modelos del diseñador milanés en Europa, Suiza, Japón y Oriente Medio. Dada la exigua producción que Maserati y Zagato van a realizar del coche y las amplias capacidades de personalización que se les han ofrecido a sus propietarios, los precios de cada una de ellas no han sido comunicados, pues todas resultan prácticamente diferentes entre sí en cuanto a acabado y terminación y cuentan con elementos de capricho instalados a bordo en consonancia con la capacidad adquisitiva y el tamaño de la cartera de sus propietarios.
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